El entorno de Maduro

El problema del gobierno de Maduro no es Maduro, es el entorno de aduladores y mercenarios que apoyan y estimulan su majadería sin propósitos claros, y su innata determinación, hasta donde le ha sido posible, en no dejarse superar intelectualmente por nadie – en su entorno, superar su inteligencia, siempre será imposible; ¡eso sí tiene él! –

Maduro programa para el 15 y 16 de febrero, días lunes y martes de carnaval, una cuarentena relajada (una rumba) para ganarse la simpatía de su pueblo. Pero antes nos da una breve lección de protección sanitaria, nos habla del 7 x 7 y del uso del tapabocas, nos habla de los esfuerzos que ha hecho él y su gente para mantener la pandemia bajo control, también de las ventajas de la vacuna Sputnik sobre las otras… Y, sorprendentemente, como si lo atravesar un rayo de clarividencia, uno de sus ministros le recuerda al presidente –porque le habla a él, no a la cámara que lo graba – "la importancia de la cultura para la salud mental de la población en cuarentena", y de forma muy natural propone una idea capaz de convertir dos días salvajes de carnaval en dos días de educación patria, disfrazando a los niños de héroes de nuestra independencia –uno se imagina "la cara de felicidad" de esos pequeñitos –. Dos días donde todos sabemos que serán liberados, no solo los controles, sino que serán liberados también los deseos y apetitos reprimidos durante la cuarentena estricta; donde habrán fiestas, muchos se emborracharán; bailarán pegaditos, "perrearán", habrá sexo, público y encerrado, drogas…, pero gracias a la magia de un ministro en televisión esos días son convertidos, a los ojos de aquellos que pueden ver esos programas, en un gran desfile de niños vestidos de héroes de nuestra independencia. ¡Una "idea brillante" que, humildemente, el presidente compartirá con sus ministros…, y los muy pícaros "se dejan echar esa vaina".

Para nosotros el gobierno de Maduro es un problema, pero para ellos es una relación bastante estable de amor, mientras el proveedor tenga cómo proveer, y sus amantes no lo traicionen con otro proveedor igual que sea más generoso –en esta relación la inteligencia, el orgullo, o la dignidad no tienen nada que buscar, quedan aparte, no sirven de nada, cuando lo que se quiere es dinero, poder, favores útiles; siempre habrán más pendejos y más necesitados por debajo de ellos para gozar del abuso, de muchos caprichos, de sexo fácil…, vicios y placeres etcétera–. …¡Es así: eso sólo es un problema para nosotros que pensamos como políticos, que pensamos en cómo hacer para que la sociedad –toda la sociedad – funcione como un verdadero pueblo, como una nación, en la mayor armonía y felicidad posible, "con la mayor suma de felicidad" como decía Bolívar y lo replicaba Chávez a cada rato! Pero ¿quién convence a un tipo paranoico como Maduro, de que está poniendo la cagada? Es difícil, y más difícil si está rodeado de sus amantes chupasangre, zánganos que son capaces de hacer lo que sea para mantenerse pegados, chupando de las tetas del Estado, como un cochinito… ¡Lo que sea!, matar, asesinar, hasta tirarse al piso haciendo de alfombra para que la primera combatiente no ensucie sus zapatos, ¡y cuidado no lo hagan con Maduro! (¡no lo quiero pensar!)

El entorno de Maduro es una muestra aislada de lo que es nuestra sociedad, en eso Maduro ha sido un tipo perceptivo..., quiero decir, en escoger a sus colaboradores. Todos en su entorno deben ser codiciosos, trepadores, babosos aduladores –así él declare y jure en público lo contrario–, viciosos, acomplejados, deficientes mentales, cuidándose de que no reúnan –en una sola persona – todas esa cualidades, porque un colaborador así sería un desastre, solo es tolerable, en cada quién, dos o tres de esas taras o maneras de ser… De esto que acabamos de decir sacamos como conclusión que el entorno de Maduro es "el poder de Maduro", lo que nos ha llevado a pensar en el trabajón que significa sustituirlo, sin hacer una verdadera revolución social, radical, aplicando un poco de violencia, ¡ni Cristo tendría tanta fuerza y paciencia para cambiar esas almas descarriadas que alimentan el ego de Maduro!, ¡ni Buda!

No queda de otra si no llamar a los más radicales y opuestos a ese carácter –o a esa ausencia de carácter – al servicio del mercado capitalista, formar una vanguardia aguerrida para movilizar lo que quede de decencia y dignidad dentro de la masa más social, la más educada y organizada en ejercicio del poder popular; una vanguardia para una revolución… (Aquellos que quieran convencer a Maduro de que cambie, por las buenas, su limitada manera de ver al mundo y la vida, que lo hagan, que lo intenten; sepan que para lograrlo tienen que crecer por encima del monstruo de sus miedos, su paranoia y sus aduladores a sueldo, ¡buena suerte!)

Desde aquí, como quién mira desde un satélite, nuestra vista del problema nos enseña un poco de bichitos moviéndose sin dirección ni sentido, una sociedad dispersa y anarquizada, nos dice que eso es el problema, y que su solución sería en agruparlos y armonizar sus movimientos de forma cadenciosa para sigan un destino común que alimente y beneficie de todos, esto requiere conocer con limpia claridad cuál es ese destino –nosotros insistimos en el socialismo, el de Lenin, el de Einstein, el de Wilde, el del Che, el ideal de muchas mentes inteligentes – y convencer a mucha gente para que lo comparta, con inteligencia y con la cooperación de masas entusiastas, para desplazar la sociedad de los bichitos locos por personas, porque ahora solo un grupito de alimañas se beneficia de este despelote, se los puede ver realizándose con todas las ventajas, calculando y planificando nuestro futuro, disponiendo de nosotros y de los recursos naturales, transando pedazos de poder sin que nosotros, esparcidos, como chiripas por un zapatazo, podamos hacer nada: Fedecámaras, Jorge Rodríguez, Consecomercio, Maduro, ahora se pueden repartir el país, en todos lados se los ve opinando, dando ideas, disponiendo del futuro, negociándolo todo, mientras nosotros no sabemos qué hacer dando tumbos de un lado a otro, dispersos.

El entorno de Maduro es el país que tenemos y debemos cambiarlo. ¡Los que crean en el socialismo: debemos organizarnos para volver a Chávez y retomar al plan de la patria, el original y andar contra la lógica del capital, el consumismo, la ignorancia, la explotación del espíritu y del trabajo, la mercancía!

 



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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