20 años sin 2 torres gemelas en América

Dicen que recordar es vivir, pero mi corazón sabe que llevo más de veinte años sin saber quién soy en la vida, el tiempo se empieza a esfumar, no me puedo detener, y solo tengo mis experiencias que huelen a mundano terror americano.

El 11 de septiembre del año 2001, yo tenía 16 años de vida en el violento planeta Tierra, siendo un tonto adolescente venezolano que empezaba a cursar el último año escolar en el colegio Juan Bosco, para graduarme lleno de moretones en la cara por tanto bullying, lleno de amargura social, lleno de tanto vacío interior.

Cuando se incendiaron y se desplomaron las dos torres gemelas, yo sentía que algo muy malo había pasado, pero al mismo tiempo, yo sentía que algo muy bueno había sucedido, porque los aviones no me hicieron sonreír, pero tampoco me hicieron llorar, y mientras el fuego más crecía y más ardía en la pantalla del televisor, mis emociones escapaban de la realidad sin pedir permiso de exilio.

Yo pienso en el 11 de septiembre del año 2001, y automáticamente pienso en la canción "In the End" de la banda de rock Linkin Park.

En Venezuela había un canal musical de televisión llamado PumaTV, y durante el ataque terrorista a las torres gemelas, en PumaTV trasmitían una y otra vez el videoclip de la canción "In the End" de Linkin Park, y siendo sincero, me encantaba esa canción, me encantaba el video, me encantaba esa banda.

Chamo venezolano que no escuchaba New Metal en el año 2001, fue un chamo venezolano que no tuvo adolescencia, no tuvo juventud, no tuvo alegría.

Hybrid Theory de Linkin Park ¡Cómo olvidar esa obra maestra americana!

Cuando se desplomaron las torres gemelas en septiembre del 2001, yo siempre escuchaba el disco de Linkin Park llamado "Hybrid Theory", y mientras escribo el presente artículo, todavía puedo recordar los gritos y arrecheras que yo sacaba de mi cuerpo y de mi mente, escuchando y cantando canciones como "One Step Closer", "Papercut", "Crawling", "With You" y la inolvidable "In the End".

¡Qué días aquellos! Uno se podía volver loco, y nadie te llamaba loco.

Los locos eran los malditos árabes terroristas como Osama Bin Laden, pero nosotros los benditos adolescentes venezolanos, pasábamos el tiempo riendo a carcajadas con las locuras de MTV Jackass, jugando con Tony Hawk en la PlayStation, y escuchando Hybrid Theory de Linkin Park con el CD bien quemado, bien pirateado, y bien vendido en las rockeras calles venezolanas.

¿Alguien recuerda el coro de la canción "In the End" de Linkin Park?

El coro de la canción dice: "Me esforcé tanto y llegué tan lejos, pero al final, eso ni siquiera importa. Tuve que caer para perderlo todo, pero al final, eso ni siquiera importa"

Esas palabras eran tan proféticas, tan negativas, tan depresivas, tan elocuentes.

No hay duda que los pobres obreros sin plata que construyeron y edificaron las torres gemelas, se esforzaron un mundo para levantar los pies de esos enormes edificios capitalistas, para que los ricos empresarios multimillonarios, pudieran comercializar la vida del Mundo con el vicio de una transacción financiera.

Los pobres obreros sin plata y los ricos empresarios multimillonarios, llegaron a tocar el cielo capitalista con el famoso World Trade Center, pero al final, tanto esfuerzo por construir y por capitalizar lo construido, no sirvió de nada, porque en unos cuantos minutos de la vida, dos trepidantes aviones derrumbaron completamente a las dos torres gemelas, quedando solo polvo, escombro y llanto.

La fama mundial de las ricas torres gemelas, al final, eso ni siquiera importó.

Se perdió todo, no quedó nada. El famoso World Trade Center terminó siendo un amargo recuerdo del pasado capitalista americano, porque se quemaron las tarjetas de créditos, se quemaron los valiosos documentos firmados por el gran inversionista extranjero, se quemaron los maletines llenos de dólares, se quemaron las gotas de sudor del obrero asalariado, se quemaron las bonitas corbatas de los máximos directivos, se quemó la pesadilla del egoísmo mundano.

