Estamos en la última fase del Orden Mundial establecido desde la era cristiana, por lo tanto, hay posiciones históricas y estructuralmente irreconciliables que, han venido evolucionando en las últimas décadas de guerras de nuevo corte, hibridas y asimétricas puestas en prácticas por el Hegemón contra gobernadores y pueblos dispuestos a defender su soberanía, como sus recursos. La cual, según la politóloga Helena Argirakis abarca cuatro etapas de corte claramente militar.
La primera fijada en la guerra económica, financiera y comercial acompañada a una gran Difusión mediática con sus falsedades, con prédicas académicas y religiosas. La segunda representada por la trans- militar cibernética, diplomática y sanitaria aliñada con el espionaje y la infiltración de civiles en posiciones estratégicas para atemorizar y pluralizar a los pueblos.
En tercer lugar, es claramente militar y se refleja entre un enfrentamiento bélico de Estados y, en cuarto lugar, observamos la nuclear que se espera nunca ocurra.
La Tesis que alimenta a los jóvenes marxistas del Continente Sureño no se encuentra alimentada en el Empirismo. Son teorías conceptualizadas por el Realismo y centralizada en una representación ideológica que nos lleva a una transformación de las dificultades.
Sin duda, hay un proceso totalizante en la concepción sartreana de la dialéctica materialista. Dicho a la inversa, la izquierda juvenil en América Latina se encuentra dada en la praxis y viene a tomar el poder desde atrás por los caracteres inerciales de la historia y, ese nuevo liderazgo está siendo manejado por dos mujeres latinas, una radicada en Venezuela y la otra presente en Chile. Es un mundo propio y determinante de un sector de la realidad política y ha existido independiente de los Pura Sangre y alacranes que le dieron la espalda al proyecto político de Hugo Rafael Chávez Frías.
Destacando también que, a diferencia de los países de Medio Oriente, atrapados entre la segunda y tercera etapa, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Perú, Haití y las demás naciones latino-caribeñas objeto de agresiones imperiales en este momento, están encerradas. Lo cual contribuye a una no percepción o a una percepción discontinua y confusa del estar en guerra y de los ataques del enemigo.
Confusión que puede y debería aclararse periódicamente con partes de guerra oficiales sobre el desarrollo de las agresiones, así como sobre las medidas tomadas o por tomar para enfrentarlas. Ello acompañado por una campaña informativa y formativa permanente, adecuada a distintos niveles educativos, sobre la geopolítica mundial, sobre la política exterior del gobierno estadounidense y sobre las actuaciones de sus agentes continentales y locales.
Imposible defenderse de quien no se conoce.
En el Sur Perú es una astilla de avance marxista. Pedro Castillo arriba al poder con un discurso blandengue y unos
compromisos con quienes fueron sus detractores en la campaña electoral
que lo coloca como un peón más del imperio gringo. Fue visto por el
pueblo de a pie y por su ascendencia indígena como un ente ajeno a
la podredumbre política en el que se debate ese país. Recordemos que
desde el 2017, cuatro presidentes han sido destituidos; Pedro Kuczynski, (28/09/2016 – 23/03/2018), el del perrito aquel de la
alfombra, fue destituido por sus fuertes vinculaciones con
Odebrecht. Le siguió en el cargo Martin Vizcarra hasta el 09/11/2020,
abandona la presidencia por hechos de corrupción vinculados a la
construcción; le continuaría en esa razia sustitutiva a Manuel Merino,
que duraría cinco días en el poder por la utilización de una fuerza
desmedida para reprimir a los manifestantes; luego vendría Francisco
Segasti que duraría hasta el 28/07/2021, fecha de la toma de posesión
de Pedro Castillo.
Uno de los factores que le abren las compuertas a Pedro Castillo fue
el desgaste de un sistema neoliberal que no le da respuestas al
pueblo y una caterva de presidentes traídos de los cabellos, que a
las primeras de cambio se vinculaban a manejos dolosos; por otro lado
a un pueblo devorado por el hambre, la miseria, la desesperanza y
ahora por la pandemia. Castillo era un desconocido líder, que en el
2017 hace sus primeros tanteos políticos al liderar una huelga
nacional de docentes. En las elecciones pasadas (2016) participa en
el partido Patria Libre, liderado por Wladimir Cerron que tenía
cercanías con el gobernó de Maduro y Evo Morales. Viene las elecciones
del 11 de abril gana en la primera vuelta, luego vendría el 6 de junio
las elecciones de la segunda vuelta, donde se impuso con un margen de
45.000 votos de ventaja a la señora Keiko Fujimori, quien llama a
desconocer el triunfo; mientras que Pedro Castillo no mostro ningún
rol protagónico para no dejarse arrebatar el triunfo a pesar que el
pueblo estaba en la calle soportando la andana represora fujimorista.
Posiblemente para bajarle los ímpetus a la derecha recalcitrante; y no
arrojar dudas sobre su voltereta; señalo públicamente: "no somos
comunistas, no somos chavistas, no somos terroristas, somos
trabajadores como cualquiera de ustedes. Ahora para sorpresa de
muchos se le ha visto con muchos coqueteos con la godarria que se
esconde detrás de la oligarquía peruana, de mayor abolengo que la
colombiana.
Son momentos históricos, lo exprese al principio de instancias ideológicas y el carácter económico de Venezuela tiene una premisa de solución, pero, se debe alcanzar un nivel de conciencia, limpiar todo, desde los jefes de calle hasta llegar a la CSJ, que debe ser revisada y reformada a menos miembros, las decisiones de poder la pueden tomar hasta cinco personas, Al se abre hacia un nuevo surco político.