En la casa contigua en la que se reúne el Concejo Municipal, se congregó ayer el consejo de tutela de los hijos del que fue Presidente del Consejo de Administración y de quien conservo el más grato recuerdo del último consejo que me dio acerca de política. También me habló de la concesión que me dio de un inmueble en una calle cercana que fue por veinte (20) años. El mismo acaba de vencerse y del cual no me dará otra concesión, porque simplemente está en su derecho como propietario del citado inmueble. Él me ha dicho que la concesión piensa otorgarla a un grupo de vecinos que piensa hacer de ese inmueble, una escuela, para que quienes conviven en el lugar, se eduquen, lean y sean más explícitos a la hora de emitir una opinión, de hacer un proyecto, de escribir cualquier texto. No cabe duda que es una gran concepción de la sociedad gobernado por los hombres más útiles a la patria. Para ese proyecto mi nieta María Angélica Muñoz y yo estamos prestos a confeccionar algunos objetos que puedan servir para ayudar la noble causa. Él me hizo una bella confesión: “Caramba no sabe cuanto le agradezco su amabilidad” y yo, que estoy muy consciente de mi responsabilidad cómo editor del periódico alternativo
EL IRREVERENTE y de mi gran conciencia, le advertí que todo lo que vaya en bien de la comunidad es muy positivo, ¡Claro! Pensé en conseguir otra CONCESIÓN en otro lugar, para poder seguir operando mi negocio. Con regocijo nos dedicamos unas palabras y nos despedimos, no sin antes reconocer que DUEÑO ES DUEÑO.
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