La mega balacera y las elecciones

Con armas de largo alcance (kilómetro y medio hasta seis) el Coqui cumplió su promesa de encender Caracas. Hasta Quinta Crespo llagaron las balas hiriendo gente común y corriente, extraña a esos grupos delictivos, a las balas que le penetraron sus cuerpos, a la policía nacional, a la guardia nacional, a la policía judicial y a las otras. Es impresionante la eficacia que tienen esos grupos, la fuerza, el poder de generar violencia. Por el otro lado impresiona la incapacidad del gobierno y el "poder" que tiene para hacerle daño a los pendejos inocentes que nada tienen que ver con los propósitos y con lo que motiva a esos jóvenes energúmenos lumpen marginales; el gobierno siempre soluciona todo tirando la basura debajo de la alfombra, responde matando a todo aquel que encuentran en el camino; para él todo pobre es delincuente. Hay un audio dramático de alguien en la cota 905 pidiendo a gritos la presencia de un fiscal porque la policía estaba matando a sus hijos, la mayoría inocentes. Pero, después de permitir, de facilitar que estos grupos delictivos se enseñorearan sobre la población y sobre el mismo gobierno, ahora como respuesta arrasan con todo, caída y mesa limpia. Sin embargo, hubo un trabajo que hace tiempo que se dejó de hacer.

Como ya es normal nunca se investigará a fondo, no habrá responsables; de dónde provienen esas armas; qué y quién ha permitido que grupos así, delictivos y anárquicos, y anárquicos amparados por el gobierno, crezcan como monte; ¡qué hacía la policía mientras esto pasaba, el ministerio del interior, el ministerio de las comunas, de educación, de deportes, el "poder popular", las "ubch", consejos comunales, jefes de calle, la gloriosa juventud de PSUV! ¿Qué coño hacían mientras el Coqui crecía, se armaba y comenzó a someter a medio mundo?, a saber: ¡estaban buscando votos! Ahora lo están pagando los más pendejos, como siempre, la solución es volver al principio, "resetear" los barrios, arrasar con todo y todos…, porque NO HICIERON SU TRABAJO Y PORQUE NO LES IMPORTA LA GENTE (estamos hablando de los burócratas, del gobierno y del partido o los partidos socialistas): ¡eso también se llama fascismo!

La solución para la violencia no puede ser más violencia, vamos directo hacia una guerra civil, una guerra de pandillas, de caudillos montoneros, ante un ejército que solo sabe organizar desfiles militares, halagarse y felicitarse entre ellos, un gobierno que lo mejor que sabe hacer son mega elecciones y un jefe de Estado que coloca medallas pero que no gobierna el país, porque "se le fue de las manos".

Esto es el resultado de aflojar la tensión de los cambios, de abandonar la revolución socialista y mercantilizarlo todo, de permitir que sea el señor dinero quien se encargue de educar a la población, que sea la solución individual la meta de cada miembro de la sociedad; cada quien se educa a sí mismo y como puede, cada cual se procura su sueldo como sea y como puede, malandros y policías, porteros, administradores, enfermeras, médicos; algún día el país se le "iría de las manos".

Así entreguen cien cadáveres de forajidos nadie les va a creer; además habrá otros cien de gente inocente. Con su indiferencia han desacreditado el corazón del corazón de la revolución que es el amor al prójimo, el cual incluye a esos mismos proscriptos que no pasan de treinta años de edad los más viejos, y saquen la cuenta: la revolución lleva 21 años, la mayoría nació o se crió dentro de la revolución ¿Qué pasó?, ¿cuándo quedaron de su cuenta ellos y sus familias?

La solución no es reprimir y ajusticiar, esa es la solución cosmética, la más fácil y más precaria. Desarmar a esos jóvenes forajidos no es fácil, hay que trabajar duro con la población, con las familias, con las comunidades para poder castigar y aplicarles la ley a los responsables de muertes, robos, violaciones y desmanes de todo tipo. HAY QUE EDUCAR Y SABER HACERLO.

Ya comenzarán los candidatos a prometer acabar con la delincuencia exacerbando la violencia policial al máximo, haciendo promesas de distribuir licencias para matar al delincuente, al que parezca delincuente, al pobre, a los negros, a los mal vestidos, a los que huelan a jabón azul o a sudor. Es una buena oportunidad para encolerizar de venganza a la clase media que le gusta votar y a todo ciudadano asustadizo; es el momento del fascismo.

No bastó con arruinar la revolución y arruinar el país, ahora habrá que esclavizar a los más pobres y reducirlos a lo mínimo necesario. Esta locura de disparar a mansalva a la población desde lo alto del barrio es un gesto de abandono y dolor, pero cuando bajen a las calles lo habremos perdido todo porque habrá una masacre. Debemos evitar que esta guerra de resentimientos sociales toque las calles, el odio es pegajoso, peor que la cepa delta del covid 19



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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