¿Hurra,hurra! Nuestros amigos los gringos vuelven de nuevo a cuidar nuestro país, y lo más conservador es que, el "presidente Guaidó" nada tuvo que ver con eso, por lo que se puede lavar las manos de su conciencia política como un Pilatos limpio que, emociona la sinceridad de sus palabras cuando se expresa en público por el bien, siempre por el bien de nuestro país que, gracias a él va bien enrumbado a salir pronto de las calamidades que desde que no teníamos embajador imperial: padecemos, y que, con la disputa en presente que existe después de las elecciones en los Estados Unidos, pareciera que, también se van a quedar con dos presidentes, uno electo y el otro impuesto por fraude, pero eso es problema de ellos que ellos resolverán quieran o no, pero en algo eso nos ha beneficiado en provecho de nuestro futuro (que era incierto), porque la felicidad con la sola noticia del nombramiento del nuevo embajador se adentro profundamente en cada parecer y, más que el dólar, ya de por sí es nuestra moneda circulante y avasallante que el cielo casi que lo tocamos con las manos de la esperanza.
Y motivado a esa dulce y suave noticia: podemos decir con toda confianza: ¡Venga ese abrazo de hermano que llegó diciembre compadre! Y dios debe estar sonriente de vernos hermanados, agarrados de las manos de tanta dicha junta, de una Venezuela próspera que no sentirá, ni frío ni calor por dentro, pero por fuera nuestra furia corre precipitadamente porque las penas del alma han comenzado a salir a borbollones con una sobredosis de tranquilidad imperial, que ni el coronavirus nos impacientará jamás y, James Story como embajador en Venezuela después de 10 años de ausencia y olvido de sus gobiernos, abrirá los cauce de las paz para darnos más vida como vida nueva y nunca más los sofocos que hemos padecido volverán y nuestra unidad jamás se volverá a romper en pedazos como antes y, de nuevo el diálogo nos dará de comer y pronto frotará nuestros huesos por encima de la carne de la amistad. Posible es que sudemos, pero no de vergüenza, ni de rencores, ni de oprobios, porque la efervescencia inimaginada que hoy día de ese opulento notición nos tiene de plácemes inocultables con PH libre de malas intenciones.
No sabemos quién es el afortunado embajador que nos han metido por el centro del plato que según noticias que ruedan por los medios, está en Colombia como vigilante afectuoso de Venezuela y ahora le han abierto las puertas de la conformidad para que venga a hacer por nosotros, posiblemente lo que hizo Jesucristo a repartir el pan y los peces que a manos abiertas será bien recibido por el pueblo que, furioso de ganas lo esperará como su seguro protector que el imperio del buen sueño ha despertado en nuestro favor, y vaya favor y, Señor, Tú que todo lo puedes según tu iglesia, vela por nosotros con alas de piedad que no importa que tardíamente venga, pero agradecidos estaremos y, a ese embajador lo velaremos como nuestro salvador, gloria a él y bienvenido sea. ¿Habrá paz en Venezuela?
Noticia más fabulosa que esa, imposible. Es decir el imperio americano nos ama y viene a consolarnos de la suma de los sumando tiene que ser positiva para nosotros y, Guaidó que sentirá echado a un lado como ha sido, se irá de vacaciones o velará internamente por nosotros con todos los países que lo apoyan.
Nuestra hora de la verdad ha llegado y, qué pensarán -Maduro y Guaidó- de esa imposición protocolar del nombramiento como nuevo embajador de James Story que, no es preocupación del pueblo que pronto lo aclamará cuando esté en la embajada americana, pero mientras, nosotros seguiremos soñando y con toda razón que no hay mal que duré 100 años, ni gringo que lo soporte.
Señoras y señores: Venezuela se encamina por el buen camino, aunque tardíamente seremos nuevamente felices, y estaremos atesorados por la iniciativa y gran voluntad del gobierno de los Estados Unidos de salvarnos. ¡Ya era hora!