Sin saltos de talanquera ni vuelos de gallera ni brusquedades cuánticas de la física heisenbergiana, ha de haber siempre entre enconados extremos exterminables encontrados, de la forma ser y noser, ha de haber siempre difuminación continua espectral en continua diversidad distintiva valorativa, porcentual, gradiente, gradual, fraccional, funcional, esto es, que ha de haber una medida, una cuantía continua cantidad calculable, real y mental, factual y formal, de lo cual surge el principio de la borrosidad, en que todo es cuestión de gradiente grado gradual, en que el todo es llevado por un tanto factual distintivo como por una parte factual distintiva. Una palabra borrosa, ya sea del ser y ya del noser, se difumina en su contraria entre sus entrompados extremos exterminables, sin brusquedad cuántica heisenbergiana, a sabiendas que, todas las palabras son borrosas por la incertidumbre que hay en el significado de cada una de ellas.
Esto es, el todo se difumina en la parte, la vida se difumina en la muerte, la guerra se difumina en la paz, el amor se difumina en el odio, sin brusquedades cuánticas heisenbergianas sin saltos de talanquera ni vuelos de gallera. Los grados de difuminación, el gradiente de difuminación, es continua diversidad distintiva valorativa entre valores jerarquizados y valores polarizados, entre los valores cuantitativos y los valores cualitativos, entre los valores formales y los valores factuales entre los valores del dicho y del hecho en trecho estrecho arrecho, en eterna noria notoria de la historia ludovicosilvaiana sin saltos ni vuelos cuánticos heisenbergianos de talanquera ni de gallera, en círculos infernales anillados espiralinos sinusoidales, y que jamás de los jamases habrá brusquedades saltarinas volátiles.
Y que siempre habrá un medio aristotélico profundo, entre enconados extremos exterminables encontrados, entre el ser y el noser, entre exceso y defecto, entre tercio excluso y tercio incluso, entre el dicho y el hecho, entre el peso y el contrapeso, y, siempre la eterna noria notoria ludovicosilvaiana, siempre el eterno movimiento histórico real cíclico espiralino sinusoidal, difícil de aprender y difícil de aprender, difícil de identificar y de reconocer, en el hecho en entero ejercicio, en el acontecimiento en pleno desarrollo, entre algo nuevo ante el sol ludovicosilvaiano y nada nuevo bajo el sol eclesiástico.
Y, al no haber aprehensión mental ni aprensión real, ni identificación ni reconocimiento del hecho en el momento de producirse, muéstrase y enséñase el salto de talanquera y el vuelo de gallera, y, mas y más, que no de otra suerte que como cuando no ha de entenderse la sucesión armónica tensa antagónica simultánea contradictoria entre los casos límite contradictorios caliginosos congruos, entre enconados extremos exterminables encontrados, de la forma ser y noser, continente que contiene los contenidos comprensivos consiguientes, la guerra y la paz, el amor y el odio, el exceso y el defecto, el tercio excluso y el tercio incluso, la tesis y la antítesis, lo cuantitativo y lo cualitativo, lo formal y lo factual, en que para el salteador de camino con retablo de tabla de talanquera teatral de maese Pedro quijotesco y volapié de comino comercial maese Hermes mitológico defensor de comerciantes y de silentes ladrones voladores, con éste personaje mítico ladronazo desde chiquito, Hermes, a la que la multinacional corporativa, la Goodyear, robárale el volapié alado, y simbolizara sus cauchos con la tobillera aleta voladora del hijo de Zeus y de Maya.
A mas y más, como tiénese dicho, el irreflexivo, no aprehende ni aprende ni identifica ni reconoce ni comprende la dialéctica profunda heraclitoiana marxista hegeliana, entre enconados extremos exterminables encontrados, la difuminación entre definición y concepto, entre tesis y antítesis, y el irreflexivo, atrápase y entrámpase, el imprudente, en el camino mas y más corto a tomar, que es la menor distancias entre dos cominos a comer, tanto para el revolucionario que rásgase las vestiduras del alma con el deber social, asina asín así como para el ultraderechista que rásgase las vestiduras del arma con la explotación social, y, de seguidas, en que tiene lugar, ha de ocurrir y ocurre, con el involuntario, el salto de talanquera y el vuelo de gallera, y, la insensatez, que ha de ser siempre hacia la ultraderecha, y que no a la contraria viceversa opuesta izquierda, en claro camino a tomar y preclaro comino a comer de maese Pedro y maese Hermes.
