Atrevámonos a soñar y a tejer sueños

La profecía auto cumplida

Viernes, 04 de noviembre de 2022.- Te levantas un día y comienzas a ver el asunto en el que estabas de forma más clara, más nítida, casi desde una nueva perspectiva.

Se te aclara el panorama y se te renuevan las fuerzas.

No es magia, es el producto del esfuerzo sostenido y de la maduración de lo que lleva rato triturándose, moliéndose y asimilándose dentro de ti.

Se te aclara el panorama, la mente se ilumina, evolucionan los planteamientos y vas avanzando conceptualmente en lo que te propones.

Una renovación energética inyecta mayor entusiasmo en la batalla que libras, quien lo ha experimentado puede dar fe de ello.

Pero eso no es científico, son puras maromas de parlanchines profesionales, argumentan algunos blandiendo sus manuales, como escudos.

Además, sostienen que no es cuantificable, no se puede medir eso que ustedes llaman la profecía auto cumplida, que no es más que un arrebato de fantasiosos sin remedio.

Si arrancamos un proyecto, si nos envolvemos en una idea, si nos enamoramos de un sueño duro de realizar pero posible de alcanzar y no estamos genuina y profundamente convencidos de poderlo lograr, estamos arrancando en un largo recorrido con un morral lleno de pesadas rocas, que no facilitan el desplazamiento dinámico, ni el avance deseado.

Aun cumpliendo con todas y cada una de las etapas que un proyecto implica, independientemente de su volumen y de su grado de complejidad, si no nos visualizamos realizándolo, si no creemos que es posible, ejecutable y no nos vemos haciéndolo, el alcanzarlo, el tratar lograrlo y su logro efectivo se hace cuesta arriba, se relenta, se aleja y vamos caminando como con pesadas botas de concreto armado.

Hay un elemento que no puede estar ausente y que prácticamente es esencial para que cualquier proyecto pueda realizarse, para que las cosas se den y es esa dosis necesaria de creencia y de fe en lo que hacemos, esa fuerza que nos empuja a seguir a pesar de lo accidentada que pueda estar la ruta que transitamos.

Sin esa concepción previa, esa que podríamos llamar profecía, que por supuesto puede y en muchas ocasiones, debe ir modificándose, adaptándose a nuevas circunstancias, sin perder su esencia, no es posible coronar proyectos, que muchos, a lo largo del camino de la vida, consideraron imposibles de realizar.

Atrevámonos a soñar y a tejer sueños, paso imprescindible para lograr lo que nos proponemos hacer.


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Luis Enrique Sánchez P.


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