Es realmente insólito comprobar cómo en Venezuela, la brecha generacional de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ha podido cambiar drásticamente el panorama social de las telecomunicaciones en las calles venezolanas, donde el paso del tiempo convirtió en basura tecnológica del siglo XXI, a la misma gran tecnología que fue un revolucionario tesoro en el siglo XX.
En un Mundo tecnológicamente tan avasallante como insostenible, todos los días no solamente mueren los arcaicos Seres Humanos, sino que también mueren los avasallantes e insostenibles equipos tecnológicos, que no pudieron sobrevivir a la vida tan capitalista como salvaje, que modernizó lo malo y destruyó lo bueno.
Yo todavía recuerdo los viajes vacacionales que a principios de la década de 1990, mi familia siempre realizaba a destinos playeros venezolanos, como la visita a Adícora y a Chichiriviche en el estado Falcón, siendo un par de bonitos entornos turísticos de Venezuela en el siglo XX, y que cada mes de agosto se llenaban de turistas venezolanos y extranjeros.
No hay duda que para millones de venezolanos, era una auténtica bendición encontrar en las calles de Venezuela, un teléfono público instalado y colocado por la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV), ya que los venezolanos podíamos telecomunicarnos con otros usuarios del país, de una manera práctica, con tarifas económicas para realizar las llamadas, y sabiendo que en caso de emergencia en la carretera, se contaba con un teléfono de apoyo.
La masiva proliferación del teléfono público de la CANTV en Venezuela, era muy bien recibida y aceptada por el venezolano, que hizo del teléfono público su mejor amigo, su compañero sentimental de viaje, su pañito de lágrimas y su santo confesor, por eso muchas veces se observaban filas de compatriotas venezolanos en frente del telefonito público, pues todos los venezolanos teníamos ilusiones y decepciones, que comunicábamos a nuestro prójimo a corta y a larga distancia.
Gracias a los teléfonos públicos de la CANTV, mi mamá podía llamar rápidamente a mi abuela que vivía en el estado Mérida, y gracias a esa llamada telefónica proveniente de un teléfono público CANTV, mi mamá se quedaba muy tranquila y relajada en el viaje playero, pues mi abuela le confirmaba que estaba muy bien de salud, y hasta aprovechaba la linda llamada familiar, para conversar un poquito sobre la famosa telenovela "Por Estas Calles", que transmitía Radio Caracas Televisión, y que mi abuela sintonizaba cada noche prendiendo el televisor de su casa.
Y pensándolo bien, los teléfonos públicos CANTV también fueron una gran bendición durante mi infancia, pues yo coleccionaba las hermosas tarjetas telefónicas que mis papás compraban para llamar a la familia, y todavía recuerdo que las tarjetas incluían impresiones de paisajes turísticos venezolanos a full color, por lo que con mucha alegría yo guardaba cada hermosa tarjeta telefónica, que se quedaba sin saldo suficiente para realizar más llamadas, y hasta yo persuadía a mis padres, para que compraran y usaran más tarjetas de la CANTV.
Hasta finales del siglo XX, los teléfonos públicos de la CANTV fueron bendiciones del cielo para los oídos de los usuarios venezolanos, y solo Dios sabe cuántas historias bolivarianas y cuántas anécdotas criollas, se compartieron a través de las bocinas y de los auriculares, que presentaban los teléfonos públicos CANTV.
Pero nada perdura por siempre en la caprichosa vida terrenal del Mundo, porque así como el inexpugnable Imperio Romano, terminó cayendo y muriendo en el olvido político global, así también el inexpugnable teléfono público de la CANTV, terminó cayendo y muriendo en el olvido social de nuestro pueblo venezolano.
Y es que con la llegada del siglo XXI, se auguraba el inminente declive y entierro del teléfono público de la CANTV, porque ya los venezolanos habíamos caído presos en las garras privatizadas, en las patas consumistas y en las mentes egocéntricas del capitalismo salvaje, que revolucionó la tecnología de Venezuela.
