Este miércoles 29, escuchábamos, las apreciaciones del dirigente sindical, Carlos López, CBST, quien explicaba lo que venían haciendo desde la Central Socialista de los Trabajadores y Trabajadoras. Refería, que venían recogiendo opiniones de centrales sindicales en relación al tema: Salario. Según, C. Marx: "…el valor de la fuerza de trabajo se determina por el valor de los artículos de primera necesidad exigidos para producir, desarrollar, mantener y perpetuar la fuerza de trabajo." (Salario, Precio y Ganancia, C. Marx, 1865). Esa definición, la interpretó el constituyentista venezolano, plasmándola en la Carta Magna, en los siguientes términos: "Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales…" (CRBV, Art. 91). El Comandante Hugo Chávez, tenía una muy peculiar manera de interpretar el texto Constitucional, y, al momento de incrementar los Salarios Mínimos, acotaba en los Considerandos que acompañaban sus Decretos Presidenciales, con los siguientes: "Considerando: Que es obligación del Estado, garantizar el derecho del trabajador y de la trabajadora a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales, siendo una parte del logro de la mayor suma de felicidad posible que el Libertador legó como objetivo de la Nación,…Considerando: Que la República Bolivariana de Venezuela ha suscrito y ratificado los convenios números 26,95 y 100 de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), relativos al establecimiento de métodos para la fijación de salarios mínimos, a la protección del salario y a la igualdad de la remuneración entre la mano de obra femenina y masculina por un trabajo de igual valor, respectivamente,…Considerando: Que debe mantenerse, para cumplir con el compromiso democrático, la igualdad, la política de recuperación sostenida del poder adquisitivo de la población venezolana, así como la dignificación de la remuneración del trabajo, y, de igual manera, el desarrollo de un modelo productivo endógeno, capaz de generar empleos estables y de calidad…" Considerandos todos, que integrados, formaban parte de una verdadera Política Salarial, auténticamente revolucionaria. El Comandante Chávez, siempre mantuvo el criterio que los aumentos del Salario Mínimo Nacional, se mantuvieran por encima de la tasa de inflación, y para ello, siempre mantuvo una política de vigilancia estricta del valor real de la moneda nacional, protegiéndola. En momentos, como en 2008, que la canalla imperialista atacó al Bolívar, procurando su devaluación, mediante las alzadas del dólar imperial, Chávez, intervino oportunamente y procedió a revaluar al Bolívar, eliminándole tres ceros; con lo cual, de un valor de mercado de 2.150 bolívares por dólar pasó a costar: 2,15 bolívares por dólar.
La Política Salarial de la Revolución Bolivariana, era el orgullo del Comandante Chávez. A punto, que él mismo se reservaba para sí, todo tipo de anuncio que tuviera que ver con los salarios. 2012, fue un año de un alto valor significativo para Chávez. Ese año, anunció al mundo: "Mañana entra en vigencia un nuevo incremento del salario mínimo, que nos coloca en el primer lugar en América Latina". Enfatizando, que: "Está muy por encima de la inflación de este año, que ya rompió el piso del 20% y todo eso va a seguir incrementando el llamado poder adquisitivo del trabajador". Vaya orgullo, el que sentía Chávez, cada vez que tomaba medidas para beneficio de la clase trabajadora. Alcanzaba, con ese ajuste, comparativamente, en términos de divisa internacional, los 476 dólares, con una inflación acumulada entre julio del año 2011 y julio 2012, del 19,4 por ciento. Chávez, siempre hacía el comparativo con los años de la funesta cuarta república: "(En 1996) el salario mínimo venezolano llegó a ser de 36 dólares (26,45 euros), de los más bajos del mundo, casi un dólar diario"… "Venía bajando vertiginosamente desde 1992 que eran 132 dólares (97 euros), bajó a 101 dólares (74,22 euros) en 1994. Esos fueron los años de la masacre contra el pueblo", insistió Chávez quien afirmó que a través de la Revolución, tras su llegada al poder en 1998, el salario mínimo alcanzó los 118 dólares (86,75 euros), en 2003 subió a 154 dólares (113,22 euros) "con el sabotaje petrolero" y en 2005, ascendió hasta los 192 dólares (141,15 euros), hasta alcanzar en 2012, los 476 dólares. Sin dudas, un modelo de Política Salarial de alcance mundial, que colocaba a la Revolución Bolivariana en el ojo del huracán. Lo mismo hizo Evo, al colocar la economía boliviana a la vanguardia en la región, en crecimiento económico en el período 2005-2012, período en el cual, la Revolución Boliviana, según fuentes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), logró reducir la pobreza extrema de un 24,3 por ciento a un 12,2 por ciento, la mayor en la región durante ese período. Tamaño ejemplo, era inviable de aceptar por parte de un imperialismo que realzaba al modelo neoliberal chileno, como el "oasis" de la región. Bolivia, era una piedrita en el zapato imperial que debía ser desterrada de su mal llamado "Patio trasero". El "mal ejemplo", pues el modelo económico que encarnaba Evo, al igual que Chávez, era contrario al modelo neoliberal promovido por el imperialismo para esta región del planeta. A Chávez, luego Maduro, le han propiciado infinidad de modalidades de intentonas de golpes de Estado. A Evo, solo bastó un proceso electoral para convertirlo en un triunfal golpe de Estado, dirigido y modelado por Luis Almagro, desde la OEA.
