Cáscara Amarga 553

Las tres versiones de Judas

Las tres versiones de Judas, la de Basílides, la de Nils Runeberg y la de Jorge Luis Borges. La versión de Basílides, el filósofo gnóstico alejandrino de la primera mitad del siglo II de nuestra fe y que en nuestra segunda era y que sigue siendo nuestra fe. Basílides, sostuvo que la creación del universo expansivo einsteiniano de luz curvada debíase al dios de los judíos, y, Basílides no hablónos del universo contractivo maleoiano de luz tragada, pero que precisamente por ello ese dios de los judíos, era un habitante de los cielos inferiores y que no de los cielos superiores, en que pudiera estar el universo contractivo maleoiano, pues el Ser Supremo entre los cielos y los suelos, no hubiera podido, en su intermedia infinita bondad abismal y en su intermedia eterna consciencia profunda, como tiénese dicho, no hubiera podido crear la materia sin su par la energía, y el mal sin su simultaneidad, el bien. Jesús había venido a poner fin y remate a la antigua soberanía de Jehová. A mas y más, a según Basílides, Simón de Cirene había muerto en la cruz en lugar de Jesús, pues este no tenía sino apariencia humana, y, en la apariencia humana no todas las cosas son lo que parecen, en la apariencia humana no todas las cosas son lo que son. Y, nuestro Ernesto Che Guevara, contestárale a Basílides, del, de él, del Che: "Que la conciencia y la materialidad, natura y persona del Libertador Simón Bolívar, forman un complejo donde se condicionan simultánea y mutuamente, el equilibrio dinámico dialéctico difuso Maleo 2001, de todos los casos correlativos límite contradictorios caliginosos borrosos de Maleo 2001, y, en ese complejo medio cheiano abisal, lo mas y más importante es la Conciencia del Deber Social Abismal de la Revolución Cubana y de la Revolución bolivariana"

Con digresión y sin digresión, la versión de Nils Runeberg, miembro de la Unión Evangélica Nacional Argentina, apasionado singular intelectual de su conventículo gnóstico. Ubicuo seglar pasado en la universidad de Lund, del, de él, Runeberg, que dijera, apoyándose en escrituras, que no una cosa, todas las cosas que la consuetudinaria copula a Judas Iscariote son ridículamente falsas. Y, el agnóstico evangelista argentino expresara de las Escrituras, que si Jesus era conocido en La Mancha, por su prédica, por sus milagros, y, por la cura de leprosos, por la resurrección de muertos, y, toda clase de prodigios, que no cabe certidumbre alguna mocosa, que a aquel hombre de apariencia humana, y, de caminar por encima del fuego y de lo fontanero faquiriano, fuera señalado para una vendimia dineraria de 30 denarios. ¡Coño!, dice Runeberg, ese hombre no necesitaba de la traición, porque ese hombre supra terrenal era conocido en todos los lugares de La Mancha, y no necesitaba del ser señalado por nadie, ni por índice ni por el ósculo beso hipócrita ante los fariseos. Jesús, millonario en milagroso no necesitara de la traición del mocoso bobolongo de Guidó para la traición. Judas Iscariote andaba y estaba a la par, era pana y panadería de Jesus, y, besábanse en el horno de la justicia y de la injusticia, sigue correntía la voz de Runeberg, y, lo que sí pudo haber hecho, Judas, fuera forzar mas y más a Jesús, para que derramara su divinidad y rempujara una vasta rebelión contra el imperio y yugo de Roma.

