¡¡ A ocho años del Golpe de Timón!! ¡¡ En la demora está el peligro!!

Las necesidades urgentes de la Revolución Bolivariana

Este 20 de octubre se cumplieron 8 años de la realización de aquella magistral reunión ministerial de la última gestión del presidente Chávez. Ese Consejo de Ministros queda para la historia de Venezuela. Hoy nos sentimos en el deber moral y político de contrastar los análisis y orientaciones centrales de Chávez en ese acto de gobierno, de alto nivel programático, con la realidad actual del país y con el curso de este gobierno, que se reclama heredero de Chávez y defensor de su legado.

¿Está vigente o no, dar el "Golpe de Timón"?

En ese evento, Chávez hizo sus más profundas reflexiones y balance sobre lo fundamental de sus periodos de gobiernos anteriores y enumeraba sobre algunos de los errores cometidos. Expuso su convicción de que debía conducirse el proceso revolucionario a un punto en que fuese irreversible. Mostró pública preocupación por el tema de la paralización de los proyectos, la burocracia, la negligencia y la corrupción y, llamaba a corregir para el nuevo período que recién iniciaba. advirtiendo, a Nicolás Maduro y al resto de sus ministros, de corregir esas fallas y tomar la orientación de dar el "Golpe de Timón".

Era una visión dinámica de cómo llevar a la realidad el plan de industrialización planteado en el Plan de La Patria, reconociendo que el socialismo debe ser planificado. Incluyó un sistema de inspecciones y control desde Miraflores para evitar el estancamiento, los datos falsos de avances y el desvío y la mala utilización de los dineros destinados a los proyectos. Todas ellas medidas necesarias.

Pero, en lo que más insistió fue en el impulso del Estado Comunal. Incluso llegó a decir, "Nicolás es una orden". Eso es lo que expresan los gritos de "¡Comuna o nada!"! "¡Ya Nicolás!"

Chávez sabía –al igual que todo el chavismo de base a nivel nacional- que si las Misiones Sociales claves se hubieran dejado en Decretos y Resoluciones para que las implementara el Ministerio tal o cual o un fulano Instituto, todavía estuvieran haciéndose "estudios" y nada se hubiera logrado. Fue la organización popular quien las logró. Fue el pueblo organizado el que conquistó Barrio Adentro, Misión Vivienda, Misión Robinson, Ribas, Sucre, Madres del Barrio, Casas de Alimentación, Negra Hipólita, etc. Fueron los comités de tierras rurales los que rescataron terrenos baldíos acaparados por terratenientes y los volcaron a la producción; y las Mesas técnicas de agua o de energía las que pusieron orden, junto con los posteriores Consejos Comunales a la planificación de obras del Estado en las comunidades populares de ciudades y pueblos. Es evidente a cada paso la necesidad de superación de las estructuras del Estado burgués, para avanzar hasta en cosas muy sencillas.

De esa experiencia, de la intención de integración, surgen las comunas. De allí la concepción del Estado Comunal. De ¡Comuna o nada!, que hoy reivindicamos, no como historia, sino como necesidad imperiosa para empezar a superar esta terrible crisis económica, impuesta por el bloqueo imperialista, con el respaldo de la burguesía nacional y agrandada por la negligencia, la corrupción y las políticas erradas en el manejo del gobierno.

Chávez se nos fue en marzo 2013 y, pareciera que con él, se nos hubiese ido todo lo asertivo, todas el respeto a las críticas y evaluar con correcciones las autocríticas. El duelo y la incertidumbre marcaron esos días. Sin embargo, superamos ese trance y muchos seguimos en nuestros sueños y en los propósitos de transcender el capitalismo.

