Tanto revuelo por lo que dijo Lula y por algunos chavistas cansados de poder

Se alborotó el avispero, las avisas están que pican y mire usted que nada que ver con la fábula de Aquiles Nazoa, ni Nido de Avispas por Agathe Christie, no y no. Estas son águilas como las Águilas quizás, de Eduardo Mallea y, es a cualquier hora del día que disparan para llenar las tripas del incomodo de gases nada flatulentos que exploten en el ambiente, pero, tampoco a lo Afganistán, ni cerca, pero algo hay que decir, que sirva de toxicidad dentro del cotilleo cantiflérico nada abusivo, porque es suavemente, pero sí exigente por las personas involucradas y, como Lula dijo, lo que dijo envolviendo a Maduro sin desconsideración ninguna con Jair Bolsonaro que está guindando y a quien le buscan la caída libre en Brasil y, los espectadores gozando más ahora que vivimos en cuarentena obligada con bastante tiempo libre que despilfarrar para meterse a darle palos a la piñata que está bajita y, así no se pierde en agitar oportunidades y mire usted que oportunidades que, hasta Guaidó desahuciado como anda: solicitó adelanto de elecciones en el país para medirse de tú a tú con quién sea, total, toma lo tuyo santa Inés.

Que Marcos Torres y Erika Farías se sacudieron, ¡pero cómo se les ocurre, ingratos! Y más que son del Psuv, la mecha arderá con más fuerza y, que sea otro quien la apague, como que son malvados él y ella, y entonces, la doctrina Chávez la olvidaron. Pero el que pega primero, pega mejor, y allá te va, y eso les pasa por dejar a su pueblo desarmados -y ahora quién vendrá a salvarlos, pudiera ser la consigna del momento antes de las elecciones- que paticas para que te tengo que a mi conuco no vienen más y mucho menos a coger los mangos bajitos -seguro que lo pensaron, pero no lo dijeron y, entonces, el rancho ardiendo por la desatención de un gobernador y de una alcaldesa y, Drácula el de Valencia gozando como debe ser patasparriba.

Bueno, qué se va a hacer, vendrán tiempos mejores para otros, pero esa afrenta como que no las quieren meter las osadas, válgame Dios y ahora de qué palo se agarrarán y una sonrisota brotará como un capullo abierto y la piñata en el suelo, pero frutos dejará, pero que otros los recojan que más vale tarde que nunca y, ganar que ganando también se pierde, por lo menos si se es honrado y consciente que lo que dijo Lula de Maduro es como para oír con los oídos tapados, porque si lo dijo con otro sentido, eso no tiene perdón, y mire usted que bomberos pisándose la manguera y más cuando se viene de un proceso largo con cárcel y muchas cosas que corrieron por debajo de la mesa y, menos mal que todavía Biden no ha hablado y, cuando lo haga si es que lo hace qué, y solo falta que Almagro ponga la torta.

Menos mal que el cardenal Urosa Savino está de descanso, porque de lo contrario, ya hubiera hablado con Dios como el buen cristiano que es y qué, no le diría, y lo más seguro que primero se haría la cruz y besaría el crucifijo que no desampara como su gran poder de armonía y vaya armonía: si primero son los ricos entrando en el reino de los cielos con los pobres esperando que los reciba san Pedro, pero no hay mal que por bien no venga y la piñata en suelo y, antes, dale que dale, que se canse otro, que la lengua como castigo del cuerpo es lo que nos queda como el mejor tesoro que se tiene, aunque sea para soltar disparates y si tiene que ver con los chavistas-maduristas mucho mejor y el que pierde tiempo, pierde la razón de opinar primero y, quién los manda a salir por la puerta trasera derrotados como estaban y, en lo adelante a volar bajito que el mal está hecho y otros, lo más seguro, cantarán victoria, pero ya para qué, como dijo el loro margariteño en plena agonía.

Lo único por pasar es que, el que fue rey de España, mande a callar a Maduro y no solo eso, sino que además, le diga que está meando fuera del perol que él y solo él es el culpable que el gobernador Marcos Torres y la alcaldesa Erika Farías, hayan renunciado después de pasarla de lo mejor, pero no de lo mejor para su pueblo y de allí la gritería que cogió calle y tiene el ambiente maltrecho de ironías políticas que no caben en un saco roto, pero el que grita más duro tiene mejor eco y, además dirán otros, con mis muertos no se metan.




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Esteban Rojas


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