Las torres gemelas se esforzaron mucho y consiguieron mucho dinero, pero al final, toda la fortaleza se cayó y todo el dinero se quemó en un santiamén.

Otra vez recuerdo el coro de la canción "In the End" de Linkin Park.

"Me esforcé tanto y llegué tan lejos, pero al final, eso ni siquiera importa. Tuve que caer para perderlo todo, pero al final, eso ni siquiera importa".

Si el cimiento de una torre por construir, solo pretende expandir la esclavitud y la desigualdad social del prójimo, si la piedra angular de la torre, solo se usará para expandir la envidia y la arrogancia del Hombre, si la semilla que se sembrará en la tierra de la torre, solo germinará sucios billetes de corrupción y de maleza moral, para beneficiar el pecado de unos y para comprar la indulgencia de otros, entonces más temprano que tarde, esa grotesca torre pagará las consecuencias de su fuerte hedor arquitectónico, y la gente que endiosó a la torre será carbonizada.

La grotesca torre arderá en un lago lleno de fuego, de azufre, de hipocresía y de mentiras, donde se puede entrar por la puerta, pero solo se puede salir por la ventana, y si la grotesca torre tenía una grotesca hermana gemela viviendo a su lado, entonces solo un grotesco ataque terrorista podía eliminar el cáncer desde la raíz, porque las torres eclipsaban el sol, y el sol de la justicia vivirá por siempre.

Todos sabemos que el World Trade Center fue el mayor símbolo capitalista de Estados Unidos, el cual reflejaba la idolatría y la adoración del pueblo americano a su Dios Dinero, el que compraba la montaña, el que vendía la fe, el que prostituyó la vida del prójimo por un par de centavos en una alcancía, que se rompió, que se quemó, que se derrumbó, y que se olvidó del verdadero Creador.

La idolatría a falsos dioses, es el pecado más repudiado por Jehová, y todos sabemos que nuestra sociedad moderna sigue idolatrando al dinero, siendo capaz de construir un monumento capitalista como el World Trade Center, que endiosaba el poder de Dios Dinero, y que olvidaba la sed de justicia de Jehová.

Los dos aviones terroristas que tumbaron a las torres gemelas, revelaron el carácter de la justicia divina, y aunque tal vez pagaron algunos justos por muchísimos pecadores, no debemos olvidar que el chico latino, que el viejito amerindio y que la negra hispana, que trabajaban limpiando los sucios baños llenos de estiércol en el World Trade Center, ya habían perdido el valor de la dignidad humana en sus mediocres vidas, porque trabajar en una oda al mundano capitalismo salvaje yanqui, te convierte en cómplice de la suciedad del Mundo.

Yo le doy gracias a Dios porque las torres gemelas fueron tumbadas el 11 de septiembre del año 2001, cuando yo tenía 16 años de edad, cuando estaba a punto de convertirme en un parásito del capitalismo, y cuando escuchaba una y otra vez la música New Metal, para olvidar mis fracasos, mis frustraciones, mis dolores.

Semanas después del cataclismo del World Trade Center, yo empecé a cursar mi último año de bachillerato en el colegio Juan Bosco, y todavía recuerdo que el profesor de Castellano y Literatura, empezaba sus clases con música de Alí Primera, y nosotros los estudiantes teníamos que escuchar las letras de las canciones, para analizarlas durante la clase, para realizar informes grupales, y para despertar las retorcidas mentes de jóvenes venezolanos, que disfrutaban comer una y otra vez el Chop Suey de System of a Down, y aunque no comprendíamos ni una sola palabra de la canción, era una diversión escucharla.

¡Qué locura! Después de escuchar todos los días en nuestras casas, todo el escándalo anglosajón del New Metal en la pantalla de PumaTV y de MTV, ahora llegaba un barbudo profesor venezolano de izquierda, quien dentro de las cuatro frías paredes del salón de clases, prácticamente obligaba a que sus alumnos escucharan toda la prosa en español de Alí Primera, y aunque la guitarra eléctrica de Linkin Park seguía resonando con fuerza en mi mente, pues como buen estudiante obsesionado en obtener 20 puntos de promedio académico, mi cerebro tuvo que empezar a prestarle atención a la guitarra acústica de Alí Primera.

