El proceso acelerado de desmantelamiento ideológico, retroceso político y descomposición moral por el que pasa inexorablemente el gobierno del presidente Nicolás Maduro, es dramático y sin posibilidad de recuperación debido a la recurrente acumulación de desaciertos, desencuentros y el deterioro de las relaciones humanas y sociales con amplios sectores de la vida nacional a excepción de la burguesía.
Ciertamente el madurismo sigue transitando el absurdo camino de su autodestrucción con la permanente confrontación de intereses de clase entre el gobierno que defiende a la nueva burguesía frente a las demandas del pueblo trabajador como sector productivo del país, en una disputa animada por el arribismo indolente de los nuevos ricos, donde el madurismo con su aislamiento cada vez mayor baja aceleradamente en caída libre su índice de popularidad nunca antes visto, por lo que el presidente actualmente experimenta un estado de desesperación política muy peligroso para LA DEMOCRACIA y LA CONSTITUCIÓN ante la inminente e irreversible derrota electoral 2024.
Como se puede llamar a un gobierno que amenaza, intimida y descalifica el pensamiento crítico disidente, que persigue, reprime y encarcela a quienes reclaman sus derechos sociales fundamentales, a quienes defienden la constitución y denuncian la verdad sobre la corrupción generalizada con el robo de los dineros públicos; no cabe duda de que estamos ante un gobierno que comenzó mostrando los dientes con arrogancia y ha continuado con pasos en claras evidencias de autoritarismo, más no sabemos a cual categoría política del poder pasará con la derrota electoral venidera, es un gobierno que ya no le interesa la gobernanza productiva para sacar el país adelante, un gobierno que está atrapado en un círculo vicioso de grotesco confort exhibiendo "su" inmoral riqueza la cuál no pueden justificar mientras sigue desconociendo al pueblo trabajador a tal punto que lo declaró su enemigo y le niega sus legítimos derechos, pero que complace en todo a la burguesía explotadora.
Éste es él gobierno que ya luce envejecido, cansado y políticamente agotado, que cancelo su trascendencia histórica, que perdió la voluntad política para seguir luchando y cumplir con las expectativas de las mayorías populares, que prefirió rendirse y entregarse a su nuevo amo el capital y acompañar a fedecámaras para completar su dulce tragedia, un gobierno que perdió su tiempo útil en anuncios y promesas incumplidas, en habladera de paja y no hizo lo que tenía que hacer en términos de cambio social revolucionario, que desaprovecho ésa gran oportunidad heredada que tuvo para activar la economía productiva interna y superar la pobreza, por el contrario fortalecieron el rentismo entregando la soberanía, para restaurar el estado burgués y liquidar la insurgencia del estado comunal emergente.
Un gobierno caracterizado por la imposición de políticas económicas neoliberales que actúa como el más puro gobierno adeco del pasado , que por su mala y desastrosa gestión hay que reprobarlo en todas las áreas de la administración pública y particularmente en la económica, social, en valores y principios éticos, sus deseos son como el de alguien que se le antojó portarse mal, muy mal hacia pésimo esperando que lo toleren, lo mimen, lo feliciten, le aprueben su mal ejemplo y encima el descarado exige con arrogancia que lo premien con la reelección por haber llegado a éstos catastróficos resultados que actualmente sufren los venezolanos, hablamos de un gobierno que no cumplió con sus responsabilidades asumidas, que perdió la legitimidad de desempeño y traicionó al pueblo que votó por el.
Sin duda es un gobierno cuya jerarquía dirigente en la práctica tiene un vacío ideológico socialista y un alto déficit de calidad revolucionaria, que en las ejecutorias de su gestión contrastan con los principios básicos del estado social de derecho y de justicia para el bien común de los venezolanos. Pero aún cuando no se trate de hacer una valoración de ése liderazgo conductor en su capacidad de dominación, parecieran ser "primates" de la política en ejercicio de gobierno encabezados por el "súper presidente" Nicolás Maduro.
Que en el hipotético contexto histórico de investigación de las ciencias políticas desde Aristóteles hasta Weber no se pudo determinar con certeza la extraña composición genética en relación con su evolución política y en que escala de relaciones de poder en la sociedad humana se ubica la existencia de ésta "nueva clase social híbrida" actualmente de turno en el gobierno venezolano, la cuál se caracteriza por una peculiar tipología que saltando a la torera violan toda legalidad democrática imponiendo de manera insólita una especie de tesis de "pragmatismo primitivo".
Éstos tipos del gobierno madurista con el mayor desparpajo vulgarizan la lingüística, diciendo que ellos encarnan la clase obrera venezolana, al chavismo revolucionario y al socialismo bolivaiano, pero al mismo tiempo en la práctica aplican un paquetazo neoliberal, mantienen los salarios bloqueados, los precios liberados y medidas impositivas contra el pueblo, años trás años dicen ser promotores de la economía productiva con potenciales motores pero estan asociados en el rentismo con la burguesía importadora y explotadora fortaleciendo la economía de mercado capitalista; definitivamente a éstos tipos del gobierno madurista les vendría bien unas clasecitas de teoría del lenguaje siguiendo la orientación de Noam Chomsky sobre "gramática generativa" y particularmente al primate reaccionario Jesús Farías para que no siga culpando la vaca del profesor Fernando Cepeda, con el cuentecito fantástico del súper bloqueo.
La situación existencial de éste gobierno es patética porque quedó sin política económica propia, pues su compromiso hasta los tuetanos con factores de poder de la burguesía los obligó a asumir definitivamente el modelo de libre mercado con todas las implicaciones que ello supone por lo que el gobierno de Nicolás Maduro mando a la mierda el socialismo, el estado comunal y todo lo que se parezca y se vincule con Chávez y el chavismo revolucionario. Finalmente ante ése complejo panorama descrito no hay manera de que el gobierno madurista pueda ganar las elecciones 2024 por la vía democrática, a menos que cambien el candidato auto derrotado o tengan suficientes cojones para atreverse hacerles fraude electoral al pueblo arrecho de hoy dispuesto a ejercer su soberanía directamente con la Constitución Bolivariana en la mano.-
Chávez, es el verdadero camino!