A 45 años del asesinato de Jorge Rodríguez: El tiempo y la edad cuentan

"El riesgo que corremos es parte del

desprendimiento que debe

animar a todo revolucionario"

Jorge Rodríguez

Acompañante sempiterno del ser humano, el tiempo ha estado, está y estará presente en nuestro accionar. No estamos descubriendo el agua tibia. Lo decimos porque cronológicamente el tiempo muchas veces marca lo que nos ha correspondido hacer o dejar de hacer en la vida. Para el tiempo la edad humana cuenta como signo de madurez, de compromiso, de convicción y de concepción de la vida y del mundo en general.

Muchos de los jóvenes que en nuestro país decidieron tomar el cielo por asalto por allá en la década de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX, lo hicieron apostando a un sueño de lucha por transformar el mundo y la sociedad en que les correspondió vivir. Por transformar ese tiempo que consideraron adverso a sus ideales. La mayoría de ellas y de ellos transitaban la edad de los veinte y los treinta años. Basta sólo consultar en los periódicos de la época y los libros escritos al respecto para comprobar lo que acabamos de afirmar.

Pensando hace pocos días sobre el asesinato de Jorge Rodríguez cuando apenas tenía 34 años, sumaba el tiempo transcurrido de aquel abominable hecho y caía en cuenta que de no haber ocurrido tal suceso Jorge tendría al día de hoy 79 años. Había nacido un 16 de febrero del año 1942 en Carora. En esa misma fecha, pero del año 1985, moría el Cantor del Pueblo Venezolano Alí Primera a los 43 años. Entre ambos existió una amistad cimentada en la solidaridad y la fraternidad. Por tal razón y como un homenaje permanente al amigo Alí decide colocarle el nombre de Jorge a uno de sus hijos nacido en 1976.

Jorge Rodríguez durante todos estos años ha devenido en fiel acusador de un mundo y de un tiempo que no debe volver jamás. Acusador de un tiempo en el que las ejecuciones extrajudiciales, las persecuciones, el confinamiento carcelario, la tortura, las detenciones arbitrarias, los allanamientos domiciliarios, las traiciones, las desapariciones y el desconocimiento de los más elementales derechos humanos era la orden a cumplir por los gobiernos de Acción Democrática y Copei, cipayos del imperio norteamericano.

Jorge Rodríguez fue ejemplo de un militante revolucionario, de un cuadro político productor de ideas, organizador popular y de moral inquebrantable. Con una trayectoria política iniciada en plena adolescencia, Jorge Rodríguez conocerá del compromiso con los sectores más desposeídos del pueblo venezolano, por eso se incorpora al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) una vez que esta organización se desprende como el ala de izquierda del partido de derecha Acción Democrática. Posteriormente, a finales de los años sesenta y como resultado de la división del MIR que devino en partido reformista, Jorge Rodríguez funda la Liga Socialista por los Derechos del Pueblo y El Socialismo, organización revolucionaria que en tiempo relativamente corto logra formar y agrupar un importante contingente de militantes revolucionarios a nivel estudiantil, obrero, campesino y luchadores populares de muchos barrios. Organizador en el año 1975 y 1976 de las Marchas Contra el Hambre la Miseria y la Represión del gobierno del neoliberal Carlos Andrés Pérez. Movilizaciones populares que partieron de diversos puntos del país y que en no pocas oportunidades fueron objeto de prohibiciones, seguimiento y represión. Así también Jorge Rodríguez junto a otros militantes revolucionarios fundan el órgano impreso de la Liga Socialista: BASIRRUQUE. En sus primeras ediciones Jorge plasmó artículos que constituyeron análisis de la coyuntura del momento.

Sus intervenciones en actos por la libertad de los presos políticos, en solidaridad con la lucha de los pueblos por su liberación y la denuncia constante al imperio invasor, hacen gala de un verbo sencillo, mordaz y en donde se combinaban el discurso y el análisis político con las expresiones populares. Recordamos la última vez que lo vimos en la Facultad de Economía de la Universidad de Carabobo, en Guacara, el 12 de junio de 1976. Denunciaba en ese momento las reuniones que "dirigentes de izquierda" habían hecho con el entonces ministro del interior Octavio Lepage para decirle a éste que "las organizaciones Comité de Luchas Populares, Ruptura y la Liga Socialista eran los respiraderos legales de organizaciones en armas." Y agregaba: "Esos reformistas cuando se les habla de comunismo saltan como una gusanera cuando se les echa creolina o como cuando se le muestra la cruz al diablo". Y recordando a Fabricio Ojeda en el avance de la lucha revolucionaria decía: "Y para atrás ni para coger impulso".

Pocos días antes del asesinato de Jorge Rodríguez, Carlos Lanz cumplía 32 años de edad. Militante revolucionario que desde la cárcel desarrolla importantes reflexiones en el plano político, filosófico, educativo y sociológico y cuyos aportes a la Revolución Bolivariana liderada por el Comandante Hugo Chávez han sido notables. Este militante revolucionario se encuentra desde hace ya un año desaparecido, desconociéndose hasta el presente mayores detalles de tan condenable hecho. Su desaparición nos retrotrae a los momentos más terribles de la historia contemporánea del país. ¿Acaso las prácticas represivas y contrarrevolucionarias de la cuarta república siguen vigentes en los cuerpos de seguridad de la Revolución Bolivariana? De ser así entonces seguimos conservando vinos nuevos en odres viejos. Este acto llevado contra la figura de Carlos Lanz Rodríguez lo hemos rechazado, lo rechazamos y lo seguiremos rechazando con la misma fuerza y el mismo ímpetu que estamos seguros lo hubiese hecho Jorge Rodríguez en su momento.

El tiempo sigue avanzando. Su inexorable avance decanta momentos, decanta acciones, decanta figuras, pero también consolida espacios de lucha y de liderazgos que el pueblo sabio y paciente ha reconocido y los asume como tal. La vida de Jorge Rodríguez constituye en la hora actual un ejemplo a seguir, sobre todo para las nuevas generaciones de militantes revolucionarios y revolucionarias que en nuestro país se definen como tales. La disciplina, el estudio y la acción coordinada deben ser parte de la tarea de esos cuadros políticos que la Revolución Bolivariana está exigiendo. Se trata de formar militantes revolucionarios y no militontos, a decir de Frei Betto. Se trata de formar jóvenes altamente disciplinados pero con un fuerte carácter irreverente y no tener jóvenes enfraneladamente reguetoneados. Se trata en definitiva de formar la generación que mañana conducirá los destinos de una sociedad que apuesta por el Socialismo Bolivariano y el Estado Comunal.

Viva Jorge Rodríguez…!

Honor y Gloria a Jorge Rodríguez..!

A 45 años de la siembra de Jorge Rodríguez decimos: El Socialismo se conquista peleando..!



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Mervin José Rodríguez López

Docente. Productor Radial. Miembro fundador del Colectivo de Comunicación Alternativa “Voces Urgentes”.

 rolomejo1957@gmail.com

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