Con los nietos de Colón no se negocia

Pareciera que fue hace mucho tiempo desde aquella invasión sangrienta que conllevó al genocidio más grande de la humanidad, han pasado 528 años desde ese entonces. Sin embargo, el sistema ha empujado a que la verdad de nuestra historia no se cuente, o si se cuenta, sea mal contada a favor del opresor y en muchos de los casos; suavizando los hechos donde le quitaron la vida a más de 80 millones de hombres y mujeres del Abya Yala, hoy nuestra América.

Nuestros abuelos ascienden al plano espiritual con una edad promedio de 100 a 120 años, y haciendo memoria con una retrospectiva, pudiéramos decir que sólo han pasado 5 generaciones, es decir, al menos 5 abuelos de la generación actual, sufrieron en forma directa los hechos que marcaron con sangre la historia de los pueblos indígenas de América, de Venezuela y en este territorio ancestral del estado Bolívar.

Es necesario hacer memoria sobre lo que nuestros padres, abuelos y sabios han venido informando a través de la oralidad que por lo general se da en la práctica tradicional de la caza, pesca, siembra o durante esas noches mientras se observa las estrellas, los luceros cargados de enseñanzas en la conexión espiritual, de donde se desprende el respeto por lo que nos rodea y nos permite afianzar la relación armónica con la naturaleza. En las voces de nuestros abuelos podemos encontrar la gallardía de un pueblo perseguido a muerte por más de 500 años por quienes se creen superiores y menosprecian a los pueblos originarios de esta tierra bendecida por el creador.

Hoy esa sociedad supremacista, nietos de Colón, sigue estremeciéndose en su ambición de permanecer en el poder para controlar el mundo, sociedad que se niega a reconocer la existencia de la sociedad originaria y con sus ideales imperiales pretenden someter a los hijos de Guicaipuro, de Apakuana, Bolívar y Chávez.

No se puede negar los grandes esfuerzos y sacrificios que hicieron nuestros abuelos hace 500, 400, 300, 200, 100 y hasta los últimos 50 años de la historia reciente. Sería mezquino de nuestra parte desconocer lo que construyeron para la sociedad actual, de manera que encontráramos el camino más allanado, más plano con derechos constitucionales y legales.

Es importante reflexionar y cultivar el principio de comunidad, colectividad y solidaridad, es nuestra esencia, de donde se desprende los principios socialistas y en razón de ello, no podemos descuidar el legado de nuestros ancestros y que hoy son más visibles debido al compromiso humanista de quien se identificó con el pueblo sufrido, el gigante Chávez y que hoy tiene la responsabilidad de materializar el sueño de nuestros libertadores, el presidente Nicolás Maduro Moros, también perseguido y con él, todas y todos nosotros.

Hermanas y hermanos, en los actuales momentos se hace necesario ser en esencia indígena.

¡La historia la escribe el vencedor!



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Pedro Requena


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