A propósito de los tratados de armisticio y la regularización de la guerra

Después de acatar las órdenes reales desde España y constituir la Junta de Pacificación, Morillo envió una misiva a los jefes patriotas Montilla, Bermúdez y Páez en donde les anunciaba su intención de llegar a un acuerdo con ellos y proponía un armisticio de un mes para lograr un tratado final.

El liderazgo de Bolívar se mantenía y el jefe español si intentó crear diferencias entre los patriotas no lo logró y un ejemplo claro fue que el jefe llanero Páez manifestó su subordinación al caraqueño. Morillo falló hasta cuando intentó negociar con el Congreso de Angosturas y entendió que si quería encontrar un resultado debía negociar con El Libertador.

La razón principal para que los españoles tomaran esa decisión había sido el alzamiento del ejército español que se rebeló al grito de "Constitución y Libertad" encabezado por los Coroneles Riego y Quiroga, que desmovilizó el ejército invasor que tenía destinado España para recuperar sus colonias el 1 de enero de 1820.

Para el 20 de marzo llegó la noticia a la América Española y ya Morillo había recibido las órdenes de publicar la nueva Constitución que regiría los destinos de España y restablecer la paz con una política de conciliación con los rebeldes.

Bolívar no se opuso a la concertación de un Armisticio y para los meses de mayo a noviembre en el frente la situación de la guerra subía y bajaba, mientras en el plano diplomático se comienzan las negociaciones entre estos dos bandos en pugna.

Entendía el Libertador que cualquier negociación debía conceder una destacada ventaja a la República, sino se concedía la paz y se debía obtener el reconocimiento del estado que se había creado recientemente.

Cuando le llega la misiva de Morillo en donde solicita el cese por un tiempo de las hostilidades y las negociaciones le responde que acepta el armisticio y la posibilidad de ser reconocidos como Estado Beligerante.

Para ese tiempo el ejército español sufría deserciones en masa por parte de las fuerzas de venezolanos que peleaban en las huestes realistas.

Simón envía a Morillo la Constitución de la República diciéndole que esta es la única base para poder negociar.

A pesar que los negociadores enviados por el jefe español no estaban capacitados para aceptar estas leyes, si estaban prestos a tratar con el jefe patriota como Presidente de un Estado Soberano, gesto que complació a Bolívar.

Teniendo la certeza de que España no le concedería una extensión determinada de terreno, trató de aumentar los territorios en su poder, tenía los deseos de tomar Cartagena, Santa Marta y Maracaibo.

Intentó atraer a oficiales realistas ofreciéndoles ascensos en el ejército republicano.

Las negociaciones avanzaban en forma lenta, al comienzo los dos puntos de vistas eran demasiado diferentes para ponerse de acuerdo. Los enviados por Morillo no tenían la potestad de reconocer la independencia de Colombia y el héroe caraqueño exigió que el enemigo evacuase los puertos más importantes, pero acepto la posibilidad de llegar a un acuerdo.

Bolívar quería demostrar a los españoles que la parte patriota estaba menos interesados en conseguir la paz y decide atacar sorpresivamente las provincias de Mérida el 2 de octubre y Trujillo el 7 del mismo mes.

Los triunfos republicanos fueron muy significativos en otros lugares, Montilla toma Santa Marta y es liberado el río Magdalena, mientras en Venezuela seguían las deserciones por parte de los realistas y muchos de importantes líderes locales partidario de la monarquía desertan y se unen a los patriotas.

El Libertador envía al español una propuesta nueva en donde ofrece un armisticio de seis meses y este responde con una contrapropuesta y nombra una comisión para llevar al jefe patriota y de esta forma las negociaciones fueron más normales y formales.

Los españoles se sitúan cerca de Trujillo con un número de tropas que se asemejaba a la de los patriotas, pero los rebeldes que no podían someterse a una batalla, pero tampoco demostrar debilidad para lograr las negociaciones favorables.

En las cartas que se enviaban los dos jefes manifestaban el deseo de negociaciones y el Libertador le pide a Morillo que cese en sus avances advirtiéndole que es responsable ante la humanidad de la continuación del conflicto.

Cuando un representante de Morillo le dice que regrese a Cúcuta por pedimento de Morillo, este le responde que lo hará cuando Morillo se regrese a Cádiz.

Los dos jefes enemigos buscan un cese de hostilidades, el español ya que consideraba la derrota de la causa española y el patriota lo hacía porque necesitaba un respiro en medio de la guerra.

Las negociaciones comienzan el 21 de noviembre y ambas partes hicieron concesiones y el 25 de noviembre se firmó un armisticio que debía durar seis meses en toda la República Colombiana, en donde cada una de las fuerzas beligerantes mantendría los terrenos conquistados.

