- En 26 de abril de 1999, a Sinforiano Guerrero Lobo se le ocurrió la idea de hacer unos 50 bonos para paliar la grave crisis económica, y así iniciar nuestra campaña hacia la Constituyente. Llevaban aquellos bonos el título "SANT ROZ A LA CONSTITUYENTE. Colabora por el país, llevemos a alguien con carácter y sin dobleces a la Magna Asamblea. El hombre que ha dicho: He tenido que meterme en esta causa, convertirme en verdugo de los que vegetan, abusan y roban, porque la mayoría de la gente de este país no quiere sino ser cómodo espectador del desastre que nos devora. PARA ECHARLE COJONES COLABORA CON 10.OOO bolos".
- Yo le digo a Sinforiano: "Soy un constituyente a Palos"… El 30 de abril iniciamos la programada gira con William Izarra por Mérida. William había escogido nuestro estado para luchar por su proyecto porque le veía mucho empuje, y el Taller de Literatura de la Facultad de Ciencias estaba decidido a darle todo el apoyo necesario. Esta gira que iniciábamos, había estado pautada para ser iniciada a las 9 de la mañana de aquel 30 de abril, pero hubo de comenzar casi al mediodía. Se estaban presentando muchos inconvenientes con eso que llaman la "logística". Yo le había preguntado a Sinforiano: "-¿Cómo atenderemos a William?", porque nosotros estábamos limpios, no teníamos una locha para movilización, alojamiento o comida para atender a nadie. Todo tenían que salir de nuestros esmirriados bolsillos, de nuestro destartalado pobre carrito, de las vituallas que pudiéramos preparar en nuestras casas. Ese compromiso me preocupaba le decía a Sinforiano un Quijote como yo, "… porque tú sabes que no contamos con ninguna clase de recursos, tú estás desempleado y yo tengo mujer y seis hijos…".
- Total, que estábamos profundamente preocupados por esa abrupta responsabilidad que se nos venía encima, y con sólo pensar "Dios proveerá" no bastaba. Aspirábamos al menos que William Izarra comprendiera esta terrible situación. Por un lado la Unión Vecinal Independiente, UVI, había prometido ayudarnos con los pasajes y con lo de la estancia, en una cabaña, pero ya no queríamos trato con esta gente, a decir de Sinforiano, a la final acabaron como las palomas en puros ronroneos y pura mierda. Fue ya tarde, el 29 de abril, por la noche, cuando recordé a un primo de William Izarra que me había dejado un teléfono y que vivía en Lagunillas, y que allí al menos podía alojarse. Revolviendo entre centenares de papeles, encuentro la dirección. "Menos mal". Ni siquiera conocía su nombre. El personaje se llamaba (no sé si vive todavía) Wolfang. "Aló. Mira, mañana llega tu primo, estará en el aeropuerto a las 9 de la mañana." Wolfang se mostró contento y dijo que contáramos con él. Creíamos haber resuelto una parte del problema…
- En llegando William, partimos para Santa Cruz de Mora, el primer pueblo en nuestra gira. Yo me fui con Aristides y a la final, se nos unió un miembro de la UVI de nombre Alirio Peña quien iba con el compromiso de arreglar el asunto de los pasajes de William. Un día hermoso, brillante como suelen ser las mañanas primaverales en los Andes. Iba recordando que en el aeropuerto vi a algunos politiqueros que se quedaron sin partidos por el desbarajuste provocado por el huracán chavista, y ahora andaban por colgarse del liderazgo de William Izarra. A Santa Cruz de Mora llegamos a las 12:30. Nos dirigimos al Liceo Carlos Zerpa, un instituto de dos plantas con locales enormes, de techo de acerolic, ardiente y oscuro, con pocas ventanas. Allí William se demostró sus capacidades pedagógicas para explicar algo nuevo para el pueblo, el tema de la Constituyente y su necesidad para darle un vuelco a la gran debacle del país.
