De cajón. Si estás contra Rusia, no te queda de otra: apoyar a la OTAN…

  1. Hay pobres e inocentes corderitos que de buenas a primera hablan de "LA GUERRA DE RUSIA CONTRA UCRANIA", y lo plantean como si Rusia realmente estuviera atropellando a un ser inofensivo, minúsculo, cometiendo un crimen contra la humanidad, y a la vez que Estados Unidos y la Unión Europea cual héroes planetarios salen indignados en su protección y defensa. Son los eternos santones que quieren salvar a los ucranianos. Entre ciertos idílicos ingenuos vemos a supuestos izquierdistas como el Pablo Iglesias y la Inna Afinogenova lloran a moco tendido a favor del cursi y pijo Zelenky.
  2. Para salvar a los ucranianos, los ángeles guardianes del planeta, los gringos y los europeos, les están enviando toneladas de poderosísimas armas para que se defiendan. ¡Uy!, qué buenos son esos gringos, esos ingleses, franceses, alemanes y españoles que aman tanto la paz y la justicia en este mundo, que para salvar a sus aliados lo que hacen es aumentar los promontorios de carne pulverizada que incluyen a tantos ancianos, mujeres y niños, por cierto, bien alejados de sus fronteras.
  3. Sépase, que cuando Alemania e Italia enviaba armas y tropas al bando del pro-nazi Francisco Franco (durante la Guerra Civil en España), esos mismos gringos y europeos (ingleses, franceses) se opusieron a darle el menor apoyo a la República española. Sólo los soviéticos fueron solidarios en tan duro trance para la España de García Lorca, de Azaña, de Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Ramón del Valle Inclán y Ramón J. Sender.
  4. Lo más risible ha sido el apoyo a Ucrania de esos enanos socialistas encabezados por Pedro Sánchez. La cómica aquel 29 y 30 de junio de la Cumbre de la OTAN en Madrid, Pedro Sánchez la presidió haciéndose pasar por el "presidente más progresista de la historia" de la coalición PSOE-Podemos-PCE.
  5. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una recomposición en el siglo veinte de la vieja Santa Alianza del siglo XIX. Hoy se compone por 30 Estados, con Finlandia y Suecia en carácter de aspirantes, después de anunciar en los últimos días la intención sumarse. Fundada en 1949 en Washington, agrupó en sus primeras cuatro décadas a una decena de Estados. Su expansión más importante se produjo después de la caída del muro de Berlín y la reunificación alemana, alcanzando a fines de los años 90 las fronteras de Rusia.
  6. No queda espacio para ser neutral en esta hora. Usted no podría decir siquiera: "Ni con Rusia ni con la OTAN, ni con todo lo contrario". No puede. Si no está con Rusia, está con la OTAN, no existe otra posibilidad en esta lucha global, en la que no pueden quedarse afuera las grandes potencias nucleares que incluyen a China y a la propia Corea del Norte.
  7. La OTAN venía durmiendo un largo sueño y la ha sacado de su letargo la operación especial de Rusia en Ucrania. De pronto han despertado con el lema de que hay que "defender la democracia". Supuestos izquierdistas o progresistas también han salido de su letargo y han comenzado a llamar a Putin el Hitler del siglo XXI. En realidad, EE UU ha ordenado tal como ocurrió cuando se dio lo del derribamiento de las torres gemelas, una de dos, que se manifiesten los países del globo: "O con la democracia o con el totalitarismo (terrorismo)". El pobre Alberto Fernández, cobardemente, de inmediato se cuadriculó con EE UU. Lo mismo ocurrió con el bobo Boric, el de Guatemala (Martinelli) salió en volandas, en sillas de ruedas, a presentar a Zelenky todo su arsenal y apoyo bélico. El mundo, pues, comenzó a cuadrarse o con uno o con otro y el que no lo hiciese manifiestamente a favor de Ucrania debe quedar indefectiblemente de lado de los rusos.
  8. No hay que andarse haciéndose ilusiones con la OTAN, que a nosotros los venezolanos nos la han impuesto amenazadoramente desde Colombia: es una monstruosa maquinaria de guerra del imperialismo al servicio del expansionismo norteamericano y europeo. A los gringos no se les puede creer ni tantico así, y habían prometido no extenderse "ni un solo centímetro" hacia el este. Para Estados Unidos era clave que esta ocurriera con la garantía de permanencia en la OTAN (algo que no estaba asegurado de antemano). El pobre Gorbachov sí le creyó a los gringos y le metieron medio guariney. Cuando Gorbachov aceptó la extensión de la OTAN más allá de la "cortina de hierro", dio puerta franca para la disolución del pacto de Varsovia, y la desintegración de la URSS en 1991.
  9. A las promesas de respeto a la frontera de Rusia que EE UU le había hecho a Gorvachov, una vez que se produjo la reunificación de Alemania saltó Bush y dijo: "To hell with that" [¡Al demonio con eso!]… Nosotros ganamos y ellos no. No podemos dejar que los soviéticos arranquen la victoria de las fauces de la derrota".
  10. Luego, Clinton hizo lo que le dio la gana con el borracho Yeltsin. Los gringos se les iban metiendo poco a poco en el terreno al extremo que los gringos como siempre, con su cochino oro dijeron que los rusos podían ser comprados. Progresivamente meten en la OTAN a Polonia, Hungría y la República Checa, las naciones bálticas. Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia fueron invitadas oficialmente a unirse en 2002 y culminaron ese proceso dos años después. Albania y Croacia se sumaron en 2009 y por último en 2017 se abrió camino a la adhesión de Bosnia y Herzegovina, Georgia y Macedonia. Ucrania, la gran frontera física con Rusia solicitó su adhesión a la OTAN formalmente en 2008 y reafirmó su intención de sumarse en 2014 después del euromaidan.
  11. En realidad, el gran plan gringo era corromper con los placeres sensuales de occidente a toda Rusia, meterles por doquier casinos como Las Vegas, un Hollywood, una Disneylandia, putas al por mayor, proliferación de antros y guetos para repartir droga y la más espectacular barahúnda de consumismo de bagatela tecnológica para mantener a la juventud en un ensimismamiento brutal y sin salida.
  12. El joven Putin venía observando este desmadre mayúsculo de su patria, y se fue preparando para evitar un desastre irreparable. La década de los noventa fue espantosa para Rusia, el país todo se convirtió en un mero Chicago de los años cuarenta, con miles de grupos mafiosos por doquier. EE UU y Europa se frotaban las manos. Veían a su antiguo y terrible contendor desmoronarse sin remedio. Debo declarar, en lo particular, que yo formal y netamente estoy con Rusia, aunque evidentemente la aclaratoria misma sea a la vez redundante.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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