La opinión de los no indígenas en asuntos internos de los pueblos originarios, hacen tanto daño como quienes siendo indígena, no tienen la formación en la lucha propia de los pueblos y comunidades indígenas. Esto es parte de lo que se debe desmontar desde la estructura social y propia hasta calar en el imaginario colectivo por ser una inminente amenaza en la actualidad.
Existen nuevos métodos de dominio y de colonización para controlar sociedades enteras y los pueblos indígenas no escapamos de esta realidad. Se hace más peligroso el fenómeno social, si el instrumento o herramienta al servicio de los dominadores o imperios, es de adentro. Por años doctrinas religiosas han ingresado a los territorios indígenas, hasta desplazar o intervenir en la cultura originaria que en tiempos determinantes para la patria, causa incertidumbre como resultado de la transformación de la visión propia.
Las y los dirigentes políticos indígenas no son la excepción ante estas nuevas formas de dominio y colonización. El ejercicio de la política y su influencia en la toma de decisiones que afectan a los pueblos y comunidades indígenas, representa un alto nivel de compromiso social con el pueblo originario y en su ausencia, habría la posibilidad de la conducción de los pueblos indígenas a destinos inciertos, guiado por intereses de la geopolítica nacional e internacional.
Es una amenaza latente, la posición de algunos voceros y voceras indígenas, contra las organizaciones propias, que en su esencia, son o fueron quienes forjaron camino y allanaron el transitar de la presente generación y la futura. Es un acto de mezquindad no reconocer el sacrificio de hombres y mujeres que entregaron su vida por la concreción de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela; País que posee la Constitución más avanzada en materia de derechos de los pueblos indígenas en el mundo.
Es un acto de traición quienes en pleno conocimiento de la diversidad cultural en materia indígena de la República Bolivariana de Venezuela, pretenda imponer la estandarización de procesos, haciéndose valer de alguna autoridad por decreto y peor aun si es mediante elección popular, que lejos de unir promueven la división de los pueblos. Estaríamos presente ante una práctica colonialista en clara ejecución de un pensamiento supremacista alejado de la realidad propia de cada pueblo indígena, en el entendido de la existencia de los más 44 pueblos indígenas en el territorio Venezolano.
Ser líder o lideresa indígena no es un privilegio, es una responsabilidad de por vida, llena de sacrificio y entrega por la lucha heredada de nuestros antepasados y el compromiso en la construcción de nuevos destinos marcados por la historia, la cual no debemos olvidar. Seguimos existiendo luego de 528 años desde aquella invasión sangrienta en la que se exterminó más de 80 millones de vidas humanas.
Los pueblos indígenas somos ejemplo de resistencia y de vida ante las amenazas imperiales. Hemos superado momentos históricos difíciles y seguimos en pie de lucha.
¡La historia la escribe el vencedor!