- A las 1:15 del 30 de abril, nos reunimos en Santa Cruz de Mora, con unos arruinados caficultores de la zona. Se habló hasta del gran problema que resulta para la zona andina esa basura que en forma de café nos llega de Colombia. De cómo por esta razón se inundó nuestro producto de la maldita roya. Que este producto pasaba con la entera complicidad de las aduanas y de la Guardia Nacional, y por ello echaron por el suelo el precio de nuestro café y condenaron a la miseria a los pequeños agricultores. Se habló de los destrozos de la vialidad, de la falta de los sistemas de riego, de la carencia de maquinaria, de la necesidad de instalar puentes, de crear nuevos caminos, que nada servía y todo este campo se encontraba en total abandono. Que para levantar un poco la cabeza era imprescindible inyectarle al sector agrícola unos 3 mil millones de bolívares. William Izarra todo lo escuchaba pacientemente. Un campesino planteaba: "Aquí no queda otra solución que darle rango constitucional a la agricultura o nos meteremos a guerrilleros colombianos para que se nos respete, y se nos atienda y se nos den los frijolitos que necesitamos para los muchachos". Otro reclamó: "¡Cuánta tierra ociosa, no me joda, y el campesino pelando! Aquí no hace falta una constituyente sino una guerra. A mí que no me vengan con tantas guebonadas de leyes, Senador y me disculpa; y dígale a ese Miquilena, cuando lo vea, que no hacen falta cárceles como él dice, lo que hace falta es tierra para el hombre, trabajo; que sepa que en Venezuela hay 200 mil familias que viven de la caficultura".
- Aquella, el 30 de abril en Santa Cruz, la sala ardía de agonías y esperanzas, abierta por los cuatros costados en su necesidad de volcar todo, y uno se sofocaba con tantos pensamientos y retrasos en la lucha. Para entonces, William Izarra llegó a entender, que quizá su terreno, para dar la batalla, no estaba en aquel tipo de reuniones. Ni siquiera era arar en el mar sino en lo caliginoso en ese relente de la nada. Un campesino, como una sombra, que se apoyaba sobre una columna de aquella barraca, peroraba: "Cuando a esa nueva constitución la respeten completica, ya todos estaremos muertos. A mí hablar, me agua el guarapo. Que me den una escopeta o una escardilla, pero para hablar, mejor me emborracho". Así estaba la cosa.
- -¿Cómo dice usted senador que se llama su movimiento?
- Movimiento para la Democracia Directa de las Bases Revolucionarias. MDDBR.
- Muy largo, senador; hágame la caridad de anotármelo en este papel.
William Izarra explicó que el sentido de la lucha política consiste en alcanzar logros sociales, y que su proyecto de Democracia Directa desde la comunidad organizada requiere del concurso del colectivo, de la toma de decisiones por parte del pueblo y que sea sólo el pueblo el gran director y administrador de los recursos del país; que el bien común y el hombre se encuentran en el centro de su programa. Que la idea es una movilización de masas con una plataforma ideológica, socialista, de fondo.
- Muy bueno, senador, pero quiero ver a ese Movimiento enfrentándose a muerte con los dueños de la tierra, que mire como nos tienen: en los huesos – se alzó la franela para que le vieran "los surcos del hambre".
8- Teníamos que seguir a Tovar, a otro encuentro con las comunidades. Esta vez la reunión sería en el auditorio de Radio Occidente. Un viejo espacio, frente a la plaza Bolívar, que en el pasado fue un cine; el padre de la comunidad, un hombre emprendedor lo había estado reparando. Nos atiende un grupo de hombres decepcionados con el conflicto interno en el MVR estatal, entre los cuales figura Antonio Pineda. Lo que debió empezar a las 3 de la tarde, tenemos que aplazarlo para las 4. Yo estaba revisando un libro, cuando veo que William Izarra se pone de pie y sale apresurado a la entrada. A los pocos minutos regresa y me dice que unos tipos del MVR están impidiendo la entrada al acto. Efectivamente, los tíos, como uniformados, con franelas que llevan distintivos de su partido y con boinas rojas, a todo el que trataba de acercarse lo amenazaban con no permitirle la entrada.
