¡Dios mío, locura máxima!, ¿a quién se le pudo ocurrir darle auge (y calificar de) a toda esa gente de "revolucionaria"?

  1. Primero fueron tropeles y tropeles de muchachos, casi todos de la clase media, que nunca habían padecido el problema del CUPO para ingresar a las universidades, a la mayoría de ellos jamás le había pasado por la cabeza volverse rebeldes, encabezar marchas contra los gobiernos represivos de la IV república, ni mucho menos ponerse a leer a Marx o a estudiar nuestra historia, a Bolívar. Resulta, que estos muchachos, por arte de magia, se declararon chavistas, porque sus ignorancias los hacían audaces y atrevidos, pero tenían porte de insignes batalladores por los derechos del pueblo por lo que fueron elevándose, cual globos, hasta que un día llegaron y estallaron cual las pamplinas que eran…

  2. Pero mientras estas pamplinas se elevaban, iban cerrándole el paso y controlando con sus poderes, a los que verdaderamente se quemaban el pecho defendiendo a la revolución. Entonces, monopolizaron multitudes de cargos los cuales petrificaron en el pasado, con sus prácticas demagógicas y sectarias, únicamente colocaban en ellos a sus pares, y enlodazaron los sectores más claves de la economía, en los que estaban soportados los proyectos sociales más amados por el Comandante Chávez, como el de las comunas, por ejemplo…

  3. Si esto no se analiza con cuidado, los golpes y destrozos que seguiremos sufriendo nos pueden llevar al colapso total de nuestras más amadas esperanzas, las que comenzamos a buscar desde que Bolívar fuera vilmente desconocido por la camada de traidores que encabezaron Santander y Páez.

  4. Corría el año 1999, estaba por morir el siglo XX, y por doquier se sentía que se avecinaban grandes cambios. Eran días de fiestas populares, de grandes esperanzas e ilusiones, como de delirios entre besos y abrazos. Días de derroches pasionales, de elocuencias enfebrecidas, de un batir y latir de consignas antiimperialistas, de rebrotes de frases de los años sesenta cuando el Che estaba vivo y Venezuela pugnaba seguir la senda de la Revolución Cubana. Banderas, chapas, gorras, estandartes brillaban día y noche en plazas y calles. Alí Primera tronaba con sus nobles y grandiosas notas, devolviéndonos a las gestas patrias de Bolívar y Sucre.

  5. Desconocíamos, que en ciertos grupos sociales se albergara a tantos revolucionarios, esos que durante las grandes injusticias sociales jamás dieron la cara, jamás dijeron ni pío contra el sistema, aún más, muchos los vimos acoplarse a él perfectamente en todas sus miserias. Hablamos de esos grupos que para nada salieron a apoyar a Chávez el 4-F, que jamás creyeron en sus prédicas cuando recorría a Venezuela pidiendo que se llamase a una Constituyente. Gentes a las que nunca les interesó conocer al Comandante Chávez, o mejor dicho lo consideraban un loquito, se reían de él, recelaban de todo lo que decía y hasta lo despreciaban. Pero estos grupos iban a aparecer y tomarse el timón en muchos lugares, fue algo realmente demoledor en el proceso que se estaba gestando.

  6. Siempre me viene a la mente un personaje que para mí resulta el representante por excelencia de esa clase a la que me refiero arriba, se trata del profesor Luis Velásquez Alvaray. El doctor Luis Velásquez Alvaray era en 1998, director del diario "Frontera" y viejo militante del MAS. Luis Velásquez Alvaray siendo profesor de la ULA, a la vez se comportaba como un personaje políticamente inescrupuloso y se le veía en cuantos guisos se amañaban en el país, y para 1998 era al mismo tiempo Contralor del Estado y Contralor de la Universidad de Los Andes. Nadie podía imaginar que este señor fuera revolucionario, pero en triunfando Chávez se declaró chavista y su proyección dentro del movimiento bolivariano se hizo meteórica. Y vuelvo a insistir en lo siguiente: Luis Velásquez Alvaray a todo el mundo le seguía diciendo de la manera más directa, burda y miserable que Chávez era un loquito, pero que no le quedaba más remedio que apoyarlo (al tiempo que él impulsaba su propio proyecto personal).

  7. ¿Quiénes impulsaron a don Luis Velásquez Alvaray en nuestro medio?, pues, una partida de corruptos (que también se autoproclamaban bolivarianos) que se la pasaban urdiendo estafas y negocios oscuros con sindicatos, con empresarios y equipos rectorales de la ULA, con los gobiernos de la IV república y con los obispos de la curia merideña. Estas bandas inmorales, sin nada de revolucionarios, sin cultura, sin valores patrios, pasaron a tener decidida participación en el medio chavista y rodearon de inmediato a quienes podían tomar el poder en Mérida, al "poeta" Adelis León Guevara y al capitán Florencio Porras.

  8. Pues bien, don Luis Velásquez Alvaray se había coleado en el PROCESO como lo habían hecho decenas de miles en toda Venezuela. Se había coleado suavemente, en medio del frenesí que sacudía a nuestro país, y poco a poco fue escalando posiciones claves: fue elegido diputado a la Asamblea Nacional, proyectado por las bandas antes mencionadas. Se había convertido de la noche a la mañana, en un "gran líder" del MVR, y daba lecciones de socialismo, sobre la lucha popular, sobre marxismo y la liberación de los pueblos.

  9. Luego, siguió, de vértigo en vértigo hasta que lo vimos convertido en magistrado de la Corte Suprema de Justicia. De aquí, era tanto el rastro de sus desquicios y robos, que no le tocó, sino que dejar el pelero, cogiendo las Villa Diego, tiene casi veinte años huyendo como lo que es.

  10. Pero este personaje es apenas una perlita de lo que luego hicieron muchos otros, hasta de que aquellos polvos, vinimos a encontrarnos estos monumentales lodazales. Pero en aquellos años de 1998 a 2002, emprendí una guerra a muerte contra todos estos bandidos, sobre principalmente contra el cabecilla de dicha banda, señor Luis Miquilena, por lo que desde entonces fui definido por una partida de cobardes como "antichavista". Siempre me admiró, y todavía no salgo de mi asombro, cómo fue que a tanta gente ignorante, estúpida, fatua o tonta se le calificó o definió de revolucionaria, se le llevó a tantos altares para que fuesen adorados, convertidos en líderes, en gobernadores o alcaldes, en ministros. ¿Acaso no veían la catadura real de esos personajes, siendo que sus jetas, sus dientes rotos los mostraban de maneras tan fehacientes? ¡Insólito! ¿Cómo fue posible que no se dieran cuenta de lo que tanta gente veía? Esto ha sido parte de la gran tragedia que hemos vivido durante esta etapa llena de adversidades y de dolores, a la vez que plena de tantas esperanzas e ilusiones.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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