Durante los años de Chávez, en dos mil por ciento aumentaron los salarios, hasta convertirlo en el más alto de la región. A diferencia del Comandante Chávez, el hno. Maduro, ha incrementado en muchísimas más oportunidades que Chávez, (21 aumentos del salario mínimo con Chávez, y 29 en las dos presidencias de Nicolás Maduro) con el resultado, que esos muchísimos más ajustes salariales, lejos de incrementar el Salario en términos reales, lo que han logrado –gracias a la inflación inducida, mediante el ataque a la moneda- fue reducir a los mismos, a los niveles de la cuarta república. Al punto, que la propia clase obrera cada vez que se habla de ajuste salarial, tiende a rechazarlo. ¿Síntoma de ingenuidad económica?
¿Cuáles son las causas que generan tal rechazo? Lo primero a señalar, es que el punto de inflexión entre ambas políticas salariales, Chávez-Maduro, debe ubicarse en la declaratoria de Venezuela: "como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de EEUU", Orden Ejecutiva de Barack Obama, en 2015. Con ello, se oficializaba la guerra permanente que, desde entonces, han mantenido las Administraciones de Obama y Trump, contra Venezuela, en el claro propósito de lograr el anunciado "cambio de régimen". Una vez, que el imperialismo se percata que por las vías democráticas se les hace cuesta arriba derrotar a la Revolución Bolivariana, Obama, inicia una estrategia de caos constructivo, que abarcó diversas modalidades de guerra (psicológica, mediática, financiera, petrolera, entre otras). Con Trump, llega a su clímax esa política imperial. El bloqueo financiero y la agresión permanente contra la economía venezolana, propiciando su caos, van procurando aislarla de los circuitos financieros internacionales. Mientras, a lo interno, la burguesía criolla en conchupancia con la oligarquía colombiana, actúan como correas de transmisión de esa política desestabilizadora de la economía nacional, propiciando –como lo lograron- el desmontaje de las políticas bolivarianas –previamente- asumidas por Chávez. Debe destacarse, que entre las políticas imperiales que les han resultado más eficientes, en el logro de sus propósitos desestabilizadores, está el ataque al Bolívar, como uno de los principales instrumentos políticos de destrucción de la economía nacional. "Hoy una persona puede volverse rica o pobre sin mover Un dedo, sin que medie un acontecimiento natural, sin dar nada a nadie, sin robar cosa alguna. Las fluctuaciones de los precios, son movimientos secretos dirigidos por un agente invisible que se mueve a espaldas de la sociedad, provocando cambios constantes en la distribución de la riqueza social. Observamos este movimiento así como leemos la presión en un barómetro, la temperatura en un termómetro. Y sin embargo los precios de las mercancías, con sus fluctuaciones, son asuntos evidentemente humanos, acá no hay magia negra. Nadie sino el hombre, con sus propias manos, produce estas mercancías y fija los precios…" (¿Qué es la economía?, Rosa Luxemburgo). A medias, ha logrado el Presidente Maduro, neutralizar dichos ataques, en cuanto a que no han logrado conseguir su claro propósito de derrocar al Presidente Maduro; pero, cuyos devastadores efectos, los recibe la clase trabajadora, pensionados y clase media, en la reducción de sus ingresos. Mientras, que la burguesía nacional recibe con aliento y esperanza, dichos ataques, desde el exterior, que repercuten en el incremento de sus tasas de ganancias. El resultado final: una burguesía cada vez más buchona y una clase trabajadora, y pensionados, cada vez más empobrecidos, molestos con su Gobierno a quien reclaman se actúe contra los cárteles del dólar, que actúan –impunemente- contra la nación y el pueblo venezolano.
Está más que cantado, que se viene una acentuación de la guerra económica contra Venezuela, con miras a garantizarle a la oposición pro-estadounidense una representación parlamentaria, suficiente en la Asamblea Nacional, que garantice los intereses de EEUU, en Venezuela. En los años de 2015-2016 y 2017, la guerra económica, se concentró en generar escasez de alimentos y medicinas, especulación e inflación. En 2020, todo indica, que se van a afincar en propiciar la especulación, por ende, inflación; para generar descontentos en la población y minar la base de apoyo de la Revolución Bolivariana, tal cual hicieron en 2015. Ya lo están aplicando, de hecho. El ejemplo del pago del bono vacacional, en la Administración Pública, es elocuente. A solo un genio, se le ocurriría fraccionar tal pago en dos partes, violentando la LOTTT. ¿Estupidez económica? Tal vez. En conocimiento de eso, se activó desde EEUU, ipso facto, una "corrida" cambiaria que incrementó el valor del dólar paralelo, con relación al bolívar, que alcanzó el pico de los 300 mil Bs por dólar. Por supuesto, los precios se fueron al alza. De allí, no van a bajar. En Venezuela, no aplica la ley de la gravedad. Ahora, cuando los trabajadores públicos cobren su segunda porción del bono vacacional, cuando mucho, podrán comprar la mitad de los bienes que adquirieron mediante el cobro de su primera porción. La burocracia oficial enchufada, le da largas al pago de dicha 2da porción, disfrutan con eso. Obviamente, ya sabemos quién les rellena sus bolsillos. Por supuesto, siempre consecuentes con el dogma monetarista de restringir masa monetaria. Esa, será siempre su excusa para ocultar, la verdadera intención de causar molestias entre los trabajadores y trabajadoras públicas.