- A algunos campesinos, atraídos por la figura de William, a quien sólo conocían por fotos, les decían que ese era un acto contra el gobierno y que por lo tanto se atuvieran a las consecuencias si asistían. Así fueron espantadas mujeres y ancianos. Al acercarnos al grupo de saboteadores, éstos nos dieron la espalda. Les preguntamos qué querían, pero se negaron a hablar. Poco a poco se fueron retirando hasta que no quedó ninguno, pero bastantes daño ya le habían provocado al acto. Allí fue donde conocí a don Leonardo Mora Arias, viejo luchador de la región (viejo amigo de Domingo Alberto Rangel y de Juan Pablo Pérez Alfonzo), pionero en la lucha contra los que querían explotar las minas de Bailadores, locutor de Radio Occidente con unos programas educativos sobre agricultura y ganadería, leyes y proyectos para la autogestión de las comunidades; fundador del periódico "Rescate", al servicio de los caficultores y campesinos sin tierra de todo el país, quien fuera Secretario Ejecutivo de la Federación de Cooperativas de Caficultores de Venezuela; exguerrillero, quien sufrió exilio, quien luchó contra la maldición de las loterías de animalitos, fundador de conjuntos musicales de campesinos, quien jamás ha pertenecido a un partido político, y quien como yo, también estaba condenado a vivir arrecho entre tantas injusticias; sobre todo es poeta y escritor: Autor de obras como "Estatuas de la Infamia", "La Galera de Marmolejo", y su último trabajo que nos entregó a William Izarra, Sinforiano y a mí: "Cómo Llegar a la Constituyente".
- Don Leonardo Mora Arias estaba hecho para unirse a Democracia Directa; todo lo que había hecho en su vida era trabajar por las comunidades, y nadie conocía mejor que él los problemas del Valle del Mocotíes. Aquel hombre merecía mil veces más que todos nosotros ir a la Constituyente. Entre otros asistentes estaba el médico Carlos Andrés Pérez jefe del MIPO, una especie de organización independiente, como la UVI. Este señor CAP ("Carlos Andrés Pérez el bueno", como lo llamaría el Comandante Chávez) había sido efectivamente adeco, es una figura de mucha influencia en la región, dueño de una estación de televisión en Bailadores. Ahora estaba convertido en un furibundo defensor de la política del presidente Chávez. También se encontraba Giandomenico Puliti, un joven intelectual, famoso ciclista venezolano, también por miembro del MVR de Tovar.
- Desde hacia algunos meses, en Tovar, comenzaron a escucharse como fuertes candidatos para la Constituyente, los nombres de Giandomenico Puliti y Leonardo Mora Arias. Comenzó aquella discusión en Tovar. Nos referimos a problemas diversos del sector, sobre todo al del agua contaminada y al de la basura. Salió a relucir la figura del alcalde de Tovar, de la misma calaña que el de Santa Cruz (o de cualquier municipio de Venezuela). Todo el mundo indignado contra él pero nadie sin poder sancionarlo o juzgarlo, riéndose de cuantos estallan en su contra por la radio o por los periódicos. Ni radio ni prensa tumba alcalde ni gobernador. Sólo las elecciones podrían, pero para cuando lleguen, el maula que se encarame vendrá más redomado y pícaro, muy diestro y más preparado para superar en robos a su antecesor. Habían terminado las intervenciones, cuando un tipo de aspecto campesino, ropas ajadas y cuaderno bajo el brazo, de nombre Antonio Ruíz (presidente de la Asociación de Vecinos de los sectores de Fátima, Claudio Vivas y Parroquia El Llano), pidió la palabra. Es de esos hombres con labia, de esos curtidos asambleístas, habituados a compartir toda clase de comisiones en los que se discute sobre los eternos y nunca resolubles o acometidos problemas de los barrios. El tipo de manera airada, venía preparado, dijo que a él le escamaba ver a esos orondos señores de las universidades, que pretendían representar a Tovar ante una asamblea constituyente, sin conocer sus desgracias, sin haberse paseado por sus dolores, sin traer o presentar una sola solución para sus apremiantes problemas. Que él era un luchador de todos los tiempos a quien nadie tomaba en cuenta...
