A menos de veinte días para las elecciones regionales y municipales, las luchas intestinas entre los distintos factores opositores, gozan de buena salud. La desconfianza institucional en el Consejo Nacional Electoral, ha desaparecido casi en su totalidad. Así como la proliferación de candidatos y la consecuente dispersión del voto, le ponen en bandeja de plata al Chavismo, un triunfo en los próximos comicios. Lo expresado constituye una visión del análisis de la coyuntura electoral actual, que vive el pueblo venezolano. Es inaceptable o no es verdad que el Chavismo gane por la división que existe en el seno de la derecha terrorista venezolana. Cuáles son las razones y las verdades programáticas que tienen los habitantes del Estado Nueva Esparta, para votar por el gobernador actual. No equivoquemos el enfoque político de la realidad.

La derecha terrorista que participa en las megaselecciones acordadas para el 21 de noviembre, representa intereses Contrario para el futuro de la Patria. La victoria electoral del Chavismo debe estar relacionada por convicción del pueblo venezolano, de aceptar que la revolución Bolivariana es expresión de la mayoría del pueblo venezolano, y debe continuar al frente de las Gobernaciones y Alcardias. Una derrota opositora significaría un nuevo fracaso que debilitaría a su dirigencia, más de lo que ya está, lo que traería como consecuencia de una aguerrida lucha por el liderazgo después del 21 de noviembre, entre actores muy desgastados y con bajos niveles de credibilidad, lo que abre las puertas para un nuevo equipo de dirección o podría dejar a la oposición huérfana y sin iniciativa, por un largo período de tiempo, escenario ideal para el Chavismo de cara a las próximas elecciones presidenciales correspondiente al período 2022-2024.

La derrota de "las oposiciones", como las llama el Presidente Nicolás Maduro, para resaltar las divisiones y fraccionamientos entre partidos y actores, tendría un costo muy elevado para la banda del G4, constituida por: Primero Justicia, Voluntad Popular un Nuevo Tiempo y la fragmentada Acción Democrática que tiene como capo al distraído: Ramos Allup. Que puede terminar muy debilitado y desaparecer como principal referente de la oposición, objetivo en el que coincide tanto el Chavismo como algunos "opositores". Esto puede dejar a una mayoría del país que se opone a la continuidad de la revolución Bolivariana sin un referente creíble de liderazgo. El drama de la oposición terrorista venezolana es que presenta una dirigencia: corrupta, vende Patria y abandonado por sus base naturales. Se observa pase de factura

Como conclusión de un análisis distinto, que aconseja y señala que lo importante es determinar si la elección genera una oportunidad y cómo aprovecharla. Si la dispersión del voto es la que puede hacer perder a la oposición, no pierde por la dispersión del voto, lo que ocurre es que se ha quedado sin dirigentes, igualmente ha perdido a sus base que lo seguían. Los oposicionistas viven su peor momento en los últimos veinte años de Gobierno Bolivariano. .

El Chavismo tiene la responsabilidad para estas elecciones, en insistir en una estrategia de incentivar la participación de electores, para demostrar al mundo como piensa el venezolano, y de una buena vez demostrar porque queremos ser: independiente, libre, soberanos y elegir por la vía del voto el Gobierno que considere la mayoría del País. Independientemente que la oposición terrorista presenta una alta dispersión del voto gracias a la proliferación de candidaturas más de 70.000 candidatos oposicionistas para 3.082, candidatos de tendencia bolivariana. Es evidente la división de la oposición que ha impedido que se presenten candidatos unitarios, lo que le garantizaría al Chavismo la mayor cantidad de gobernaciones, alcaldías, asambleas legislativas y concejos municipales.