¡Qué relámpagos del Catatumbo!: Nubes de acero ordeñadas por el demonio…


11-8-21:

6:35 am: Esplendoroso amanecer, en esa convergencia de dos grandes montañas formando una V de venero sublime, donde se forman las más maravillosas franjas de refulgentes colores. Pareciera como si millones de encajes brillantes se desparramaran en trazos y ondulaciones en perfecta armonía sideral. María Eugenia le toma unas fotografías porque los cambios en las franjas, en segundos, son extraordinarios.

9:12 am: María mi esposa se va con la perra a hacer una caminata y me quedo charapeando en el huerto. Por allá a lo lejos la escucho que llama a Solita, la perra se ha ido desbocada tras una ardilla por la gran pendiente que bordea el río, y luego la veo bajar y traspasar peñascos y troncos a grandes saltos.

11 am: Llaman a la puerta, hay un joven que lleva un palo en la mano que no parece de la zona y pregunta si subieron unos misioneros y le digo que no los he visto. El muchacho tiene ciertamente aspecto de seminarista, corte de pelo casi a ras, bien vestido y educado. Me pregunta si queremos que nos bendiga la casa, le digo que le voy a preguntar a mi esposa y María Eugenia responde que por ahora no.

Que por ahora no – le contesto.

El muchacho se va y dice que tengamos buen día.

Después, otros dos muchachos más del mismo porte del anterior tocan de nuevo a la puerta y preguntan que quién tiene la llave de la escuela. Les digo Ángel, y les doy la dirección para que lo busquen. Por cierto, a lo largo del corredor de la escuela se pueden ver varios promontorios de bojotes como de ramas secas que ahora me entero son caraotas. Me vuelvo a acordar del nombre del hijo que Cervantes tuvo en Nápoles (llamado Promontorio) y me pregunto si a una hija le hubiera puesto Promontoria.

Después de almorzar salimos a hacer un recorrido por nuestro terreno. Yo boto los desperdicios en el cambural, y luego con una “chiva” nos ponemos a bajar parchitas del guamo negro. Muchas están con poca sustancia y otras picadas por los pájaros. Nos enteramos de que finalmente el vecino como que consiguió el permiso de la Teniente para matar, porque están tasajeando a una res y vemos a los zamuros vigilantes desde unos árboles que están cerca de la troja. María Eugenia le pide a la vecina de que por favor no le echen a Solita huesos o desperdicios de las reses que sacrifican porque entonces agarra mal olor y se llena de nuches (gusanos de la mosca).

Yo me pongo a recoger unas pepas de café con la idea de hacer unos viveros, pero necesito conocer bien la técnica.

Puede que la televisión en ocasiones haga falta, pero no hay nada más perturbador para un hombre que escribe, lee o piensa que un televisor encendido. Yo, por ejemplo, para estar bien informado de lo que está pasando en el mundo en este momento, sencillamente me dedico a leer LAS VIDAS DE CERVANTES de Trapiello.

En este momento contamos con una antena que nos conecta a un satélite que no sabemos cuál demonios es, pero sólo encendemos el televisor temprano en la mañana un ratico, otro ratico al mediodía y un rato en la noche para coger el sueño. Antes, cuando la antena la teníamos dañada la pasábamos mejor, pienso.

Por ahí se ha aparecido Cristián (de 16 años) pidiéndonos prestada la rula porque la de él se le estropeó. Está rozando allá arriba en la montaña frente a nuestra casa, y se queda por las noches en un cobertizo junto con otros obreros. Por las noches, con linternas, envían señales a sus amigos de la aldea, y así se entretienen con trazos luminosos que sólo ellos entienden.

Como a las seis de la tarde se produjo una feroz invasión de hormigas negras que rodean gran parte de la casa. Penetran a nuestro dormitorio, a los baños, se incrustan en el maletero, vienen desde la troja y se esparcen por todas las barandas que bordean el jardín. Algunas me picaron en el pie y en la mano y es una picada tan dolorosa como la de un alacrán. Mi mujer me gritaba: “-Quítate la ropa porque seguro que ya te invadieron” Tuvimos que detenerlas con gasoil y baygón.

Se ha dañado la antena del televisor: algún aviso extraterrestre que hay que interpretar con sabiduría campesina.
Aún por la noche se ven deambular hormigas por las paredes. Cosas del tiempo, de las lluvias incesantes, de la matazón de animales, de los atroces vientos, del cielo roto, de los venenos agrícolas, del dólar loco y asesino, de la codicia del hombre.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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