No voy a negar que yo seguí escuchando la música de Linkin Park, pero tampoco voy a negar, que yo empecé a escuchar y a disfrutar la música de Alí Primera.

Como si hubiéramos quedado traumados por tanta transculturación norteamericana, mis compañeros de clases usaban el pizarrón de clases para dibujar infantilmente, las siluetas de dos edificios y de dos aviones que chocaban contra los edificios, queriendo simbolizar gráficamente el reciente ataque terrorista que derrumbó a las torres gemelas americanas, lo cual evidenciaba cómo el bombardeo comunicacional de los medios de masas, fue capaz de afectar la salud mental de adolescentes, que fueron víctimas del gran caos informativo.

Cuando los profesores llegaban al salón de clases, ellos tenían que borrar los dibujos terroristas del pizarrón de clases, que habían sido dibujados por los estudiantes venezolanos traumados por el terrorismo gringo, y siendo sincero, los profesores se reían de los dibujos, porque esos garabatos llenos de rebeldía juvenil, estaban muy a tono con la revolución socialista del pueblo bolivariano.

Una endeble revolución socialista venezolana, que muchos venezolanos esperaban que cayera y se desplomara como las torres gemelas, porque el gobierno del comandante eterno estaba siendo muy cuestionado por la opinión pública, y aunque meses después del cataclismo del World Trade Center, los venezolanos también usamos aviones para secuestrarlo e intentar derrocarlo, la oposición venezolana con su burdo terrorismo financiado por las cenizas de las torres gemelas, no pudo derrocar a la quinta república que resurgía de las cenizas.

En términos periodísticos, yo me sigo alegrando por la destrucción de las torres gemelas, porque para el mes de septiembre del año 2001, yo tenía 16 años de edad, yo estaba decidido a estudiar periodismo en La Universidad del Zulia, y yo necesitaba ser testigo de todo el sensacionalismo y amarillismo fraguado alrededor de las torres gemelas, porque después de ver un millón de veces las imágenes de los aviones chocando contra las torres, yo terminaba confundido y sin saber si el terrorismo, era una buena noticia vendida a la consumista audiencia, o si el terrorismo era una mala noticia comprada por los medios.

Mientras más veía a través de la CNN, el repetitivo video de los aviones chocando contra las torres gemelas, yo sentía menos dolor, yo sentía menos empatía, y yo sentía menos angustia por el magno acontecimiento noticioso, por lo que me fui volviendo inmune al mundano sentimentalismo humano, y las tristes imágenes del ataque terrorista americano, se convirtieron en frialdad, en indiferencia y en absoluta apatía, siendo tres virtuosas cualidades muy necesarias para que los futuros periodistas, puedan informar desastres y tragedias sin reflejar ninguna emoción en sus rostros, ni en sus corbatas, ni en sus sucias sandalias.

Cuando los valientes y osados terroristas árabes, tumbaron las malditas torres gemelas con dos benditos aviones llenos de justicia, yo era un adolescente ateo de 16 años de edad, o mejor dicho, yo era un adolescente católico de 16 años de edad, lo cual era peor que ser un muchacho ateo, porque el ateo comprende que no hay Dios que detenga la antropológica perversión humana, pero el católico no comprende que es por culpa de Dios que hay tanta guerra en la Tierra.

Yo sigo recordando el coro de la canción "In the End" de Linkin Park.

"Me esforcé tanto y llegué tan lejos, pero al final, eso ni siquiera importa. Tuve que caer para perderlo todo, pero al final, eso ni siquiera importa".

El precio de las torres gemelas fue valorado en trillones de dólares, pero en un abrir y cerrar de ojos, el precio de la vecindad de El Chavo del 8, terminó siendo mayor que el precio del World Trade Center, porque nada en la vida terrenal vale más que un centavo, pero en cambio, la vida eternal de Jesús no tiene precio de venta al consumidor, y nada ni nadie puede pagar el precio de la sangre derramada por Cristo en la cruz, porque el verdadero amor solo proviene de Dios.