Porque ya en el año 2000, el venezolano podía comprar su propio teléfono celular lleno de individualismo, rompiendo las barreras comunicacionales del teléfono fijo casero, y reduciendo la necesidad de usar el teléfono público de la CANTV, ya que con la proliferación del teléfono celular que se vendía en toda la masa geográfica de Venezuela, pues los envidiosos venezolanos se olvidaron de echarle los perros y de echarle las moneditas al viejo y obsoleto teléfono CANTV.
¿Usar un teléfono público de la CANTV en el siglo XXI?
¡Guácala! ¿Quién sabe cuánta mugre acumulada de gente tiene ese sucio teléfono? ¡Ni loco uso esa verga vieja!
Como si fuera la típica sucia poceta del baño público de una gasolinera venezolana, que ningún venezolano quiere usar, porque piensa que la poceta está muy hedionda y muy contaminada, pues así el sucio teléfono público de la CANTV, se ha convertido en una cosa muy hedionda y muy cochina para los venezolanos.
Aunque el teléfono celular no fue culpable de la caída política del Imperio Romano, el teléfono celular sí fue culpable de la caída social de los teléfonos públicos de la CANTV, que no pudieron soportar la privatización tecnológica conllevada por el capitalismo salvaje, y finalmente agonizaron y murieron en las sangrientas calles de una Venezuela, donde lo viejo muere sin pena ni gloria.
Es increíble reconocer que en menos de veinte años de vida terrenal, el teléfono público de la CANTV dejó de ser una bendición del cielo, y ahora se convirtió en una maldición social que es piedra de tropiezo, un estorbo en la vialidad urbana, que solo entorpece el camino de los sofisticados venezolanos del siglo XXI.
Ciertamente, los teléfonos públicos de la CANTV se han convertido en un estorbo para los venezolanos del siglo XXI, pues ya ni siquiera los drogadictos los usan para pintar un colorido graffiti, ya ni siquiera los partidos políticos los usan para ganar las elecciones, ya ni siquiera los malandros se roban las arcaicas piezas electrónicas, porque simplemente la indiferencia se comió el teléfono CANTV.
De hecho, yo he visto a muchísimos venezolanos usar los teléfonos públicos de la CANTV, como los mejores sitios de las calles para botar la basura y tirar residuos sólidos urbanos, y los camiones del aseo acostumbran a detenerse en frente de los teléfonos públicos de la CANTV, para recoger toda la basura acumulada por los venezolanos, lo cual demuestra cómo el teléfono público de la CANTV, es visto como un pequeño relleno sanitario o basurero para la sociedad.
No hay legado comunicacional, no hay respeto ciudadano, el teléfono público de la CANTV no es parte del patrimonio tecnológico material de la sociedad venezolana, ya que por el contrario, el teléfono público CANTV es basura del país.
Sabemos que la CANTV ha intentado limpiar los rostros de sus teléfonos públicos, mediante jornadas de mantenimiento de los equipos, e incluso, la CANTV ha permitido realizar llamadas nacionales totalmente gratuitas usando sus teléfonos públicos, pero la realidad, es que existe un miedo generalizado en cuanto al uso del teléfono público CANTV, y de hecho, en pleno año 2022 del siglo XXI, es casi imposible ver a un venezolano utilizar un teléfono público de la CANTV, y si llegamos a verlo, pensaremos que es un criminal o alguien que hará una fechoría.
Hoy me atreveré a contar una experiencia personal, que me tocó vivir en el año 2018, y aunque quisiera olvidar ese trágico momento, creo que si lo comparto con los lectores, me voy a sentir mejor y ya no habrá lamento en mi cerebro.
Como de costumbre en el año 2018, yo asistía a la misa vespertina dominical en la Iglesia El Espejo del estado venezolano Mérida, pues dicho templo estaba muy cerca de mi casa, y me gustaba terminar el fin de semana santificado por Dios.
