Son varios tipos de fieles a la revolución bolivariana, aquí vamos hablar de los más característicos. Unos llenos de esperanzas que creen en Maduro, luego están los escépticos que no creen en nada, que fieles a Chávez, resentidos se burlan de todo con amargura, otros, pícaros, que se dijeron fieles a la revolución pero terminaron “de su cuenta” haciendo negocios, teniendo como aliado a Maduro, y otros fieles a la revolución pero no a Maduro, optimistas con la revolución socialista pero pesimistas con el capitalismo y con Maduro, ahí estamos nosotros.
Los primeros nos importan, aunque se aferran a la creencia de que Maduro representa la herencia de Chávez, de que Chávez y Maduro son la misma cosa, y les decimos que no es así. Desde el día en que Maduro mintió, intentando falsificar el Plan de la Patria, y al final haciendo una Ley inútil que nunca pudo obligar a nada, él y sus colegas comenzaron a traicionar a Chávez ¿a qué mentir? ¿Para qué mentir?... Les digo, para que se vieran como naturales todos los actos posteriores a esa felonía, por ejemplo aquella famosa reunión con los empresarios donde Lorenzo Mendoza agitado manoteaba frente a Maduro, reclamando sus derechos señoriales, y donde Maduro repartió dinero “como arroz” para aplacar los ánimos exaltados de lo “empresarios” (ese atajo de chulos que siempre han vivido de la renta petrolera), y una larga cadena de intentos legales y chimbo-legales, llevados a la práctica y otros muertos en el papel para justificar la renuncia al socialismo, la restauración del pasado sin renunciar al poder, manipulando a sus electores chavistas con chantajes y mensajes confusos.
A estos compañeros fieles a la revolución bolivariana les decimos que Chávez (junto a la revolución bolivariana) y Maduro son dos cosas distintas. Más cercano está Maduro de la derecha ramplona financiada por Estados Unidos que del discurso huero de la izquierda esclerótica que ellos divulgan; su entusiasmo por “las fuerzas productivas capitalistas” no lo puede disimular, a las cuales estimula con ferias de negocios y alimenta con dinero, el dinero de todos. Es manifiesto ese arrebato por el capitalismo cada vez que se viste de seda para recibir a los demoledores de la renta petrolera, que él llama con elegancia inversionistas… A estos camaradas les digo que hay que ser emocionalmente menos frágiles y más realistas, Maduro gobierna una nave sin timón, por un lado dice que va hacia la izquierda y la nave se mueve sola hacia la derecha.
Los escépticos, que se relamen su propia amargura burlándose de todo, en el fondo quisieran que las cosas fueran diferentes pero prefieren la burla refinada y estéril. Es necesario criticar pero si es para rectificar el camino hacia algún objetivo o destino ya calculado, si no sabemos o no tenemos qué oponer a la crítica, ésta se pierde en el simple gesto contrahecho de la amargura, como alguien que sabe que no es feliz y va a morir pronto. También nosotros fuimos estafados, pero quedó el sueño y el intento verdadero de Chávez de cambiar el mundo, a eso nos aferramos y por eso criticamos duramente a quienes abandonaron al comandante y abandonaron sus sueños. Los disparates y las contradicciones, de por sí, dan risa, pero esa risa no dura cuando sabemos que ahora nos gobiernan esos mismos disparates y esas mismas contradicciones. El sentido del humor es una forma de amargura, pero cambiar o intentar cambiar la realidad es el consuelo de ella, un modo digno de vivir o de justificar la vida con ánimo, de legar al futuro, esperanzados, cargados de auténtico entusiasmo.
De los falsos y de la falsa lealtad ya hemos hablado bastante. Este grupo es el más exitoso porque está distribuido a lo largo y ancho del gobierno, en los distintos niveles de la administración pública y de los poderes del Estado, también chupando de la renta petrolera. Hacen vida dentro de los que persiguen a los corruptos y son los mismos corruptos que apresan. Hoy domina esta confusión de calificativos y descalificativos, de significados, el caldo de cultivo donde triunfa la falsa lealtad, la deslealtad, el oportunismo; en la confusión hace vida la amoralidad que hay detrás de todo este extravío de identidades.
Si no queremos morir de mengua, debemos encontrarnos, en el sueño de Chávez, compartir ese ideal hecho documento en el Plan de la Patria; cosechar de lo hecho en tiempos de revolución, despertar nuestra memoria y la capacidad de discernir. No nos puede vencer el pesimismo de pensar que nunca mejoraremos nuestra sociedad, de que jamás tendremos una comunidad fuerte, más sana y más amorosa, más equilibrada. No podemos calarnos la fatalidad de sufrir en la tierra, hasta el fin de los días, los martirios del imperio del capitalismo, hay que rescatar la alegría de vivir en la lucha diaria por un futuro mejor. Pesimismo por el capitalismo, optimismo por la victoria sobre el capitalismo.
Luchar es la forma más digna de vivir; no adormilarse frente a la fatalidad que nos hace creer que solo se puede vivir en el infierno capitalista. Hay que soñar en la vigilia, guerreando día a día, tener el control, no dejarse vencer por el sistema dominante, resistirse al egoísmo estéril, mezquino y gregario de las muchedumbres desesperadas, arreadas a los mataderos como borregos sin consciencia, sin que nadie se percate de ello. Debemos reaccionar como sociedad y para salvar nuestra sociedad, para reconstruir la nación, salvar la patria, reconstruir el Estado de justicia y de igualdad que quiso fundar Chávez, justicia e igualdad; hay que darle sustancia a esas dos palabras, debemos cargarlas de significado en nuestras prácticas de vida como personas, sociales y políticas… ¡Reaccionar activamente!, tal y como lo hizo en su momento Hugo Chávez, o Bolívar, de forma personal, presionando contra corriente y sin miedo.
Leales a nuestros más nobles sueños, al ideal socialista, a la ley de la revolución socialista. ¡Dentro de ella todo, fuera de ella nada! Del pasado cosechemos lo mejor; nobleza de espíritu, esfuerzo, trabajo creador, espíritu de lucha y libertad, valores humanos, solidaridad, vivir abrazado a la verdad y condenar el engaño y la mentira que ahora es moneda corriente, sancionar la indiferencia, el desprecio por el ser humano en desgracia, equilibrar nuestra naturaleza a través del uso inteligente de la razón. Fieles a la revolución socialista, seamos mejores personas siempre.
¡CHAVEZ ES CORAJE Y VOLUNTAD DE CAMBIO!
Esta nota ha sido leída aproximadamente 1753 veces.