Con digresión y sin digresión, sin saltos de talanquera ni vuelos de gallera ni de brusquedades por doquiera, ha de haber siempre entre despreciables extremos exterminables, difuminación continua espectral en continua diversidad distintiva valorativa, porcentual, gradual, fraccional, funcional, esto es, que ha de haber una medida, una continua cantidad calculable, real y mental, de lo cual surge el principio de la borrosidad, todo es cuestión de grado en que el todo es llevado por un tanto factual distintivo como por una parte factual distintiva, asina asín así por un tanto formal distintivo como por una parte formal distintiva. Mas y más, esto es verdad, que tanto, que no tonto, es el todo como la parte. Que tanto, que no tonto, es lo más cómo lo menos. Que tanto, que no tonto, es una formalidad como una factualidad. Que tanto, que no tonto, es lo cuantitativo como lo cualitativo. Que tanto, que no tonto, es lo jerarquizado como lo polarizado, si y solo si, sí y sólo sí, en el medio aristotélico profundo, y, solo y sólo en el medio estagirita abisal, en que los estropeados extremos exterminables, se tocan. Y que, entre los extremos despreciables enfurecidos, ha de existir siempre el medio aristotélico profundo, en que tócanse los irritados extremos irreconciliables.
Y ese punto tangente tocable, realidad existencial palpable, partícula partitiva viva inclusiva, punto crucial decisivo, punto inflexivo topológico borroso, es lo difícil de aprender y de aprehender, mas y más, ese punto crucial decisivo, ese punto inflexivo topológico borroso, partícula partitiva viva inclusiva, es de equilibrio dinámico dialectico difuso, que quiérase y no quiérase, ha de acabar sujetando y metiendo por el aro la posición capitalista imperial exclusiva del o estás con migo o estás con mi enemigo, y la sociedad ha de ir por vereda y por la calle de en medio, por el medio aristotélico profundo, la sociedad como tiénese dicho ha de ir al equilibrio dinámico dialectico difuso en lo político económico social cultural ecológico filosófico, entre enconados extremos exterminables encontrados, de la forma ser y noser, y la sociedad como tiénese dicho ha de ir en la idea de Johan Hessen, a la armónica consonancia filosofía profunda entre el entendimiento y el espíritu ético estético, cosos límite contradictorios caliginosos congruos, con punto crucial decisivo, el medio aristotélico profundo, la partícula partitiva viva inclusiva, de la Gran Moral Estagirita, y que ha de ser, sin lugar a dudas, ha de ser la salvación del mundo, la vuelta a Aristóteles, al círculo infernal anillado espiralino sinusoidal ludovicosilvaiano eclesiástico, a la Gran Moral Estagirita, que el socialismo ha de cristianizar y cristalizar, antes que el santo tomas capitalista tomáralo, asina asín así, como el capitalismo corporativo multinacional del caucho, la Goodyear apropiárase del alado volapié calcañal de Hermes, y, volviera el imperio por las andadas suyas agitadas como lo hiciera con el principio del tercio excluso aristotélico, por siglos y, como hase dicho, su remate y término lo fuera en el siglo XXI, el 11/09/2001, con la voladura de las Torres Gemelas Neoyorquinas, y, el nefando nefasto parlamento de George Bush, del estás conmigo o estás con mi enemigo. Y, asina asín así vuélvese a lo dicho, a la Gran Moral Estagirita, y que ha de ser, sin lugar a dudas, ha de ser la salvación del mundo, la vuelta a Aristóteles, sin vuelos de gallera sin saltos de talanquera ni brusquedades de la cuántica física heisenbergiana, en la trama circular del es del será y del fue, del edípico enigma heraclitoiano poético de Jorge Luis Borges.
Si sin saltos de talanquera ni vuelos de gallera ni brusquedades cuánticas físicas heisenbergiana, ha de haber siempre, entre despreciables extremos exterminables, de la forma ser y noser, ha de haber siempre la difuminación continua espectral en continua diversidad distintiva valorativa, porcentual, grado gradiente gradual fraccional funcional. Entonces sea dicho que la difuminada definición de la borrosidad afírmase en que todo es cuestión de grado gradiente gradual verificable en difuminación continua espectral sin saltos cuánticos heisenbergianos de talanquera ni de saltos cuánticos heisenbergianos volapiés de gallera. Ergo vergo sea dicho que los enfurecidos extremos despreciables se tocan en el medio estagirita abismal en igualdad de condiciones cualitativas y cuantitativas en equilibrado dinamismo dialéctico difuso sin saltos de gallera ni vuelos de gallera.
Ergo vergo sea dicho que la expresión imperialista capital neoliberal del estás conmigo o estás con mi enemigo, será volada de la faz de la tierra por los entrompados extremos exterminables, en equilibrio dinámico dialectico difuso, en el medio aristotélico profundo, en que no habrá saltos bruscos cuánticos heisenbergianos de talanquera ni de gallera. Ergo vergo sea dicho que con el filósofo Johan Hessen, habrá filosofía profunda entre el entendimiento y el espíritu ético estético. Ergo vergo sea dicho que será aprehendida y aprendida, identificada y reconocida, la filosofía, encendida en el medio aristotélico profundo del exceso y del defecto, del tercio excluso y del tercio incluso. Ergo vergo sea dicho que entrompados extremos exterminables, de la forma ser y noser, tócanse, en el medio aristotélico profundo, de la difuminación continua espectral de lo cuantitativo y lo cuantitativo, sin saltos cuánticos de talanquera ni de volapié de gallera.
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