Después de confesar mis pecados, después de escuchar la homilía, después de comulgar y después de arrodillarme en oración, finalmente tras culminar la eucaristía, yo salí de la Iglesia El Espejo casi a las seis de la tarde, con una mezcla corporal de frío andino que pronosticaba la llegada de la noche, y con un santo calorcito espiritual en el corazón, que me invitaba a caminar y a regresar hasta mi casa, muy tranquilo y muy bendecido luego de asistir a la misa católica.
Pero segundos después de abandonar el templo cristiano, yo pude divisar a un hombre de aproximadamente cincuenta años de edad, que estaba parado junto al teléfono público de la CANTV, que se encontraba ubicado en la Plaza El Espejo, estando dicha plaza merideña frente a la Iglesia El Espejo.
Me perturbó mucho ver a ese hombre claramente trastornado, pues de forma compulsiva, estaba golpeando con sus manos el teclado numérico del teléfono, e incluso, usaba la bocina del teléfono CANTV para golpearse con insistencia su cabeza, lo cual era una situación desconcertante y escalofriante de ver en la plaza, sobre todo, porque hacía menos de un minuto, que yo había estado presente en la santa misa dominical de la Iglesia El Espejo, pero ver el episodio maníaco de aquel hombre con el teléfono CANTV, era la peor forma de finalizar el domingo, y en vez de llegar tranquilo a mi casa, llegué asustado y confundido.
No sé si aquel hombre trastornado era un indigente de la calle, o tal vez se había escapado de alguna casa de reposo para enfermos mentales de Mérida, pero fue horrible ver cómo ese hombre intentaba violentamente usar el teléfono CANTV, aunque obviamente no deseaba hablar con nadie, solo era quizás un ataque epiléptico lleno de golpes, ademanes y reclamos en contra del teléfono CANTV.
Gracias a Dios, el hombre trastornado no me vio en la calle, yo llegué sano y salvo a mi casa, pero debo confesar, que se me hizo difícil recordar el salmo responsorial y las lecturas bíblicas de la misa, pues mi mente seguía recordando los golpes que le daba el hombre trastornado al teléfono público de la CANTV, y siendo sincero, me pareció peligroso ir a la misa dominical vespertina en la Iglesia El Espejo, y pensé que era más seguro asistir a la misa dominical diurna.
Con el paso de los soles y de las lunas, me fui olvidando de la fea situación del hombre trastornado que golpeaba el teléfono público CANTV, pero al mismo tiempo, llegaban a mi mente una serie de imágenes relacionadas con mis recuerdos familiares, y creo que empecé a discernir sociológicamente sobre el drástico cambio telecomunicacional, que está sufriendo nuestra bella Venezuela.
En 1993, una ciudadana venezolana usaba el teléfono público CANTV con delicadeza y con respeto, para llamar desde el pueblo de Adícora, a su mamá que vivía en la ciudad de Mérida, y con esa llamada telefónica conocía la salud de su madre, así como miles de ciudadanos venezolanos usaban diariamente el teléfono público CANTV.
En 2018, un hombre trastornado venezolano usaba el teléfono público CANTV con violencia y con arrechera, para golpearse la cabeza con la bocina y para magullarse los dedos con el teclado numérico, y con esa ficticia llamada telefónica llena de soledad y de esquizofrenia, murió el teléfono público CANTV.
En la Venezuela del siglo XX, todavía había algún sano corazón cristiano.
En la Venezuela del siglo XXI, solo hay endemoniados espíritus inmundos.
¿Qué hacemos con el perturbador teléfono público de la CANTV?
Aunque se podría cortar de raíz, me temo que es más fácil talar la corteza natural de un cocotero, y es más difícil talar la corteza artificial del teléfono CANTV, por lo que no hay machete ni motosierra que extirpen a los demonios telecomunicacionales de una Venezuela, que no puede arrepentirse de su pasado.
