- En un principio, había titulado este artículo "Primero nos matamos entre nosotros, luego vinieron los gringos y nos remataron…". Pero en el desarrollo del mismo acabó imponiéndose la figura de ese abominable personaje llamado José Antonio Páez. En todo caso, así quedará este trabajo que debería ser analizado por los estudiosos de nuestra historia, para profundizar en los caóticos y desgraciados orígenes de la república de Venezuela…
- Puede decirse que todo el siglo XVIII, Venezuela vivió en una pertinaz guerra: la guerra de independencia, y después la guerra entre nosotros a la que se le dieron muchos nombres, siendo la peor de ellas la Guerra Federal. Hubo sesudos positivistas, entre ellos Uslar Pietri, y por carambola don Salvador de Madariaga, que definían la guerra de independencia como una especie de guerra civil, con españoles y criollos revueltos. Pero la matazón de los nuestros comenzó con el asesinato de Sucre y la horrenda muerte de Bolívar en Santa Marta, provocadas y ejecutadas ambas por los bestiales criminales de Francisco de Paula Santander, José María Obando, José Hilario López, y los venezolanos Juan José Flores y José Antonio Páez.
- Páez fue un gran generador de guerras internas, empezando por La Cosiata, y con ella pretendió hasta someter a Bolívar. Después, este gran cobarde, en muriendo el Libertador, se unió a los aliados de Santander para hacerle la guerra a los bolivarianos (admiraba tanto a Santander que llamó Francisco de Paula a uno de sus hijos). Odiaba Páez tanto a Bolívar, que extendió su odio a todos los que le amaban, de modo tal que en toda su vida jamás quiso hacerle el menor reconocimiento al Mariscal Sucre. Cuando Páez es derrotado y preso, y amarrado, para luego lograr huir a Curazao (cual otra María Corina Machado) este canalla se dirige oficialmente al Capitán General de Puerto Rico, Juan de la Pezuela para solicitarle que España invada, intervenga, en los asuntos internos de nuestro país. Así han sido el comportamiento de todos los antibolivariano a través de la historia.
- Desde 1828 en adelante Páez forma parte de la gran conjura que desde Lima (con el general Lamar a la cabeza), Quito (con Juan José Flores) Pasto (con José María Obando y José Hilario López) y Bogotá (con Santander) se organiza para asesinar a Bolívar y Sucre. Los asesinos de Sucre, nunca olvidarán los extraordinarios servicios prestados por Páez en esta espantosa conspiración, de modo que cuando en 1848, a Páez le toca emigrar a la Nueva Granada y establecerse allí por diez años, siendo presidente el otro autor intelectual en el asesinato de Sucre, José Hilario López, éste lo acoge como a un héroe y le asigna el sueldo de "General en Servicio Sin Descuento alguno".
- Previo a la Guerra Federal, el poder en Venezuela queda en manos de asesinos, malvados o dementes, en manos de Julián Castro, de Antonio Leocadio Guzmán y de su hijo Antonio Guzmán Blanco, los Monagas (José Tadeo, José Gregorio, Domingo, José Ruperto).
- Durante la Guerra Federal, Páez se asila en EE UU, esperando que lo llamen como "salvador de la patria", y cuando regresa ataca sin compasión a los federalistas, acabando en el hazmerreír de todo el país, en la desgracia absoluta, teniendo que volver a salir, ya chocho, por tercera vez, dejándolo todo vilmente incendiado.
- Al caos de la Guerra Federal le sobreviene el asesinato de Ezequiel Zamora, y entran los mayores ladrones a hacer caída y mesa limpia: los oligarcas y eternos arribistas como Manuel Felipe Tovar, Pedro José Rojas, Francisco Linares Alcántara, Ignacio Andrade, Juan Pablo Rojas Paul, Manuel Antonio Matos, hasta que se afinca en el poder el mayor de todos esos criminales, Juan Vicente Gómez.
- A partir de 1908, serán los gringos, los encargados de comenzar a asesinar a nuestros mejores líderes políticos a través de la mano artera de sus lugartenientes. Así, de un modo u otro irán cayendo por las trampas arteras de Washington, Cipriano Castro, todos los que morirán en La Rotunda, los implacables derrocamientos de Isaías Medina Angarita, Rómulo Gallegos, el asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, y durante el mandato del Puntofijismo la espantosa masacre de estudiantes.
- Durante el Puntofijismo, los gringos tenían control del ejército, con oficinas en Fuerte Tiuna, dominaban a la Digepol y Disip a través de agusanados cubanos como Luis Posada Carriles y Orlando Bosh Ávila. "The New York Times" publicó, en los setenta, que Carlos Andrés Pérez era agente a sueldo de la CIA, desde la década de los sesenta. Fueron los adecos, por órdenes de los gringos quienes asesinaron a Fabricio Ojeda y a Jorge Rodríguez (padre). Luego habría de desvelarse que Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez actuaban también como agentes encubiertos de la CIA, como SOPLONES, para denunciar a sus viejos compañero de lucha, una actuación miserable, que puso al descubierto en 1972 el escritor Argenis Rodríguez (en su libro "ESCRITO CON ODIO").