Extrema pobreza y manejo del capital por grupos izquierdistas que dosifican una tiranía política

Occidente, ha traicionado el sentimiento ruso y, los presidentes que expresan su complacencia por la nueva izquierda y hacerse multimillonarios, en la actualidad han manifestado su disposición de contraer matrimonio- es natural para optar a un cargo público bíblicamente-  y que el pueblo que ha dado en conocer su opinión en su afecto a ellos, se sienten defraudados con sus anhelos sociales y económicos. El movimiento popular viene gestándose en Venezuela desde su origen en las elecciones de 1937, teniendo tres voces claves, los doctores Carlos Morales, Andrés Eloy Blanco y el maestro y jurista, Luis Beltrán Prieto Figueroa. Siendo Caracas, una importante tribuna política que ya despertaba en un poder popular autónomo.

De modo, al igual que nuestra República Bolivariana, se vienen estableciendo intereses cuya apariencia constituyen una dualidad de poderes que desarrollan en su ejercicio político una conducta antidemocrática, con una careta a favor de los intereses populares.

En este momento, tenemos un novedoso acuerdo imperialista, que, entra de lleno a la fase petrolera de nuestra economía ya hipotecada a China e Irán, cuya orientación se viene siguiendo en Venezuela.

Es del conocimiento de todos, que, nos encontramos en una transición y, en consecuencia, constituye un proceso económico- social que empieza ampliar las capas sociales de la sociedad y, como siempre se viene el auge progresivo de algún conflicto, ya que debe salir en defensa de sus intereses y capital. Esto, es el control del mercado para ir a una conquista de la democracia política.

En la actualidad, la participación activa de la clase media en las luchas planteadas, no solo da cuenta de la radicalización política experimentada por esta clase social, sino, nos explica en la necesidad de organizarse en partidos políticos.

Hay un apetito económico en el control de mercado para la inversión de capital y, para ello hay una fusión partido- economía que, se proyecta en la sed del dominio civil como militar.

El despotismo suma en las castas sociales de Venezuela, ya no se puede hablar de luchas de clases. Es un embaucamiento para los desposeídos y, lo observamos en la diversificación del dólar. Es una tiranía política en el control del Diesel y gasolina para bajar los productos agrícolas a las ciudades. El campesinado, todavía lucha por la transferencia de la tierra y la transformación de la propiedad territorial

 



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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