La elección, con escasa diferencia de Nicolás Maduro, le dio aliento a la ultraderecha de "descargar su arrechera", retomando la violencia de calle, asesinando a varios hermanos chavistas que celebraban su triunfo, y a partir de allí, volver a la lucha insurreccional contra el pueblo trabajador. Vinieron luego ataques económicos, con aumento desmedidos de precios, luego el desabastecimiento. Ya entonces, funcionaba el bloqueo del imperialismo a nivel financiero. Volvieron una y otra vez, con violencia callejera, especialmente en el 2014 y 2017. También con el terrible desabastecimiento de 2014 y 2015, luego la hiperinflación de 2017 en adelante. Las sanciones imperialistas se hicieron más descaradas y agresivas con la "proclamación" del gobierno títere de Guaidó.

El gobierno de Maduro, ha enfrentado esta arremetida imperialista, con coherencia y éxito a nivel diplomático, con aciertos y errores en lo político, y débilmente y con muchos desaciertos en lo económico, así como en la libertad de expresión y en la libertades democráticas donde cada vez se retrocede más.

Había una continuidad en la lucha. Pero esta continuidad no fue consecuente. Aunque hubo iniciativas importantes como los Consejos Presidenciales sectoriales (de trabajadores, de mujeres, de campesinos,) y los Gobiernos de Calle, que buscaban escuchar la voz organizada del pueblo trabajador en la conducción del Estado, esto se perdió pronto. Pero lo decisivo es que no se ha apoyado en la movilización y organización popular.

Ya desde el 2015, cuando la campaña brutal de desabastecimiento hacía estragos, era clara la necesidad más que nunca de avanzar. La organización popular era la única alternativa. Sin embargo, se desechó organizar al pueblo al que se le pidió que esperara las medidas de su "gobierno protector". Nada que ver con el gobierno organizador, movilizador que propugnaba Chávez, desde los círculos bolivarianos, las mesas técnicas de servicios públicos, el control obrero y de participación de los trabajadores como se hizo en Corpoelec y Alcasa, los consejos comunales, hasta las comunas. Ni siquiera a la altura del pueblo participativo y protagónico que está en la letra de la CRBV

Por el contrario, se privilegiaron las acciones de gobierno que se redujeron casi exclusivamente a compras masivas de alimentos en el exterior y ventas a precios subsidiados, sin ningún control social, que terminaron, en una inmensa operación de contrabando, con apoyo evidente de altos niveles de funcionarios público de Colombia y Venezuela. Se inundó a Colombia de mercaderías venezolanas subsidiadas por el Estado. Hasta en supermercados exclusivos de Bogotá se veían productos con el corazón rojo de "hecho en socialismo". Mientras eso ocurría, muchos de los dirigentes actuales de la línea de " lo que diga Nicolás", desechaban y hasta se burlaban de nuestra propuesta (no original) de Monopolio del Comercio Exterior.

Los productos que quedaban en el territorio nacional fueron desviados al mercado negro para venderlo, al estilo buhonero a varias veces el precio oficial. Tal fue la desorientación en las alturas del gobierno, que algunos llegaron a la extravagancia de plantear que el bachaqueo fortalecía políticamente la revolución, pues sus bases estaban en los barrios donde habitan los bachaqueros. Estaban, y siguen estando, absolutamente fuera de la realidad que vive el chavista de a pie, los trabajadores y trabajadoras venezolanas. En los barrios se odiaba -y se odia aún- a los bachaqueros, pues saqueaban al vecino, lo sometían a su especulación desbordada sin ninguna solidaridad. Todo lo contrario a las respuestas espontáneas que crearon el 27F del 89 y el 13A del 2002 y a la tradición de organización comunitaria de los últimos años. No sólo no se avanzó, sino se retrocedió.

Hay una excepción que vale la pena destacar: los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). No sólo por el acto de justicia de acercar alimentos a las comunidades y trabajadores más afectados en medio de esta arremetida y los intentos de producción comunitaria; sino especialmente porque se basa en la organización popular. De nuevo se demuestra, que la única alternativa que hace avanzar la revolución, y por tanto defiende las condiciones de vida de las mayorías es confiar en la movilización y organización popular.

