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Decía Antonio Arráiz: "La campaña antiimperialista en Venezuela no es un peligro nacional (como sostenían algunos ambiguos como Mariano Picón Salas, por ejemplo). La campaña antiimperialista es un deber para todos los venezolanos que sientan los claros imperativos de la Patria, las necesidades vitales de nuestro Pueblo". Esto lo escribió el 30 de julio de 1936, en un artículo publicado en el diario "Ahora" (edición del Congreso de la República en 1983, en un artículo con el nombre "El debate político en 1936". Se trata de una recolección de trabajos y pensamientos del siglo XX, que dirigió el doctor Ramón J. Velázquez).
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Hoy, ese imperativo antiimperialista se justifica más que nunca y el que no lo sostenga es un miserable, es anti-venezolano, un débil o cobarde. Nosotros por naturaleza tenemos que ser antiimperialistas, anti-gringos, enemigos de esa Unión Europea criminal, colonialista y sostenedora de los perversos objetivos de la vieja Santa Alianza.
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Puedo asegurar que toda esa generación de izquierdistas, surgidos al calor de la lucha del año de 1936, sostenía los mismos valores, ideas y principios que hoy lleva a cabo el chavismo. He estado investigando sobre los hechos de esa época tan crucial para nuestro proceso político y he encontrado algunas relevantes conclusiones como que entonces el noventa por ciento de nuestros partidos y políticos eran de izquierda, antiimperialistas, bolivarianos y urgidos de llevar a cabo una profunda revolución en el plano de las fuerzas armadas, en la educación, la salud, en terreno laboral (justicia social), en el plano internacionales revisar nuestras relaciones con Estados Unidos y con Colombia. Entonces, era tan poderoso el movimiento de izquierda que hasta un ultra-derechista y súper oligarca como el general Eleazar López Contreras llegó a expresar que sentía simpatía por la enorme popularidad y fuerza que adquiría el antiimperialismo en Venezuela.
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Escribía Antonio Arráiz: "Yo soy de izquierda, porque mi ideología de socialista convencido, me sitúa antes con los frentes populares que con los imperialismos fascistas … y las izquierdas por lo visto estamos siendo atropellados inexorablemente bajo los cascos de caballo, y de los máuseres y el cañón".
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Pero también Antonio Arráiz le lanzaba sus decididos dardos a la cúpula eclesiástica nacional sostenedora de la dictadura de Juan Vicente Gómez: "… ya los ojos sin pecado de los clérigos santos y celestiales brillan con el entusiasmo de recobrar sus ricas posesiones, sus alhajas rutilantes, sus posiciones de privilegios y de prebenda…".
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Añade Antonio Arráiz un tanto pesimista, viendo en terrible cuadro de las arremetidas de la derecha en el mundo, especialmente en España: "Yo soy socialista. Ahora que veo la posibilidad de una derrota total, lo confirmo, lo ratifico como siempre. La reacción definitiva, la reacción radical y completa contra nosotros se acerca, a mi juicio, inminentemente".
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Dice Arráiz de manera contundente: "Por ahora, en medio de un mundo que parece que se nos desmorona encima, nosotros, las izquierdas, nos veremos los unos a los otros, y nos diremos, mutuamente sin desmayar la voz: ¡PRESENTE!".