Algunos alarmistas religiosos vaticinaron el fin del Mundo tras la tragedia del World Trade Center, y ellos dijeron que el período de la Gran Tribulación había llegado a la Tierra, pero ya han pasado 20 años desde las caídas de las millonarias torres gemelas, y el fin del Mundo cada día se ve más lejos y más distante, es como si fuera imposible alcanzar con las manos el fin del Mundo, porque no podemos sufrir la tribulación sin antes sentir el arrebatamiento, aunque siempre podemos comprar tribulaciones para nunca ser dignos del gran rapto.

Yo no diría que el ataque terrorista que destruyó a las torres gemelas cambió mi percepción del Mundo, porque todos los días dentro de mi salón de clases, yo era quemado como una torre a la deriva, era humillado como una torre sin vigía, era traicionado como una torre traicionada por su torre gemela, y por desgracia, mi martirio escolar no fue causado por dos aviones comerciales, ya que mi martirio fue producido por un arsenal de aviones comandados por envidiosos adolescentes venezolanos, que no se cansaban de incendiar mi cuerpo y de romper mis alas.

La maldita violencia, mis queridos hermanos lectores, la maldita violencia, esa maldita palabra que fascina y hechiza a la Humanidad, porque no hay mayor adicción humana, que la eterna adicción a la eterna violencia de nuestro Mundo.

¿Usted nunca se ha derrumbado como una gigantesca torre quemada y tumbada?

Durante mis peores depresiones en la vida, yo me he derrumbado y yo me he sepultado vivo en el suelo de mi casa, porque es horrible no tener fuerza espiritual para levantarse del suelo, porque solo puedes llorar una y otra vez por malos recuerdos que no se pueden olvidar con marihuana, porque no encuentras motivos para levantarte del suelo, porque no encuentras motivos para dejar de llorar, porque no hay motivos para intentar levantarnos del suelo, y porque toda la vida se ve muy distinta cuando estamos tumbados en el suelo como sucios perros moribundos, porque esa terrible sensación de dolor y tristeza, duele más que ver a una incendiada torre quemarse y derrumbarse frente a tus rojizos ojos.

Una torre a la deriva no se puede reconstruir por sí misma, alguien tiene que reconstruir su cuerpo o volver a edificarlo, porque solo el Templo de Jerusalén fue reconstruido por sí mismo, pero las torres gemelas americanas no se pudieron reconstruir ni al tercer día ni en tres días, porque las cosas del Mundo se las lleva el mismo viento que las trajo del Mundo, las cosas van y vienen como aviones que despegan y nunca aterrizan, porque Jesús no le pidió al prójimo un par de torres gemelas, Jesús simplemente pidió misericordia, pero es más fácil causar terrorismo con el fuego del genocidio, y es más difícil darle un pedazo de pan al hambriento niño pobre de nuestro barrio.

Dos benditos aviones quemaron y derrumbaron el World Trade Center, ojalá y un tercer avión terrorista hubiera chocado contra la cúpula del Vaticano, donde por siglos sus Padres han copulado con menores de edad, y aunque con la riqueza del Vaticano se podría erradicar la hambruna infantil mundial, siempre ha sido mejor copular con los menores de edad, y darles una migaja de pan para comprar el silencio de los inocentes, que suena como a ficción de película americana, pero es la triste realidad que encubre el Papa, que penetra el Papa, que goza el Papa.

Hace 20 vueltas al sol, cuando el calendario marcaba el año 2001, cuando tenía 16 años de edad, yo sufrí mucha violencia en mi vida, porque también me dieron la migaja de pan, porque también me penetraron por la espalda, porque también me robaron la sonrisa, pero el descorazonado e implacable tiempo hizo de las suyas, y ahora tengo 36 años de edad en el año 2021, y sinceramente no sé si estoy sufriendo porque ya no estoy sufriendo, o estoy sufriendo por todo lo que sufrí cuando tuve 16 años de edad, porque el dolor es como una torre quemada y tumbada, que aunque ya no la ves con tus ojos, fue tanto el dolor que se elevó hasta el cielo, que cuando la torre cayó al suelo, el espíritu del dolor permaneció.