Cuando el desabastecimiento se terminó transformando en hiperinflación, la respuesta del gobierno no ha sido más acertada. En lugar de confiar en las bases trabajadoras, Maduro se ha volcado a buscar acuerdos y pactos con la burguesía. Tristemente, todos los privilegios incentivos y ventajas dados a la burguesía no se han visto transformados en dinamización de la economía nacional y menos aún en beneficios colectivos, sólo ha servido para el aumento de la ganancias de los propios burgueses, y de un muy reducido sector de clase media comerciante. No va a ser con bodegones vendiendo champús y chucherías de marcas gringas o turcas o iraníes, pagadas en dólares (con bastante sobreprecio, por cierto), ni con cajeros en dólares que vamos a salir de este atolladero. Eso es propaganda fatua, que trata de disimular la crisis, sin enfrentarla. Mostrar estas "islas" de consumismo como triunfos del abastecimiento y, peor aún, del desarrollo económico, es grosero y hasta burlesco. Es grotesco imaginar a un jubilado o empleado público tratar de sacar de un cajero automático 0.8 o 1.5 dólares que significa su salario mensual.

Los burgueses aceptarán los créditos del gobierno, se aprovecharán de la eliminación de impuestos, de la liberación de los encajes bancarios, de la promoción de exportaciones y todas las otras medidas a su favor; pero tomarán todo ese dinero, más las ganancias que les genere, para exprimir la economía nacional y llevárselo fuera del país menguando los ya escasos recursos. Es su naturaleza de clase. De no detenerlo pronto, veremos repetir una vez más esa historia, tal como ocurrió en 1994, cuando los banqueros arrasaron con todos los depósitos de los ciudadanos y se los llevaron robados al exterior. El gobierno de Caldera, claramente burgués y pro imperialista, auxilió la banca con una cifra enorme que equivalía al Producto Interno Bruto de un año… también se lo robaron. Hoy estamos hablando de esa misma burguesía, incluso de los mismos apellidos. Y, tendríamos que volver a expresar y el "queso qué había en la mesa, también se lo comieron".

La modificación del Estado a partir del empoderamiento de las bases populares que planteó Chávez -con toda razón- para hacer el proceso irreversible, es decir, "Comuna o nada" ha sido, cada vez más, dejado de lado. La gestión del Gobierno de Maduro se ha alejado del Golpe de Timón, y en consecuencia hemos retrocedido frente a los ataques imperialistas y burgueses en el terreno económico. Tal éxito del enemigo ha devastado la economía nacional; muy especialmente la economía doméstica de las familias trabajadoras.

El capitalismo nunca salvará a la revolución, que amenaza sus privilegios, sus excesos su opresión y explotación, que propone una liberación de las capacidades colectivas que los capitalistas necesitan sojuzgadas para sostener su explotación y enriquecimiento, a costa de los trabajadores. Solo se salvará este país, si nos orientamos con el Golpe de Timón. Es decir, buscar la irreversibilidad de la Revolución a partir del pueblo trabajador movilizado, organizado y empoderado. Esa es la esencia de la consigna "¡Comuna o nada!",

El gobierno de Maduro justifica sus acciones que favorecen a la burguesía con el argumento de que hay que retroceder unos pasos para poder luego avanzar, pues la agresión del Imperialismo es muy grande. La presión es mucha, incluso, puede ser cierta y, que haya que retroceder en algunos puntos, pero eso no se puede decidir encerrados en oficinas, con libros de Harvard. Se requiere de la planificación que se hace democráticamente desde abajo, con un pueblo trabajador, reivindicado, organizado y movilizado. Allí está la sabiduría, la capacidad creativa, los saberes colectivos, la capacidad de acción, la fuerza de una revolución.

