De acuerdo con los conteos publicados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), con más del 52% de las actas escrutadas al día de publicar este artículo, Xiomara Castro gana la presidencia de Honduras con más del 53% de los votos, mientras el candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, solo alcanzó el 34%. Así, la candidata del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) consiguió un triunfo categórico contra los representantes del "Club de Coyolito", la rica y delincuencial oligarquía hondureña.
Hay que tener presente que Xiomara es la esposa de Manuel Zelaya Rosales, presidente depuesto por un Golpe de Estado en junio de 2009. Honduras, había ingresado al ALBA-TCP en agosto de 2008. En un acto multitudinario y acompañado de los presidentes y mandatarios de los países asociados a la Alianza, Zelaya pronunció, en aquella oportunidad, un vibrante discurso donde señalaba que Honduras no necesitaba pedirle permiso al imperio para suscribir acuerdos, que los empresarios tenían todo el derecho de defender sus intereses, pero también tenían que compartir su ganancia con los trabajadores, permitiendo a los que han sido excluidos ser sujetos activos en la economía nacional, "porque Honduras necesita cambios estructurales para su desarrollo económico". El gobierno estadounidense no le perdonaría a Zelaya esos pronunciamientos y en consecuencia lo derrocó, sin calcular ni mínimamente que en 12 años volvería con más fuerza y decisión.
En Venezuela, el triunfo del bolivarianismo también fue contundente. En las mega-elecciones del 21 de noviembre, de 23 los estados del país, 19 fueron ganados por los candidatos a gobernador/a del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y solo en 3 el triunfo fue para la oposición, quedando un estado todavía sin definición. Por otra parte, de las 335 alcaldías en juego, el PSUV ganó en 210. La participación fue del 42,26 por ciento del padrón electoral.
Dos semanas antes de las elecciones en Venezuela, el comandante Daniel Ortega fue reelecto, con una participación del 65 por ciento de los habilitados para votar, alcanzando la cifra del 76 por ciento de los votos. Así, la fórmula Ortega-Murillo arrasó, obteniendo también una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Pese al hostigamiento del gobierno estadounidense, sus aliados europeos y las grandes cadenas de medios de comunicación, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) logró hacer respetar la constitución y la soberanía nacional e impidió que la grosera injerencia extranjera impidiera a los nicaragüenses expresarse democráticamente.
A esto tenemos que sumarle el triunfo de Luis Arce en Bolivia en octubre del año pasado, consiguiendo el 55 por ciento de los votos y recuperando la democracia para el pueblo boliviano, tras el cruento Golpe de Estado que había derrocado al gobierno presidido por Evo Morales. Dos meses después, el 5 de diciembre de 2020, Ralph Gonsalves se impuso en San Vicente y las Granadinas con casi el 50 por ciento de los votos obtenidos por el Partido de Unidad Laborista (ULP).
¿Cuál es el común denominador de estas cinco elecciones, dos realizadas en el 2020 y tres en el 2021, en las cuales ganaron categóricamente las fuerzas populares? La respuesta es que los cinco países son integrantes de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, ALBA-TCP. Tres de los países del ALBA ganaron sus elecciones, ratificando a los gobiernos revolucionarios que los presiden (Nicaragua, Venezuela y San Vicente y las Granadinas), y otros dos consiguieron que sus organizaciones revolucionarias recuperaran el gobierno que habían perdido por Golpes de Estado digitados desde Washington (en Honduras se había derrocado a Manuel Zelaya en 2009 y en Bolivia a Evo Morales en el 2019).
¿Es el ALBA-TCP entonces el espacio más débil de las iniciativas integracionistas en América Latina Caribeña? Da toda la impresión que no, al contrario, se podría afirmar que el ALBA-TCP, más allá de las permanente agresiones que recibe por parte de los gobiernos imperialistas, exhibe una robustez singular, una capacidad de resistencia llamativa y un nivel de posibilidades de expansión que debe tomarse en cuenta. Todo esto amalgamado por la inquebrantable voluntad de luchar mancomunadamente por la unidad y la independencia nestramericana.
¿Esto tendrá que ver con que todos los gobiernos de los países que adhieren a la Alianza se encuadran dentro de las ideas del patriotismo revolucionario antiimperialista con perspectiva socialista? La respuesta está en cada uno de ustedes.