Si yo hubiera sabido que iba a sufrir tanto en la vida, no hubiera aceptado seguir viviendo la vida, pero el problema es que siempre esperamos el advenir de tiempos mejores, porque somos tercos, somos crédulos, somos perfectos pecados mundanos, y a medida que pasan los años y esos buenos tiempos nunca jamás llegan a resplandecer en tu vida, empiezas a sentir que te vas amargando, te vas pudriendo, te vas secando, te vas quemando, te vas derrumbando como una torre incendiada y tumbada por su propia conciencia, como la arena que se roba de la playa para construir un castillo de arena, que será pisoteado por sus enemigos.

20 años después de la destrucción del majestuoso World Trade Center, todavía millones de creyentes formulan interrogantes sin aparentes respuestas.

¿Por qué Dios permitió el ataque terrorista que destruyó a las dos torres gemelas?

¿Por qué Dios no detuvo el siniestro trayecto de dos aviones llenos de satanismo?

¿Por qué Dios permitió que las dos torres gemelas cayeran del cielo al infierno?

Todas las respuestas se consiguen en Nuestro Señor Jesucristo, porque Cristo Jesús es el camino, es la verdad y es la vida, por eso leemos la Palabra de Dios en la Santa Biblia, para encontrar todas las respuestas a todas nuestras preguntas.

Hermanos, vamos a leer el Evangelio de Mateo, capítulo 7, versículos del 22 al 29, para conocer las benditas palabras pronunciadas por el rey de reyes Jesús.

"Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.

Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca, cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca.

Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción.

Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como Uno que tiene autoridad, y no como los escribas".

Después de leer las palabras de Jesucristo, podemos reconocer que el World Trade Center fue edificado sobre la arena, por eso las torres gemelas se quemaron, se cayeron y se pulverizaron, porque su cimiento era mundano, porque su piedra angular era mundana, porque su corazón siempre fue mundano.

La arena es el domingo, la roca es el Sábado.

Sabemos que el World Trade Center fue edificado en la arena, y debemos recordar que el domingo es el falso día de adoración, no tiene fundamento bíblico, es una mentira impuesta por la Iglesia Católica, por eso cuando una prostituta construye su fe sobre la arena, se desplomará como las torres gemelas, porque la arena es muy endeble, muy insegura, muy inestable, muy dominguera, muy pendenciera.

Pero si el World Trade Center hubiera sido edificado sobre la roca, entonces nunca jamás se hubiera derrumbado y pulverizado como la arena, porque el Santo Sábado es el verdadero día de adoración dado por Dios a su pueblo, el Sábado es el verdadero Séptimo Día de la semana, el recordatorio de santificar el Sábado es el Cuarto Mandamiento, que debe ser guardado por los cristianos, si queremos vivir la vida en la roca segura, sólida, bíblica y sabática.

Recuerden hermanos y hermanas, la arena es el domingo, la roca es el Sábado.

Hermanos, todo lo que no es edificado sobre la roca llamada Cristo Jesús, más temprano que tarde se hundirá como el barco Titanic, se desplomará como el World Trade Center, se caerá a pedazos como un testigo de la WatchTower.

Es importante saber que como bien dijo Jesús, los Seres Humanos somos obradores de maldad, sabemos obrar para hacer el mal, porque cuando empezamos a construir el World Trade Center, pudimos haber usado ese dinero para calmar la sed y para calmar el hambre de los niños hambrientos africanos, pero como los mejores obradores de maldad, fuimos muy egoístas y usamos todo el dinero para construir una obra llena de maldad llamada World Trade Center.

Como dijo el gran teólogo y doctor italiano Michele Buonfiglio, aunque Jesucristo regresará en una nube y todo ojo verá su advenimiento, Jesús "se va a quedar en la nube", porque el Mundo está tan corrompido por el pecado humano, que Jesús no querrá bajarse de la nube para tocar la perversa Tierra, y yo coincido con el reflexivo punto de vista de Buonfiglio, porque yo creo que todos somos obradores de maldad, desde el sol de Bajo Manhattan hasta la luna del Getsemaní.