Tal vez se podrían reciclar los teléfonos públicos CANTV, así como los Monumentos al Desarme que se vienen erigiendo en Venezuela con pistolas y armas recicladas, también se podría usar la expresión artística y el mensaje pacifista, como una forma de convertir un viejo teléfono en un futuro de paz.
La solución definitiva para reutilizar los teléfonos públicos de la CANTV
La verdad, yo creo que la solución definitiva para reutilizar los teléfonos públicos de la CANTV, será comunicar el mensaje de salvación de la Santa Biblia, como una grabación radiofónica pregrabada y difundida gratuitamente durante las 24 horas del día, para que cuando cualquier usuario venezolano descuelgue la bocina del teléfono público CANTV, sus oídos puedan escuchar la narración de los versículos y capítulos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, siendo una gran oportunidad para que el prójimo de Venezuela, sea enriquecido espiritualmente y se reconcilie con la santísima Palabra de Dios.
Vamos a compartir textualmente la cita bíblica de 2 Timoteo 3:16
"Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir".
Hermanos venezolanos, yo sé que muchos de ustedes se sienten como el hombre trastornado, que en la plaza El Espejo golpeaba al teléfono público CANTV, y aunque tal vez nosotros todavía no sufrimos la esquizofrenia, no hay duda que por la crisis venezolana, sí padecemos ansiedad, rabia, impotencia y frustración.
Pero como leímos en la segunda carta del apóstol Pablo a Timoteo, la Santa Biblia es la Palabra de Dios, siendo muy útil para ayudar al cansado pueblo venezolano, que necesita rescatar el poder de la fe cristiana, por lo que descolgar la bocina de un teléfono público CANTV, y escuchar una voz que narre los versículos de la Santa Biblia, será un tiempo de gran bendición para el venezolano que acepte a Cristo, como su único y suficiente salvador personal.
Recordemos la cita bíblica en Romanos 10:17
"Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios".
Hermanos, si el hombre trastornado de la plaza El Espejo, que golpeaba su cabeza contra el teléfono público de la CANTV, hubiera descolgado la bocina y hubiera escuchado el mensaje de salvación de la Santa Biblia, ¿Acaso ustedes se imaginan qué hubiera pasado con la vida de ese loco maniático merideño?
No hay duda, que el hombre trastornado habría reformado totalmente su vida, y con la llegada del venidero domingo, en vez de golpear otra vez su cabeza contra el teléfono público de la CANTV, muy probablemente, el nuevo hombre cristiano habría estado dentro de la Iglesia El Espejo, sentado en la primera banquita, esperando con alegría escuchar la lectura bíblica, para comulgar de rodillas, para llorar por tantas equivocaciones, y para agradecerle a Dios por su santa sanación.
Funcionarios públicos venezolanos, ¿Por qué no escuchan la Palabra de Dios?
Definitivamente, convertir el arcaico teléfono público de la CANTV, en un nuevo equipo de audio cristiano que proclame el Evangelio de Dios a Venezuela, es la mejor manera de salvar almas venezolanas, que reconocerán el amor de Jesús.
Pero por desgracia, los gobiernos siempre son derechistas o izquierdistas, pero nunca son cristianos, por lo que las politizadas y corruptas tecnologías de los gobiernos, nunca serán usadas para que la gente conozca la Palabra de Dios, mas sin embargo, sabemos que el eterno y glorioso gobierno de Cristo, muy pronto reinará en la Tierra, y quienes rechazaron compartir el mensaje de salvación, serán echados al lago de fuego y azufre, y no gozarán de la eterna patria celestial.
Por mi parte, le doy gracias a Dios, por haberme permitido experimentar grandes cambios tecnológicos desde mi adolescencia y hasta mi adultez; pudiendo hoy asegurar que toda tecnología hecha para satisfacer el apetito capitalista y consumista del Mundo, es simplemente basura que se traga pero no se defeca.