La gran crisis política que significó el 27 de febrero de 1989 sorprendió a los líderes políticos con la noticia de que ellos perdían rápidamente la confianza popular. Durante los años 1983-1989 habían sido evidentes las demandas para expandir el potencial democrático de la Constitución de 1961, pero los partidos dominantes del congreso decidieron frenar las reformas creyendo que así consolidaban el poder. En 1989, las primeras reformas políticas llegaron con la elección de alcaldes y gobernadores, pero ya era muy tarde.
Las crisis militares de 1992 debilitaron aún más al presidente, a los partidos y al Congreso. La destitución del presidente Carlos Andrés Pérez en 1993 y la elección del presidente Ramón J. Velázquez por parte del Congreso indicaron, al mismo tiempo, el momento más alto del poder formal del Parlamento y la erosión de su capacidad para sostener el sistema.
El Congreso había servido de escenario en 1992 para que el Dr. Rafael Caldera regresara al centro de la vida política nacional y alcanzara su segunda presidencia en 1993. El discurso de Rafael Caldera luego de la insurrección militar del 4 de febrero de 1992 se convirtió en uno de los grandes eventos de la vida parlamentaria venezolana.
Cuando el Dr. Caldera asumió la presidencia en 1994, el Congreso se encontraba en uno de los puntos más bajos de su prestigio en la historia democrática. El bipartidismo del período 1973-1989 había terminado, y en la opinión pública eran comunes las exigencias al presidente Caldera de cerrar el Congreso, tal y como lo había hecho el Presidente Alberto Fujimori en el Perú.
El presidente Caldera intentó revivir el Pacto de Punto Fijo con la fuerza mayoritaria del Congreso: AD. En medio de crecientes demandas para reformar la Constitución de 1961, tanto el presidente, como AD y el Congreso en general, decidieron ignorar las voces del cambio.
Las persistentes acusaciones de corrupción a líderes del Congreso se unieron a las críticas contra la lentitud de los congresantes en reformar el sistema político. La reforma al sistema electoral que permitió la elección uninominal de parlamentarios en 1993 fue considerada tardía e insuficiente.
En 1998, el Congreso se encuentra profundamente desprestigiado, arrastrado por la desconfianza en los partidos políticos y en el sistema. Los votantes vieron en el Parlamento el centro de las fuerzas contrarias a los cambios exigidos por las mayorías nacionales. La separación de las elecciones legislativas de las elecciones presidenciales en 1998, no fue aceptada como una reforma para aumentar la autonomía del Poder Ejecutivo, sino como una maniobra partidista para evitar un desastre electoral.
En fin del régimen de partidos nacido en 1958 llegó el 6 de diciembre de 1998, cuando AD y COPEI, sin fuerza suficiente para impulsar un candidato propio a la presidencia de la República fueron derrotados juntos, por el candidato Hugo Chávez.
El fin del Congreso, llegó en 1999, cuando las mayorías nacionales decidieron, por primera vez en la historia de Venezuela, aprobar la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para sustituir a la Constitución de 1961. El poder supra constitucional de la Asamblea Constituyente de 1999, terminó con el poder del Congreso.
El destino del poder parlamentario nacido en 1958 acompañó la suerte de los partidos AD y COPEI. La crisis del sistema fue fundamentalmente una crisis de los partidos y luego, por consecuencia, del Congreso. Sin embargo, mientras el sistema parlamentario de 1958 fue terminado por la voluntad popular, AD sí sobrevivió al sistema de Punto Fijo.
No deja de ser un mérito que el sistema parlamentario punto-fijista murió sin violencia y por la voluntad popular. Este mérito es compartido tanto por los vencedores como por los vencidos." Hoy se plantea una nueva constituyente que Reforme no la Constitución de la República sino sus Códigos de Justicia , Penal, Mercantil , Civil .a la adecuación de la Constitución.