El desafío iba contra mí. Pero como yo a estos tipos, copias idénticas de los que dirigen a la UVI, los conozco muy bien, les respondí:
- Tú eres de los dirigentes que se han formado bajo la férula de los partidos AD y COPEI. Tú eres de esos dirigentes que nunca se pusieron de pie para decirle a aquellos ladrones lo que hoy nos estás diciendo aquí; que fuiste demasiado pusilánime con ellos, digo, cuando iban por tu barrio pidiendo el voto, para encaramarse en las gobernaciones, en la alcaldía de tu municipio, porque buscaban postularse para concejales o diputados en la Asamblea Legislativa. ¿Qué le dijiste tú a esos canallas que andaban repartiendo bolsitas de comidas, láminas de zinc y sacos de cemento, prometiendo casa y echando migajas a la gente como si se trataran de perros o cerdos? Ahora vienes a sublevarte, y seguramente en tu barrio convives con las pestes más inmundas y toda clase de miasmas, y te atreves a venir aquí a decir que estamos amenazando tus dominios, tus parcelas de poder, donde eres un líder nato; un líder que nunca has logrado cambiar nada, pero andas intacto, como intermediario entre las comunidades y el gobierno. Yo lo que siento es vergüenza de tener que lanzarme a esto por ustedes, los líderes vecinales que están corrompidos como los mismos alcaldes o gobernadores; mejor dicho, tenemos esos alcaldes o gobernadores porque abajo se permite, porque abajo cunden los acuerdos que los hace malos y perversos. No sé por qué usted señor Antonio no asume el trabajo de postularse a la constituyente. Hágalo que yo le cederé mi espacio.
Después de estas palabras, don Antonio se puso de pie y vino a felicitarme, a decirme que todo lo que había dicho era cierto. El que quedó profundamente molesto por mis palabras fue el médico, "CAP el bueno" quien dijo que yo tenía unas maneras nada decentes de decir las cosas.
- Como en todas partes a las que íbamos, el tema era siempre la situación interna del MVR, querían involucrarnos en ese conflicto. Al terminar cada acto nos reuníamos con numerosos grupos de preocupados jóvenes que deseaban ampliar sus conocimientos sobre nuestras propuestas. Durante el trayecto de hora y media, hasta Mérida y bajo un fuerte chaparrón, cada uno iba entregado a sus propios pensamientos. William Izarra había dejado el MVR para intentar desde otro campo atraer a una masa de defraudados luchadores, pero no quería, por otra parte, molestar al Comandante Chávez, pero éste en el maremágnum de problemas en los cuales vivía inmerso estaba a la vez cercado por la gente de don Luis Miquilena y sus mafias (entre los que se encontraban Tobías Carrero y Alfredo Peña). Se encontraba entre dos aguas: no quería cxrearle más problemas al Comandante, no se atrevía a hacer una fuerte y declarada oposición al gobierno. Se sentía solo. En un principio creyó contar en el Congreso Nacional con el apoyo del Senador Ernesto Palacios Prü, pero ahora estaba comprobando que éste también le sacaba el cuerpo. Ya en Mérida nos dirigimos directamente a la CUTEM, una central de los trabajadores de Izquierda. Queríamos informarnos de las actividades del 1º de mayo, y si William Izarra podría tomar parte en los actos de la marcha y de la concentración en la Plaza Bolívar. Casi todos los que estaban en la CUTEM nos ratificaron su decisión de mantener su respaldo a la candidatura de Pino Pascuzzi, no obstante del modo más amable nos invitaron a tomar asiento, sobre todo Rogelio López, el más veterano luchador con el que cuenta el frente de los trabajadores del Estado. Se dispuso, que efectivamente William Izarra dijera unas palabras en el Día de los Trabajadores. A las 11 de la noche, quedamos de acuerdo en vernos a las 9 de la mañana del 1º en la plaza Bolívar. Wolfang, el primo de William, se llevó a nuestro invitado a pernoctar en Lagunillas.
- El 1º de mayo hizo un día tremendamente soleado, como esos veranos sabaneros típico en la región de Guárico o Apure. A las 9 de la mañana, tal como lo planificamos nos vimos en la Plaza Bolívar de Mérida. En ese momento se estaban dando dos concentraciones: la de los adecos y las de los izquierdistas. La primera supera con creces a los nuestros. Llegan Sinforiano, y los profesores Aristides y Rosa Elvira, quienes llevan y traen unos formularios para recoger las benditas firmas de mi candidatura a la Constituyente. Sin muchos preámbulos veo que la firman Pino Pascuzzi, Carlos Guillermo Cárdenas y José Quintero (editor de la revista "Reportero"). Aristides le pide la firma al físico Alfonzo Rodríguez, un connotado dirigente de izquierda, quien dirige un controvertido grupo universitario llamado Plancha 8. Alfonzo le dice que no puede darme la firma, trata de dar explicaciones pero Aristides lo para en seco: "Si te explicas, te hundes. Mejor déjalo así." El candidato de Alfonzo es Pino. Lo raro de estas cosas de la política es que Alfonzo ahora ni me saluda; trabajamos en la misma Facultad desde hace15 años, y repentinamente porque me lanzo al ruedo electoral, por primera vez en mi vida, se molesta conmigo y me quita el saludo. Se oye el discurso de Lubín Maldonado, un abogado que tiene más de 20 años siendo el orador central de estas manifestaciones del 1º de mayo. He de reconocer el tremendo vozarrón de Lubin Maldonado, con ondulaciones siderales, altos y bajo que estremecen el espacio a cien metros a la redonda. Qué orador, carajo. El tipo nos echa un balde de charcuterías proletarias, de que si la clase trabajadora no dará un paso atrás, de que si sigue el plan de hambre contra el pueblo y de que le cerraremos el paso al imperialismo. Algunos se extasían ante este hombre delgado como un látigo, lleno de gestos, y que baja y sube el brazo como un balancín, y que a mi parecer pudo haber sido un gran dirigente de no ser que sólo se quedó para el espectáculo.
