- Cuando en 1983, se celebraba en Caracas los actos del Bicentenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar, llegaron delegaciones de casi todos los países del planeta. El acto central se realizó en el Panteón Nacional y lo presidió el presidente Luis Herrera Campins.
- Llegó la delegación de España encabezada por el rey Juan Carlos, y dijo unas palabras cargadas de malas intenciones y sutiles odios, quizá redactadas por Francisco Javier Solana de Madariaga (nieto-sobrino de Salvador de Madariaga) entonces Secretario General de la OTAN. Recuerdo que Francisco Herrera Luque protestó enérgicamente contra las ofensivas y denigrantes palabras de este rey.
- En sus palabras, el rey Juan Carlos cada vez que mencionaba a Bolívar lo llamaba simplemente "general", jamás Libertador. Era el mismo hijo de puta rey que en la Cumbre Iberoamericana en Chile le gritaría al Comandante Chávez: "¿Por qué no te callas?". El mismo rey que se robó ciento de millones de euros para engolosinar con ellos a su barragana Corinna Larsen. El mismo rey que tuvo que huir escondido a Arabia Saudita, apabullado por el inmenso mar de corrupción que dejaba a su paso. El mismo rey asesino de elefantes que nadie en su reino lo puede enjuiciar ni condenar…
- En estos leves trazos del rey Juan Carlos llamando a Bolívar sencillamente "general", está retratado todo el canallesco sainete de la bufa realidad española, de este instante y de todos los tiempos. Se trata de esa España con sus deprimentes cortes bizantinas, la misma de aquel Fernando VII, intentando envenenar a sus progenitores para encasquetarse la corona; la del rey Carlos IV que amaba con locura a Manuel Godoy, el amante de su prostituida esposa (María Luisa); ese mismo rey que abdica a favor de su cretino hijo. De los catorce hijos que tuvo María Luisa varios de los cuales fueron engendrados por Godoy. Todo esto denotando el defecto más propio del temperamento español: ¡LA IDOLATRÍA HACIA SU DEGENERADA CORTE, LA TRAICIÓN Y LA COBARDÍA!
- Todo esto lo conoció y lo vivió profundamente Simón Bolívar, quien llegó a tratar a dos de los amantes de María Luisa, Manuel Godoy y Manuel Mallo (este último neogranadino). Fue tal el asco que le produjo a Bolívar todo este depravado y aberrante mundo de la monarquía española, que el Decreto de Guerra a Muerte surgió en su mente el día que le dio un pelotazo al birrete del entonces príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII, mientras jugaban en los jardines del palacio en Madrid.
- Con el Comandante Chávez se puso de nuevo de relieve, esa urgente necesidad del Libertador de cortar de manera absoluta, neta y formal con todo lo que España ha traído a América. Nosotros en esencia no tenemos ni queremos tener nada de esa España que aquí se impuso durante tres siglos, con sus godos y conquistadores, con sus hombres de garnacha y de espada, con sus enfurecidos traidores y enardecidos curas y gachupines. Con su enfermiza y deprimente estructura monárquica y súper corrupta; con su cutre y pastoso mundo de toreros, del botijo, de las tonadilleras, del "furbo": el tricornio, el garrote vil, los señoritos del Rocío, sus parques feriales, la del Gordo de la lotería, con sus vírgenes de siete puñales, donde todo es artificial en sus pretensiones artísticas, copias malísimas de franceses, ingleses o alemanes.
- El Decreto de Guerra a Muerte fue una poderosa necesidad de romper con esa España goda, imperial, franquista y asesina que aún hace grandes esfuerzos por resucitar en América Latina los eternos incendios de las guerras civiles, tal cual como está ocurriendo desde hace 189 años en el narco-estado de la Nueva Granada.
- Gracias al Decreto de Guerra a Muerte, en Venezuela quedó prácticamente exterminada la estirpe de los Boves, de los Tízcar, Zuazola, de los Carvajal, Morales o De la Calzada. Por no aplicarse dicho Decreto en el hoy territorio colombiano, quedaron allí esos genes monstruosos, encarnados por Francisco de Paula Santander, José María Obando e Hilario López: godos a la altura de José María Aznar, Felipe González o Rajoy.