Quien se refugió en el capitalismo de Bajo Manhattan, terminó desnudo y quemándose en el fuego eternal, pero quien se refugió en el cristianismo del Getsemaní, terminó siendo coronado por su valentía, y ahora es enaltecido en el cielo eternal.

Hermanos, no debemos esperar la llegada de la santa tormenta, para buscar un buen refugio en la vida, debemos estar apercibidos de que Satanás somete y esclaviza a millones de Seres Humanos, pero si caemos de rodillas y oramos sinceramente a Dios, seremos redimidos por la preciosa sangre derramada por Cristo Jesús en la Cruz del Calvario, que siempre será la Cruz del perdón, del amor y de la paz, porque solo con Jesús podemos vencer a nuestros enemigos.

Antes de despedirme, yo quiero confesar que a veces me imagino como una de las infelices personas, que viajaba en uno de los aviones terroristas que chocaron contra las torres gemelas, y tan solo sentirme preso dentro de un avión, y apercibido de la inminente muerte que sufriré tras chocar el avión contra la torre, me hace sentir muy incómodo, muy desesperado, muy enfermo.

Yo creo ciegamente en Cristo Jesús, yo creo ciegamente en el Evangelio, yo creo ciegamente en Dios, pero lamentablemente, el Mundo me robó la fe, Satanás me robó el amor, y la Humanidad me robó la esperanza, porque estoy cansado de la violencia del Mundo, estoy cansado de las mentiras de Satanás, estoy cansado de la suciedad de la Humanidad, ahora soy un hombre violento, mentiroso y sucio.

En los últimos segundos de vida de un Ser Humano, condenado a morir preso dentro de un avión terrorista, no sé si valga la pena rezar, no creo que valga la pena llorar, no creo que valga la pena maldecir, yo creo que antes de morir preso dentro de un avión terrorista, solo podría cantar el coro de una canción que dice:

"Me esforcé tanto y llegué tan lejos, pero al final, eso ni siquiera importa. Tuve que caer para perderlo todo, pero al final, eso ni siquiera importa".

Hemos ridiculizado tanto el sagrado don de la vida, hemos parodiado tanto el ataque terrorista que tumbó a las torres gemelas, hemos perdido tanta sensibilidad humana por culpa del americanizado capitalismo salvaje, que terminamos perdiendo la capacidad de discernimiento en el vil planeta Tierra.

Cuando se lee la fecha 11 de septiembre ¿Qué recuerda el cristiano hispano?

El cristiano hispano siempre recuerda la caída de las dos torres gemelas, recuerda el ataque terrorista, recuerda a los dos aviones que chocaron contra las torres.

Cuando se lee la fecha 26 de septiembre ¿Qué recuerda el cristiano hispano?

El cristiano hispano no recuerda que el 26 de septiembre de 1569, se terminó de imprimir la Biblia en español, siendo una fecha que debería ser eternamente recordada por el pueblo cristiano hispano.

Cuando se lee la fecha 30 de septiembre ¿Qué recuerda el cristiano hispano?

El cristiano hispano nunca recuerda nada.

Aunque afirman ser cristianos, pocos hispanos saben que septiembre es el mes de la Biblia, porque el 30 de septiembre se celebra el Día de San Jerónimo, quien hizo la traducción al latín de la Santa Biblia.

El cristiano hispano siempre entroniza y recuerda la guerra del terrorismo, pero el cristiano hispano nunca entroniza y jamás recuerda la paz del cristianismo.

A partir de hoy, debemos estar apercibidos y clamar por el santo refugio de vida eterna.

Lo material siempre será la ruina, pero lo espiritual por siempre prevalecerá.

Gracias



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Carlos Ruperto Fermín

Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, LUZ. Ekologia.com.ve es su cibermedio ecológico en la Web.

 carlosfermin123@hotmail.com      @ecocidios

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