Hay que enfrentar esta agresión con medidas que fortalezcan la producción nacional, en bienes materiales esenciales (alimentos, medicina, ropa, útiles escolares); medida por las cantidades de bienes producidos, distribuidos y consumidos satisfaciendo necesidades del pueblo. Hay que dar soporte y respaldo a la economía campesina, que está haciendo un tremendo aporte a la alimentación del venezolano común. Hay que disminuir y no acrecentar la dolarización del país que nos hace dependientes, envilece y empobrece la economía. Hay que revalorizar el trabajo colectivo como única fuente creadora de valor, lo que significa de inmediato revalorizar los salarios. No habrá grandes planes productivos con una clase trabajadora desmoralizada, esperando la llegada de algún bono del Estado y rebuscándose en la economía informal, para medio sobrevivir.

¿Hay condiciones para avanzar en medidas como estas? Pues claro que sí: la arremetida insurreccional con propósitos fascistas del 2017, fue derrotada con un tremendo triunfo democrático que fue la elección de una nueva ANC, con amplia representación de los sectores trabajadores y populares. De tantos fracasos, manipulaciones y ante su descarada corrupción, la oposición burguesa esta fraccionada y enfrentada internamente, en una profunda crisis, que se agrava en la disputa interna por el chorro de dólares que otorga el respaldo de EEUU y de la UE.

El antiimperialismo sigue vivo y activo en nuestro pueblo como demuestra nítidamente la movilización de las comunidades en las costas de Aragua que dio al traste con la invasión mercenaria. La mayoría del pueblo rechaza las sanciones imperialistas y se muestran dispuestos a apoyar medidas que las enfrenten. Existen bastiones de resistencia en la organización popular, en barrios y campos, y en menor medida en fábricas, las organizaciones de base siguen dando la pelea. Un ejemplo reciente es la autoorganización de la comunidad de La Vega, en Caracas, para enfrentar los riesgos de la pandemia.

La dirección política del PSUV y del Gobierno parece estar tan alejada de las necesidades y de la realidad de las bases chavistas, de esas "catacumbas del pueblo" como las llamó alguna vez el mismo Nicolás, que en lugar de apoyarse en estas ventajas, les teme. Tratan de controlarlas, institucionalizar, sojuzgarlas, de manipularlas, en lugar de liberarlas e impulsarlas.

Mientras el gobierno lleva dos años con medidas de incentivo a la burguesía, y exige paciencia al pueblo hundido en penurias, ignora la realidad de la calle, en la que se siente que si el gobierno toma medidas dirigidas a la mejora sustancial de la realidad agudísima que vivimos millones de asalariados; confrontando los efectos del bloqueo, las apetencias desmedidas de la burguesía, y los abusos y alcahueterías de la corrupción; apoyándose en las organizaciones populares llamando no al agradecimiento y al respaldo pasivo, sino a la movilización... contaría con el respaldo mayoritario del pueblo

Nicolás, sal de ese círculo de tecnócratas del gobierno que toman decisiones "lógicas" según las Escuelas de Harvard y el IESA y vuelve un rato a los Jardines El Valle donde te criaste y fuiste dirigente estudiantil. Vuelva al Metro de Caracas donde fuiste conductor de metro bus y dirigente sindical. Vibrarás con la irreverencia antiimperialista y antifascista del pueblo trabajador. Vibrarás también con la inmensidad de críticas que el pueblo le hace a la gestión del gobierno y descubrirás, como sabemos nosotros, como teme la burguesía y el imperialismo, y como intuyen millones de venezolanos. Así contarás con el apoyo mayoritario del pueblo para llevarlas a cabo.

Eso es más importante que cualquier alianza con la burguesía y con la derecha así se llame Henry Falcón o Claudio Fermín -que nunca jugarán limpio-. Esa es la Esencia hoy del llamado a ¡Comuna o nada!. Esa es la vigencia del "Golpe de Timón", reflejada en la vida cotidiana de los trabajadores, campesinos y comuneros venezolanos y venezolanas y en la sobrevivencia de la Revolución Bolivariana.

El Golpe de Timón es más importante y urgente hoy que hace ocho años. En eso si es verdad que "en la demora está el peligro"



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Liga Unitaria Chavista Socialista LUCHAS

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