El diputado rastrojo Juan Guaidó logró algo inédito en el sistema político venezolano: unir a actores políticos antagónicos, enfrentados y descoordinados frente al proceso electoral parlamentario programado para el 6 de diciembre. Ninguno de los oposicionistas mediática instalados en Miami defiende al diputado rastrojo Juan Guaidó. No encuentro a casi nadie en Venezuela defendiendo al diputado rastrojo Juan Guaidó, a 80 día de las elecciones parlamentarias. Sólo lo defienden algunas autoridades internacionales que ni votan, ni participan en el sistema electoral venezolano, en fin, no inciden en la votación. Por lo tanto, nadie subirá cerros por el diputado rastrojo Juan Guaidó, para ir a convencer a los electores que se abstengan porque "vamos bien": bien bloqueados, bien empobrecidos, bien jodidos, pero tranquilos, que pronto vendrá el cambio. La monarquía Española, no termina de aceptar las elecciones parlamentarias, el lunes pasado la ministra de exteriores Arancha Gonzales Laya dijo: España ve un poco más cercana las elecciones, ha asegurado que respaldará esa opción si se dan los requisitos mínimos.
El 11 de septiembre pasado conmemoramos 47 años del sangriento golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende, y la Unidad Popular en Chile. Con ese golpe de Estado el imperialismo norteamericano y la burguesía chilena no solo destruyeron una experiencia política que trató de construir el socialismo, por la vía de la institucionalidad de la democracia burguesa, sino que implantaron el modelo de la ortodoxia neoliberal a sangre y fuego, por medio de la dictadura fascista que encabezó el general Augusto Pinochet durante 17 años. Modelo económico y político que todavía sufre hoy el pueblo chileno, después de 30 años del retorno a una pretendida democracia, tutelada y represiva.
El imperialismo tiene más de 20 años tratando de destruir la Revolución Bolivariana, aplicando distintas recetas que funcionaron en otros países, incluyendo Chile entre 1970 y 1973, para derrocar los gobiernos del Comandante Supremo Hugo Chávez, primero y del Presidente Obrero Nicolás Maduro, después. Entre el Chile de aquellos tres años en la década del 70 y la Venezuela de los últimos 21 años, hay semejanzas y diferencias. Entre las semejanzas, la más importante es que ambas experiencias nos planteamos construir el socialismo en paz y con democracia, solo que en nuestro caso, trabajamos arduamente para superar la democracia burguesa representativa y construimos una democracia de nuevo tipo: protagónica y participativa, basada en el ejercicio directo del poder por parte del pueblo, para lo cual se ha construido un tejido muy importante de organizaciones del Poder Popular. Las próximas elecciones para elegir la Asamblea Nacional en Venezuela podíamos considerarlas como las más difíciles, por la cantidad de factores que la rodean; más de catorce mil candidatos, más de107 organizaciones y para colmo en medio de una pandemia, un terrible bloqueo y la intención de saboteo de sectores extremistas. Este es el panorama y los obstáculos que tenemos que vencer.
Extraña dictadura la de Venezuela, sin profundizar mucho en el concepto de dictadura tenemos: Régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad. Estado que tiene este régimen político. Chile, en 1973, se convirtió en una dictadura la más sangrienta y criminal del mundo, apoyada por Estados Unidos y el Reino Unido (Londres). El gobierno de la casa blanca apoyada por sus vasallos, haciendo uso de sus corporaciones mediáticas, ha creado una farsa burbuja de mentiras donde se hace creer que en Venezuela gobierna una dictadura, tesis que es contraria a las definiciones académicas histórica. Existe como una afrenta al conocimiento, en la monarquía española, los partidos políticos de derecha que representa el franquismo: PP, Ciudadano y Vox, llaman a la democracia Venezolana dictadura. Que hacemos. Que no aparezcan en esta coyuntura los mata voto.