Al día siguiente los dos bandos que deseaban la humanización de la guerra en un segundo pacto regularon el canje de los prisioneros de guerra, el entierro de muertos y el trato que tendrán con los civiles, con la intención de que la guerra no fuese tan bárbara.

Simón logró este convenio de la cual lo llamó verdaderamente santo y le propuso al jefe enemigo someter la lucha entre los bandos a los principios de humanidad y del derecho de gente.

En el trato Bolívar había logrado el reconocimiento de Colombia como Estado Beligerante ya que los documentos se referían a los gobiernos de España y Colombia.

Una vez que se firmaron los tratados Morillo propuso a Bolívar una entrevista, ya que el realista deseaba conocer a su enemigo y el 27 de noviembre deciden encontrarse los dos jefes en el pueblo de Santa Ana, que se encontraba entre ambas líneas.

Morillo esa mañana se presentó acompañado de un escuadrón de Húsares y cincuenta oficiales de su Estado Mayor.

A los pocos minutos llega O'Leary le anuncia que se aproxima el Libertador y se ve llegar a los lejos acompañado por un muy reducido cuerpo de guardias, 10 para ser exactos.

Al ver al grupo Morillo pregunta:

"¡Qué, ese hombre con chaqueta azul y sombrero de campaña que cabalga en una mula! ¿Es Bolívar?"

Mientras se recupera de su asombro cuando el hombre se baja de su cabalgadura y se le acerca, los dos hombres se abrazan. La comida está preparada y Morillo invita a comer a Bolívar.

En ambos bandos presentes se enciende el espíritu caballeresco, cada uno intenta pasar al otro en generosidad.

Los dos jefes enemigos y sus hombres conversan de los diez años de guerra, de la constancia de los dos ejércitos para ganar la contienda, de los heroísmos derramados por los dos grupos beligerantes.

Morillo sugiere que se levante un monumento en el sitio donde por primera vez se encontraron en muestras de la tolerancia y de las buenas intenciones entre las dos naciones.

A Bolívar le agrada la idea y se transporta al lugar una gran piedra, después llega el momento de los brindis y el caraqueño dice:

"Bebo por la constancia heroica de los luchadores de ambos ejércitos, por su lealtad, por su sacrificio y por su valor sin igual, por los hombres nobles que defendieron la libertad siempre que fue necesario y por quienes murieron gloriosamente en defensa de su país y de su Gobierno; por los heridos de ambos ejército, que demostraron su arrojo, dignidad su carácter. Eterno odio a quienes ansíen sangre y la derraman injustamente".

Morillo y los Generales españoles La Torre, Tello y Correa también pronunciaron discursos en los brindis, los más destacados fueron los de La Torre y Tello, el primero "por los triunfos de Boyacá que han dado la libertad a Colombia" y el segundo "por los colombianos y españoles que unidos marchen hasta los infiernos si es necesario contra los despostas y tiranos".

El jefe realista brindo "por los héroes que han muerto luchando por la causa de su patria y de su libertad".

Entre las anécdotas que se produjeron en ese hecho notable se destaca que uno de los oficiales patriotas les daba la espalda cuando los dos jefes estaban reunidos, obviando la etiqueta ni la disciplina debida en ese tipo de momentos y Morillo exclama:

¡Hermosa espalda tiene el mozo!

¡Es la primera vez que un español me la ve! Responde el patriota cordialmente.

Al llegar la noche los dos jefes pasaron la noche en el mismo techo, en la misma habitación. La mañana siguiente los dos hombres se dirigieron al sitio en donde se habían encontrado por primera vez y se volvieron a abrazar, repitiendo promesas y se retiraron cada uno por su lado.

El Libertador reconoció después que su propósito era conquistar al jefe español para la causa republicana y según sus propias palabras señaló: "Durante todo el trascurso de mi vida pública, jamás he revelado más tacto o mostrado más astucia diplomática que en esa importante situación. Y en eso puedo decir lo sin vanidad, creo que supere a Morillo, como lo supere en la mayoría de las operaciones militares. Fui armado de pies a cabeza con la política, la diplomacia, con el semblante de la mayor franqueza y buena voluntad, confianza y amistad...."

Pocos días después de la entrevista el General Morillo le entrega el mando al General Miguel de La Torre y el 17 de diciembre parte para España.

Bolívar nombró dos plenipotenciarios que eran Rafael Revenga, Ministro de Relaciones Exteriores y José Echeverria, Gobernador de Bogotá que partieron a España a negociar el reconocimiento de la República y la paz.

La paz duraría por seis meses y por un acontecimiento en Maracaibo se ocasiono el inicio de la guerra, pero esa es otra historia......
























 



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José Rosario Araujo


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