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Trasmito de todo corazón estos consejos a la oposición y lo hago de la manera más equilibrada y formal, sin pasión alguna, como si fuera un militante más de sus aspiraciones. Primero, tuvieron ustedes, señores de la oposición (y tienen), mucha gente que deposita y ha depositado en ustedes la esperanza de que el país "vuelva a ser feliz como cuando lo éramos y no lo sabíamos…". Pero para volver a ese país tendrían que resucitar a un mundo que ya está en el infierno y sin posibilidad de ser rescatado, véanlo bien: a la CTV con todos sus viejos cuadros y luego tendrían con ella que hacerla congeniar (como ocurría) con la maquinaria rapaz de Fedecámaras que ya no quiere invertir en el país. Y si llegasen a recibir lo que aspiran del FMI: 500 mil millones de dólares, ustedes mismos saben que ningún poder de la tierra podría impedir que ese dinero se lo roben y descuarticen en menos de un año. Ya explicaré por qué.
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Los Think Tank de la derecha venezolana (tipos como, por ejemplo, Moisés Naim o Ricardo Haussman) establecidos en Estados Unidos y Europa, ya no querrán regresar a la lucha política interna, desarraigados, sin voz para imponer sus ideas o programas, y decepcionados de sus propios conmilitantes de partidos como se encuentran.
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Hay una evidencia que estremece a la oposición: CADA CUAL QUIERE COGER POR SU LADO. No se entienden ni nunca se han entendido, y todos se ven con recelo, y apenas uno coge cancha ya lo están destrozando a lo interno. De manera que no se pue construir alianzas si no hay respeto, confianza ni seriedad. No podrían, por lo tanto, hacer gobierno, y de lograr formar uno sería para alentar conspiraciones, zancadillas, traiciones, escarnios, conjuras y golpes de estado por doquier.
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Porque el problema más terrible y atroz que sufre la oposición es la naturaleza sobre la cual está formada sus líderes, su pensamiento, su sentido del éxito, de la seguridad económica personal y del bienestar. En la oposición se lucha por el poder para luego cada cual arreglarse, para imponer cada cual su parcela, para ser alguien en las altas esferas de la vida social; para acaparar los dones de la tierra y sobre todo para tener un nivel de vida dispendioso para sí y los suyos. Tener en abundancia de lo bueno y de lo caro sin importarle para nada los de abajo. Y por esta razón hemos visto como todo el tren ejecutivo de don Juan Guaidó acabó en robos, locuras, estafas, líos de burdeles y farras por doquier. Es imposible ser de derecha y a la vez honrado. Esto lo ha demostrado plenamente la filosofía sensual y materialista que en su tiempo (siglo XIX) puso en boga don Jeremías Benthan.
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La oposición ha ido perdiendo la visión política del país, y para sobrevivir ha apoyado todo lo que decide Estados Unidos, perdiendo la acción propia, la voz y hasta el voto. Se han venido dando cuenta los líderes opositores muy tardíamente que de este modo les sería imposible formar un gobierno nacional. Por eso se les han desmoronado todos los planes y proyectos que han tratado de poner en práctica. Por eso se les desintegró hasta la propia Asamblea Nacional, y por eso no se ponen de acuerdo para ir unidos a unas elecciones. Por eso tienen de jefe político a un inepto como Juan Guaidó. Por eso han demostrado en estos últimos 23 años que no saben ni pueden ser serios frente al chavismo y es por ello es por lo que por todos lados surge la pregunta: ¿Querrá realmente la oposición tomar el poder? ¿Podrá tomarlo?
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Ha sido una total catástrofe para la oposición que la política que quieren poner en práctica entre nosotros tenga que ser decidida toda en Washington. No es Guaidó quién habla sino Trump, o el vicepresidente Mike Pence o el jefe del Departamento de Estado Mike Pompeo o el encargado del Gobierno de Estados Unidos (EEUU) para asuntos de Venezuela e Irán, míster Elliott Abrams, y en todos los eventos internos siempre viven atenidos a los que dirá la Casa Blanca, y por eso están moral y políticamente castrados.
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Como se acostumbraron a eso, el dilema es cruel y patético: esperan de EE UU que les resuelvan sus derrotas y desgracias, pero entonces viene Abrams y les echa ese pajón diciéndoles: "… la oposición venezolana debería dejar de esperar soluciones mágicas como una invasión del país norteamericano, y centrarse en unirse contra el presidente Maduro", pero están totalmente incapacitados para hacerlo.
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Lo insólito, terrible, doloroso y trágico es que mientras Estados Unidos le impide a la oposición venezolana jamás decidir sobre nada porque si no los echa a la basura y los destroza como ocurrió con el presidente de la AN Luis Parra, viene míster Abrmas y les dice: "Me parece que están pidiendo un ‘plan B’ mágico que va a resolver todos los problemas de Venezuela. ¿Y quién va a hacer la solución? ¿Los extranjeros que intervienen? No creo". Así les metió hasta la cacha una estocada el señor Abrams.
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Cómo puede aspirar la Casa Blanca que la oposición se una si son ellos los que deciden todo por ella. Escogieron a Guaidó sin consultárselo a nadie, y cuando Luis Parra buscó otro camino lo sancionaron y hasta le quitaron la visa y lo llamaron vendido a los chavistas. El descaro de Abrams llega al colmo de decir: "lo que aspira María Corina no es una respuesta sensata a los problemas que enfrenta Venezuela, ni a la necesidad de que la oposición esté unida".
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Esa es una realidad terrible que la oposición debería pensar, porque casi todos los caminos se le han cerrado, y el tiempo también se les acaba. De corazón se los digo.