- Gracias a que en Colombia quedaron intactos la herencia criminal de los godos, ha podido montarse ese monstruoso estado convertido en el mayor reino exportador de cocaína del mundo. En el país donde más se violan los derechos humanos, con mayores masacres, falsos positivos y fosas comunes de la tierra. Allí han quedado intactos todos las esencias y valores de criminales conquistadores y colonizadores de América. Allí está vivita y coleando la España de los arcabuceros, de los curas sueldos o veedores, convertidos en almibarados gachupines como Álvaro Uribe Vélez, Andrés Pastrana e Iván Duque, los "pacificadores" purpurados de lo mejor de la ultraderecha goda incrustada en estas tierras.
- Porque lo recalcamos: la gran madre de todas las guerras en España las ha propiciado esa pervertida monarquía encastrada con la feroz e inquisidora Iglesia católica. Por eso dentro de cada Aznar o Filipillo viene solapadamente incrustado un requeté que sueña y suspira con sangre, fuego y maldiciones de infiernos eternos. Por eso entre nosotros los supremos piromaníacos de la derecha son los que forman parte de la Conferencia Episcopal Venezolana. Los que han procurado por todos los medio, el provocar un gran incendio social, a lo español, como el que estalló en 1936.
- Claro, que existe otra España la REPUBLICANA: generosa y noble, representada por genios como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Manuel Azaña, Luis Buñuel, La Pasionaria, Miguel Hernández, Ramón J. Sender entre muchos otros. Desgraciadamente, el egoísmo capitalista ha infeccionado a sus escritores más recientes que ya no tienen aquella vena humana y solidaria con el mundo de los desposeídos que distinguió a los arriba mencionados (y por cómodos, hasta se han dejado confundir con la propaganda norteamericana sobre lo que realmente pasa en América Latina). Pero a esa España nunca la han dejado vivir, y le han impuesto a sangre y fuego sus degeneradas cortes, sometida ahora a los dicterios de Estados Unidos, quien irónicamente, en un acto de supremo desprecio le arrebató su última colonia en América Latina en una guerra vil como todas las que sabe hacer (porque el Míster Dólar se auto-hundió el "Maine" para luego invadir Cuba).
- Resulta ahora, que esa España monárquica, púrpura y sangrienta, ahora entumecida por la moda del consumismo y las puterías del "corazón", aliada con el imperio norteamericano, apunta sus baterías de manera vesánica y brutal contra nuestra revolución bolivariana. No resaltan en esa España purpurada y derechona, un Rafael Alberti sino escritores mercantilizados, dolarizados, que se venden al por mayor. Si hubiera un escritor "de altura" que opinase a favor del chavismo inmediatamente lo aplastarían los enardecidos cerdos de ABC, El País y El Mundo.
- En esa España monárquica todo responde al negocio de las guerras, a la venta de armas, a los pactos colonizadores de Occidente, formalizados por los grandes centros mediáticos, cuyo headquarter, se encuentra en Washington. Sus mercenarios políticos e intelectuales moviéndose desde Madrid con José María Aznar, Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, Andrés Oppenheimer, apoyados por la cohorte de canallas aventureros de CNN, The New York Times, Newsweek y The Washington Post.
- Todas las baterías de esa España horriblemente sucia, trapacera y vil, se dirigen violenta y demencial en los últimos tiempos contra Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, porque tanto a la monarquía de los Borbones como a Estados Unidos les está doliendo el perder a sus viejos vasallos y a sus mercados. Por lo que el tema hoy, principalmente, tiene que centrarse en lo mediático. Ya no sólo desvirtúan todas las noticias que sobre nuestros países soberanos se difunden, sino que inventan sin vergüenza ninguna, con delirio bestial, horrendas mentiras, para justificar invasiones y actos terroristas de todo tipo contra nuestros pueblos soberanos. Ya son Estados Unidos y la Unión Europea quienes han asumido por todo el cañón las banderas opositoras en Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia. Pero poco a poco, todo ese inmenso revoltijo de sus demencias, se les devolverá, no tengan la menor duda.