Con divagancia y sin divagancia, la versión de Jorge Luis Borges, en somos Edipo, y, de un eterno modo, la larga y triple bestia somos todo lo hemos sido y todo lo que seremos. Jorge Luis y su pana y panadería que se besaban en el horno de lo hermoso y de lo horrible, Oscar Wilde, el hombre y la mujer, son en cada momento de sus vidas todo lo que han sido y todo lo que serán. Margullían, Borges y Wilde, en la catedral y templo oxímoron cleuasmo quiasmo río de Heráclito, en que un río no es dos veces el mismo río y es el mismo río as dos veces de las plurales palabras pareadas paradójicas de la forma ser y no ser de la modernidad ilustrada originaria de la enciclopedia védica upanishad sánscrita. Y, del, de él, Jorge Luis Borges, el río me arrebata y soy ese río. De una materia deleznable fui hecho de misterioso tiempo. Acaso el manantial está en mí. Acaso de mi sombra, surgen fatales e ilusorios, los días. Jorge Luis Borges, a mas y a más, margullera en la gris sombría penumbra whitmaniana, de la que surgen iguales elementos contrarios, y, Whitman, referíase al yin y yang del tao de Laozi. Y como tiénese dicho, Jorge Luis Borges, dijera que el Verbo, aun y aún, no ha se hecho carne, permanecen en equilibrio dinámico dialéctico difuso Maleo 2001. El Verbo está entre la ubicuidad y el espacio, entre Jesús y Judas, entre el suelo y el cielo, entre el fontanero y el fuego, entre la eternidad y la historia, entre la dicha y la muerte, entre el orden inferior y el orden superior. El Verbo permanece ahí, entre el universo expansivo einsteiniano de luz curvada y el universo contractivo de maleo de luz tragada. El Verbo ha de estar en equilibrio entre natura y persona, entre materia y energía, entre el campo electromagnético y el campo gravitacional. El Verbo ha de estar en equilibrio entre la teoría especial de la relatividad y la teoría general de la relatividad. Y, el Verbo faltóle a Albert Einstein para culminar su obra de la teoría holística unificad por culpa de Aristóteles.

Si las tres versiones de Judas, la de Basílides, que no hablónos del universo contractivo maleoiano de luz tragada. Entonces sea dicho que la versión de Judas de Basílides, es que Jesús y Judas, sostuviéronse en el universo expansivo einsteiniano de luz curvada, y, que este universo, debíase a Jehová, el dios de los judíos. Ergo vergo sea dicho que la versión de Judas de Nils Runeberg, en el universo expansivo einsteiniano de luz curvada, es que Judas, jamás de los jamases, ha sido lo que la tradición le ha atribuido, y, a mas y más, lo de la traición de Guidó, pues Jesús, en un lugar y en todos los lugares de La Mancha, era por demás de conocido, por lo que hacía. Jesús, hacia milagros y prodigios, y asina asín ansí así, no necesitaba de un Bobolongo traidor para la vendimia. Ergo vergo sea dicho que en la catedral y templo oxímoron cleuasmo quiasmo río de Heráclito, en que un río no es dos veces el mismo río y es el mismo río las dos veces de las plurales palabras pareadas paradójicas de la forma ser y no ser de la modernidad ilustrada originaria de la enciclopedia védica upanishad sánscrita, y que entre estas, ha de estar el Verbo. El Verbo entre la ubicuidad y el espacio, entre Jesús y Judas, entre a certidumbre y la incertidumbre, entre la determinación y la indeterminación, entre la esperanza y la desesperanza, entre la convicción y la no convicción, entre lo visible y lo invisible, entre lo consciente y lo inconsciente, entre el medio y el fin, entre el exceso y el defecto, entre la tesis y la antítesis, entre lo concreto y lo abstracto, entre la partícula y la onda, entre el suelo y el cielo, entre el fontanero y el fuego, entre la eternidad y la historia, entre la dicha y la muerte, entre el orden inferior y el orden superior, entre el universo expansivo einsteiniano de luz curvada y el universo contractivo maleoiano de luz. Ergo vergo sea dicho que es el Verbo la versión incluyente medio maleoiano profundo Maleo 2001, en equilibrio dinámico dialectico difuso entre natura y persona, entre partícula y onda, entre materia y energía, entre el campo electromagnético y el campo gravitacional. El Verbo ha de estar en equilibrio dinámico dialéctico difuso Maleo 2001 entre la teoría especial de la relatividad y la teoría general de la relatividad, y, es la versión de Jorge Luis Borges, al través y en de por medio por la calle de en medio en que ha de estar el medio Verbo borgiano abisal. El Verbo lo incluyente y lo influyente abismal Maleo 2001, entre Jesús y Judas.



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Miguel Homero Balza Lima


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