- Aún a las 9:30 de la mañana, William seguía sin llegar. Procura uno entender mejor al Senador, qué clase de hombre es. Aunque estamos curados contra tantas inconsecuencias, nos destroza vivir otra más. Llamamos a Lagunillas. Nadie responde. Su celular apagado, el teléfono de Wolfang nadie lo coge. Termina Lubín su maremótico discurso. Seguirá en el orden de palabra una cadena de oradores entre los que me nombran. Se está hablando desde la parte trasera de un volteo. El moderador es Rogelio López. La gente escucha a medias a los oradores. Pasan vendedores voceando sus productos: helados, kinos, tarjetas magnéticas. Son las 11:40, ya no habrá chance de que William hable. Es mi turno, y subo al volteo. No habrá modo de que alguien escuche, de modo que hablo del modo más libremente posible. Un borracho me grita: "Bájate de allí coño de madre, para que sepas lo que es el movimiento obrero." Me aplauden. No sé quiénes me aplauden. Casi todo el mundo se ha ido. Bajo del volteo y veo que están recogiendo las banderas. Se ha triunfado (cumplido) una vez más. Son más de 12 y ya William no vendrá. No sé si lamentarlo. También recuerdo que hemos quedado en hacer una reunión a las 4 de la tarde, en un local de la parroquia "16 de Setiembre".
- Sinforiano está preocupado por la tardanza de William e indignado con el Alirio Peña por la enorme falta de respeto al llevarse la copia de la cédula de William y haberlo dejado totalmente embarcado con lo de los pasajes. El acto ha terminado y vamos bajando por la calle 5. Definitivamente algo grave debe haber sucedido.
- Lo malo de la política, Sinforiano, es que uno no se puede echar para atrás aunque se esté muriendo.
- Así es – asintió Sinforiano-: No se puede desertar.
- Cada vez estamos más solos. Pero solos somos más fuerte. ¿Qué le habrá pasado a William?
- Eso lo sabremos a la tarde. Nos vemos a la 3. Hasta luego.
FINALMENTE, William llega con su primo Wolfang cerca de las 5:15 de la tarde al barrio "16 de Setiembre". ¿Qué pasó? No hay explicaciones, y no insistimos. Pocas personas asisten al acto que estaba pautado para las 4; entre ellas se encuentran Rogelio López, Alfonzo Rodríguez y Pino Pascuzzi, Ana Beatriz, Aristides, Oswaldo Herrera, la profesora Rosa Elvira Márquez y la dirigente vecinal Rosa Márquez.
Desde un lugar cercano llega un ruido atroz, con música colombiana. Hay que cerrar las ventanas y sin embargo no es posible vencer el escándalo. Comienza una exposición de William con trazos cronológicos y tecnicistas en una pizarra: hace un largo recuento de su vida política, y tajantemente afirma: "El candidato por el Movimiento Democracia Directa, región Mérida, a la Constituyente, es José Sant Roz.1" Allí hace una brillante intervención Ana Beatriz quien deja desconcertado a William Izarra. Si tuviésemos unas veinte Ana Beatriz, qué no haríamos en Venezuela, así sí en pocos meses volveríamos a tener patria.
Concluida la reunión William me dice que le ha dejado varios mensajes a Palacios Prü y que no le responde. William nos informa que ha tomado la decisión de lanzarse candidato a la Constituyente por Caracas.