El Coronavirus se ha llevado a muchos ministros y viceministros del gobierno bolivariano, a decenas de dirigentes del PSUV, a diputados muy jóvenes, a muchos oficiales de la Fuerza Armada Bolivariana, pero entonces saltan los Salti-SALTI, celebradores de la muerte… y sugieren que a Baduel no lo mató el Coronavirus sino el gobierno.
Me encontraba próximo a redactar el final de la historia que estaba elaborando sobre mis encuentros y trabajos ideológicos con el Comandante William Izarra, cuando me entero de la muerte del general ´Raúl Baduel, lamentable como toda muerte. Y veo tantas notas necrofílicas en las redes, diciendo prácticamente que lo mataron, por lo que no me ha quedada más remedio que desviarme un poco y hacer esta pequeña introducción sobre este caso. Asegurando, que esos que dicen que a Baduel lo mató el gobierno, jamás dirían, por ejemplo, que al Comandante Chávez lo mató la CIA. Son tan triviales y elementales en sus análisis que la mayoría de las veces dan risa, pero esta vez lo que provocan es la risa de las calaveras.
Es que hay quienes todo lo politizan de manera vil y degenerada. Ante esta jauría de enfebrecidos odiadores de cada hora, de cada segundo, nadie está exento de morir en paz. Sacan a los muertos de sus féretros y los visten como si fueran a un carnaval. En sus escritos se nota que lo celebran, que celebran la muerte como lo hacía aquel famoso José Millán-Astray…
Mi esposa y yo estuvimos hospitalizados en diciembre, a punto de morirnos, y es que uno se contagia fácilmente, basta con que uno sea ser humano para estar siempre expuesto a recibir el virus hasta de la forma más tonta porque todavía no dejamos de darnos la mano, de tocarnos la cara o el tapabocas, en fin... Mi hermano Francisco (el menor de todos nosotros, de nueve hermanos) murió de Coronavirus en San Juan de Los Morros, era dirigente de Acción Democrática muy conocido en la región, había sido director de Cultura de uno de los gobiernos adecos, y recibió todos los auxilios necesarios en su mal, pero desgraciadamente no pudo superarlo. Qué tal si yo, ya fuese por odio, por vileza o por tristeza horrible me hubiese puesto a decir, que por adeco a Francisco lo había matado el gobierno.
Dejo hasta aquí esta nota que no deja de ser desagradable en circunstancias tan penosas y tristes. Lamentable…
