Cáscara Amarga 594

El hombre y el nombre

El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, es de la forma y figura geométrica algebraica de natura y persona, de la inteligencia y el objeto, del pensamiento y el objeto, del sujeto y del objeto, del símbolo y del objeto, de la verdad y la falsedad, de lo falso y lo verdadero, de la realidad y la certeza, de la evidencia y la duda, de la razón y la sinrazón, de la locura y la cordura, de los semejantes y los antípodos, de la tesis y la antítesis, del exceso y el defecto, de lo consciente y lo inconsciente, del ser y no ser, del somos y no somos. El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, es de las plurales palabras pareadas paradójicas que margullen en la corriente fluvial cristalina de la catedral catacresis y del templo oxímoron del cleuasmo quiasmo río efesoíta de Heráclito, a según, un río no es dos veces el mismo río y es el mismo rio las dos veces. El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, uno de los casos correlativos límite contradictorios caliginosos Maleo 2001 de equilibrio dinámico dialéctico difuso en el medio contradictorio maleoiano profundo, aspectos armónicos, que han de haber en la ciudad desnuda borrosa, en presencial ubicación valorativa, ante mas y más de 8 millones de aspectos armónicos límbico antagónicos ambiguos Maleo 2001. El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, tanto como natura y persona del Libertador Simón Bolívar, han de tener y tienen al infalible ojo clínico de don Francisco, como medio contradictorio maleoiano profundo, asina también han de tener, a mas y a más al ojo de don Francisco como medio, han de tener al cricrí de las margaritas de don Federico, a la perogrullada primera de Perogrullo, en que los extremos de la contradicción han de tocarse y de trocarse, a según Walt Whitman, en la sombría penumbra whitmaniana, en la indeterminación védica profunda de la que han de surgir iguales elementos contrarios, o sea, el yin y el yang, o sea, el ser y el no ser, o sea, el somos y el no somos, o sea, el algo y la nada, o sea, el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno.

Con digresión y sin digresión, el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, ha de estar incrustado profundamente en el movimiento real de la historia, asina no haya existido cualquier motivación registral histórica, el hombre y el nombre ha estado ahí, y, mucho antes del hombre mítico, y mucho antes que el hombre védico, el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, ha existido tanto como si fuera en el hoy es siempre todavía y el doctor Einstein no lo sabía. Tanto como ese río de Jorge Luis Borges, en que margullen el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno. A según Borges: "El rio me arrebata y soy ese rio, de una manera deleznable fui hecho, de misterioso tiempo. Acaso el manantial está en mí, acaso de mi sombra surgen, fatales e ilusorios, los días." Endenantes y en después, Jorge Luis Borges, el misterioso tiempo, el movimiento real histórico, del hombre y el nombre de Miguel de Unamuno en Borges y en Heráclito. El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, surgen de las sombrías penumbras diarias whitmanianas de Walt Whitman, de las sombrías penumbras diarias borgianas de Jorge Luis Borges. El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno. El hombre y el nombre, en la cordura y la locura de José Ortega y Gasset. El hombre y el nombre en la política económica social de la sociedad socialista y el hombre y el nombre en la política económica social de la sociedad capitalista. Habrá y ha de haber equilibrio dinámico dialectico difuso, si y solo si, sí y sólo sí, si el nombre no ha de estar por encima del hombre y viceversa. Si, endenates, hace mella, si prima, si priva, si impresiona el uno sobre el otro, en tu yo interior, a buen seguro, endespués, has de mirar por encima del hombro, al hombre y al nombre, en que, de seguidas, despides en empatía y simpatía al perdona vida, que corre airada la pedantería, y corre airado todo lo que suene a la vendimia de humos en el hombre y hace mella en el nombre. Y, en el hecho en entera ejecución, el acontecimiento en pleno desarrollo, ha de haber sostenido reclamado equilibrio entre el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno.

Con divagancia y sin divagancia, el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, en la teoría de los casos correlativos límite contradictorios caliginosos Maleo 2001, han de tener equilibrio dinámico dialéctico difuso en el medio contradictorios maleoiano profundo en la perogrullada primera vez de Perogrullo, en el ojo clínico oculto de don Francisco, en el cri cri de las margaritas de don Federico. El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, han de tener su representación gratificante graciosa en el lienzo pictórico blanquinegro del yin y del yang, y, en el cóncavo convexo contradictorio caliginoso concupiscente 69 cojedeño de Maleo 2001. El hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, aspectos armónicos límbicos antagónicos ambiguos, han de estar en la línea curva de la lemniscata de Bernoulli y en la línea curva parabólica cúbica de Picasso. Y, en el punto crucial decisivo de la lemniscata de Bernoulli, ha de cumplirse lo del poeta Walt Whitman y lo del poeta Jorge Luis Borges, que de las sombrías penumbras diarias whitmanianas de Walt Whitman y de las sombrías penumbras diarias borgianas de Jorge Luis Borges, han de surgir iguales elementos contrarios, de Miguel de Unamuno, el hombre y el nombre.

Con etiqueta y sin etiqueta, el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, perola perorata paraulata cojedeña cantarina con nube con agua y nube sin agua, en el jardín de mi rancho que se llueve en Cantaclaro de San Carlos de Cojedes, deviene y viene, sucede y acontece de la poesía de Miguel de Unamuno: "Qué es el hombre? Nombre, más que palabra… Job al ángel: "¡Dime tu nombre!" no: "¡dame tu palabra!" Misterio de mi nombre: ¡Miguel!"

Con concordancia y sin concordancia, el hombre y el nombre, en Miguel de Unamuno, nombre a más y a mas, aun y aún, que en el rincón de la palabra nombre, en que refugiábase el hombre, Augusto Monterroso. El rincón de la palabra nombre, que mi salvación labra hombre Maleo 2001. En el rincón armónico musical nombre en que salvárase el hombre Gregorio Samsa con el despertar del violín musical hermanado nombre y miente de su hermana Mujer en la obra La metamorfosis de Frank Kafka. En el rincón nombre en que fuera arrinconado y arrumbado el tercio incluso nombre y hombre Maleo 2001, nombre arrinconado y arrumbado por mas y más de 3 mil años del hombre de Aristóteles, saliera del rincón tercio incluso nombre, y transformarse en nombre tercio excluso y tercio incluso en la voz hombre Maleo 2001. Y, en Miguel de Unamuno, el hombre y el nombre.

Si el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, es uno de los casos correlativos límite contradictorio caliginoso Maleo 2001, con equilibrio dinámico dialéctico difuso en el medio, al través y en de por medio por la calle de en medio, el medio contradictorio maleoiano profundo en la perogrullada primera vez de Perogrullo, en el cri cri de las margaritas de don Federico, en el ojo clínico oculto de don Francisco, fiel fidedigno balanceado entre nalgas. Entonces sea dicho que el hombre y el nombre de Miguel de Unamuno, ha de ser tanto como la forma y figura geométrica algebraica de natura y persona, de la inteligencia y el objeto, del pensamiento y el objeto, del sujeto y del objeto, del símbolo y del objeto, de la verdad y la falsedad, de lo falso y lo verdadero, de la realidad y la certeza, de la evidencia y la duda, de la razón y la sinrazón, de la locura y la cordura, de los semejante y lo antípodo, de la tesis y la antítesis, del exceso y el defecto, de lo consciente y lo inconsciente, del ser y no ser, del somos y no somos. Ergo vergo sea dicho que sobre la cordura y la locura de José Ortega y Gasset, sobre la razón y la sinrazón de don Quijote, ha de estar Miguel de Unamuno con el hombre y el nombre.



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Miguel Homero Balza Lima


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