Esta "corrida" cambiaria, ha propiciado el malestar general en la población, a tal punto que ha despertado el debate económico, que parecía ocultado por la pandemia por Covid-19. La vida, por encima de la economía. El debate conduce a un consenso, pudiéramos llamarlo de esa manera, sobre lo oportuno que sería un ajuste salarial para recomponer el malogrado poder adquisitivo de la clase trabajadora y las pensiones. El camarada Carlos López, en el programa radial, se inclinaba por un ajuste no monetario, refería que los Clap deberían incrementar su rutina de llegada a los hogares de la familia trabajadora venezolana a dos o tres veces por mes. Con un incremento sustancial de los alimentos que le integran, y añadido de proteínas. Pero, siempre hay un pero, cuando nos referimos a la dirigencia sindical bolivariana, y qué hacemos con la devaluación de los salarios? Pascualina Curcio, no se va por las ramas y propone un ajuste sustancial del salario, que lo recomponga. Pero, cuánto sobreviviría, tamaño ajuste, en la tesorería de la familia trabajadora venezolana? Sabemos, que de inmediato, se activarán los mecanismos –devaluacionistas- para recuperar con la mano derecha lo otorgado con la izquierda. El ataque a la moneda, se activará con mayor virulencia, en una especie de castigo colectivo por parte de la burguesía y el imperialismo. Algo así, como para que no les queden más ganas de pedir aumentos de salarios.
Obviamente, los Salarios, se han convertido en un problema estructural de la formación capitalista venezolana, que requiere de soluciones –igualmente- estructurales. Asimismo, es urgente recuperar al Bolívar, como moneda nacional. Decía, Mao: "En la historia de la humanidad, toda fuerza reaccionaria a punto de perecer se lanza invariablemente a una última y desesperada embestida contra las fuerzas revolucionarias; a menudo, algunos revolucionarios se dejan engañar durante cierto tiempo por este poderío aparente que encubre las entrañas podridas, y no logran ver el hecho esencial de que el enemigo se aproxima a su fin, en tanto que ellos mismos se acercan a la victoria."(El punto de viraje en la Segunda Guerra Mundial (12 de octubre de 1942), Obras Escogidas, t. III.). Somos de quienes consideran, que estamos ya en ese punto de quiebre. Que llegó la hora del Petro, de la moneda digital venezolana. Por ello, hemos propuesto un reseteo del Petro para avanzar hacia el Bolívar digital, a la par del Petro, en relación 1:1. Respaldado en el Oro venezolano. Ello, permitiría renovar la esperanza de avanzar hacia la anhelada prosperidad; tantas veces anunciada, tanto, que desapareció del discurso del hno. Presidente Maduro. Hora de retomarlo ¡Que no se pierda la esperanza!
Postscriptum: Enero 2020, el hno. Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presentó el Balance anual del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a través de los medios de comunicación. Autocríticamente, señaló, que debían lograr mayor celeridad en la toma de decisiones en la gestión del gobierno revolucionario, colocaba como ejemplo, el tema del incremento salarial en el sector presupuestado, una medida que -a su juicio- demoró mucho en asumirse. Decía, Díaz-Canel: "Nos pasamos la vida discutiendo cuál era el mejor momento para hacerlo y repetíamos un discurso que no convencía a nadie. Una de las cosas que estamos llamados en el plan de 2020, es el de destrabar la economía de este país". Enfatizando, Díaz-Canel: "No podemos permitir que si el sector estatal es el que más aporta a la dinámica económica del país, sea donde el factor salario se mueva más lento. El sector privado, resuelve ese asunto bien rápido, entonces, nuestra dinámica es de burocracia, hacemos muchos análisis y aunque tenemos muchos criterios no concretamos las cosas". Concluía, Díaz-Canel: "Queremos y necesitamos un ministerio de trabajo sin trabas…" No necesitará de lo mismo, la Revolución Bolivariana, un ministerio que reivindique el factor Trabajo, más dinámico, y que elabore una Política Salarial que no dependa del dogma monetarista neoliberal, y se reoriente por los caminos recorridos por el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y la Constitución Bolivariana, que retome su legado…
Caracas, 30-07-2020