¿Hasta cuándo seguiremos creyendo que hemos nacido para el exterminio mutuo y que el exterminio mutuo es nuestro destino?
Eduardo Galeano
Después de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, pensamos que la barbarie de la humanidad había tocado fondo y creímos que lo que debería primar era ante todo la PAZ entre los seres humanos.
¿Por qué no empezamos a caminar, de una vez por todas, DEFENDIENDO LA VIDA? Es más necesario que nunca el grito de ¡NO MATARÁS! (firmado: Dios).
Las personas que están en cada conflicto: hombres, mujeres, niños, ancianos, padres, madres… Las verdaderas víctimas que pagan con su propia piel la locura de la guerra son hermanos y hermanas nuestros. Esto nos debe desgarrar el corazón.
Como súplica y oración, el Papa Francisco grita con su corazón roto de dolor: ¡Callen las armas! "Quien hace la guerra olvida a la humanidad. No es parte de la gente. No mira la vida concreta de las personas. Pone por delante los intereses de poder. Se confía en la lógica perversa de las armas, que es lo más lejano de la voluntad de Dios, que quiere la paz»… "Repito, que callen las armas. Dios está con los que obran por la paz, no con los que usan la violencia. Quien ama la paz repudia la guerra, como instrumento de ofensa a la libertad de los otros y para resolver las controversias internacionales."
Queremos dejaros algunos textos, pensamientos que hemos ido publicando para que nos hagan pensar, meditar, reflexionar y comprometernos, por crear una cultura de la PAZ, que es lo mismo que decir: Cultura de la Vida.
"La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan…". Erich Hartmann (uno de los mejores pilotos de la IIª Guerra mundial)
"Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz; la gente educa para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz". (María Montessori)
… «Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: Yo mato para robar.
Las guerras siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia, y si por las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero.
En Rey Lear, Shakespeare había escrito que en este mundo los locos conducen a los ciegos y cuatro siglos después, los amos del mundo son locos enamorados de la muerte que han convertido al mundo en un lugar donde cada minuto mueren de hambre o de enfermedad curable 10 niños y cada minuto se gastan 3 millones de dólares, tres millones de dólares por minuto en la industria militar que es una fábrica de muerte.
Las armas exigen guerras y las guerras exigen armas, y los cinco países que manejan las Naciones Unidas, los que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas resultan ser también los cinco principales productores de armas.
Uno se pregunta ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo la paz del mundo estará en manos de los que hacen el negocio de la guerra?
¿Hasta cuándo seguiremos creyendo que hemos nacido para el exterminio mutuo y que el exterminio mutuo es nuestro destino?
¿Hasta cuándo?»
Eduardo Galeano
Con motivo del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, que tiene lugar este domingo 26 de septiembre, el