Cáscara Amarga 798

Sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento

 

Sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento. Sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento siempre. El principio de la borrosidad que digo y que siento: Todo es cuestión de límite. El principio de la borrosidad que digo y que siento, pues, con el concepto de límite se hace todo. El principio de la borrosidad que digo y que siento. Decir límite es decir libertad. Decir límite es decir liberación de las limitaciones. Decir límite es decir cambio. Decir límite es decir variación instantánea. Decir límite es decir angostamiento móvil entornado inagotable medular puntual puntico putico compasivo compás escolar difuminado continuo espectral, que Jan Lucasiewicz, de entre el cero y el uno, partió partiendo del intermedio medio medular, partió partiendo en sucesivos valores porcentuales graduales activos gradientes andantes fraccionales frecuentes fractales geométricos como si, Lucasiewicz, centrara la puntica putica del compás en el intermedio medio medular de entre el cero y el uno, en infinitos entornados contornos alrededor de un medio a la derecha y a la izquierda, y ya arriba y ya abajo, o sea, la puntica putica del compás producía fractales infinitos yin yang, infinitas bacinillas de Rosa María, infinitos 69 cojedeños de Maleo 2001, infinitos dos de oro de las barajas del tarot, infinitas lemniscatas de Bernoulli, infinitas parábolas cúbicas de Picasso, infinitas sillas de montar de Don Quijote y del Libertador Simón Bolívar. O sea, sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento, que un medio central medular borroso ha de ser de tendencia y de trascendencia, de la nueva definición de límite matemático de Maleo 2001, que condujo, a Lucasiewicz junto con Albert Einstein, de las catacumbas de la modernidad ilustrada originara del tiempo perdido al tiempo encontrado novedoso del modelo matemático borroso difuso caliginoso vago multivaluado y de la inteligencia artificial en el hoy que es siempre todavía, y, con el poeta Gustavo Adolfo Becker, podrá no haber matemáticos, mas y más, siempre habrá matemáticas, y, siempre habrá modelos matemáticos borrosos que tarde y temprano ha de derrumbar tesis y teorías como la de Aristóteles, el principio del tercio excluso que tuvo su fin y remate el 11 de septiembre de 2001, fecha de nacimiento de los casos correlativos límite contradictorios caliginosos de Maleo 2001 y asina la Filosofía de las 4E de Maleo 2001 del entendimiento y la estética ética espiritual. Agora ahora hogaño, decir límite es decir movimiento. Decir límite es decir cambio. Decir límite es decir contradicción. Decir límite es decir lo caliginoso. Decir límite es decir mito. Decir límite es decir tocante tangente pendiente activos gradientes andantes de entre contradicciones de entre el ser y no ser, de entre el cero y el uno. Decir límite es decir álgebra y geometría. Decir límite es decir regla y compás. Decir límite es decir dinámica dinamita explosiva en convite cuartel cívico mílite del golpe feroz cesarvallejoiano de César Vallejo de la sustituciones de los entes definidos por sus definiciones blaspascalianas de Blas Pascal, del entendimiento y la estética, en que podrá no haber poetas, a mas y a más, pero y empero, siempre habrá poesía, siempre habrá ciencia, siempre habrá borrosidad, desde el tiempo perdido hacia nuevas conceptualidades encontradas. Mas y más, decir límite es decir dialéctica. Decir límite es decir borrosidad. Decir límite es decir casos límite. Decir límite es decir tensa armonía simultánea contradictoria heraclitoiana de entre el ser y no ser, de entre el cero y el uno en Heráclito en un universo mundo espacio tiempo natura persona en un desfile indefinido armónico de variaciones instantáneas simultáneas contradictorias que se modifica continuamente en todo instante como si fueran de entre el pensamiento y los sentimientos, de entre lo consciente y lo inconsciente como si fuera en la propia propiedad espiritual racional perceptible significativa media estable profunda de la persona de identificarse y reconocerse a sí misma. Ahí, ha de ser el teatro continental de la percepción medular estable profunda que contiene miles de contenidos variables activos gradientes andantes, como si fueran instantáneas simultáneas contradictorias significativas heraclitoianas que contribuyen a la medular estabilidad profunda del ser humano, como que ese balanceo fuera la figura significativa conmovedora medular estable profunda de entre el consciente y el inconsciente en el hombre y en la mujer. Teatro continental de la percepción medular estable profunda, figura significativa medular equilibrada profunda de Maleo 2001, teoría del campo unificado einsteiniano de Albert Einstein, de entre el universo expansivo einsteiniano de luz curvada a 300 mil kilómetros por segundos propincuo a la vida como en la Tierra de Albert Einstein 1919 y el universo contractivo maleoiano de luz tragada a mas y a más de 300 mil kilómetros por segundos no propincuo a la vida como en la Tierra de Maleo 2001. Y, asina pensaba Gottfried Leibniz, el padre abanderado apersogado con Isaac Newton, de la vasta teoría abarcadora de límite. Leibniz 1682, que en la búsqueda del tiempo perdido, pensaba y expresaba a la manera prestablecida predeterminada predestinada de dos universos, en el hoy universo expansivo de Albert Einstein de 1919 y el universo contractivo de Maleo de 2001 en eterna noria notoria en significativo medular equilibrio profundo en la teoría holística unificada de Albert Einstein en el centro universal unificado reflexivo de unicidad instantánea teilhardiano de Teilhard de Chardin, lo que no fuera cierto de entre natura y persona, díptico del Libertador Simón Bolívar, a causa del capitalismo gringo go home del desequilibrio y calentamiento global y el cambio climático. Calentamiento climático que amenaza la extinción del hombre y de la mujer de la panorámica espectacular Pachamama asina de la Tierra, a según el comandante Fidel Castro. Y, sin tocar lo de Rusia y Ucrania, que reclama nalgas de entre gracias y desgracias de don Federico, como las redondas nalgas por la mañana con café con leche en el rancho de Rosa María en San Carlos en la calle Alegría, en que la OTAN, desconocedora de nalgas, es producto rematado de la locura del imperio capitalista de los EEUU. Y, ahora agora hogaño, decir límite es decir camino medio significativo medular estable profundo budaiano de entre el ser y no ser, de entre el cero y el uno, en Buda. Decir límite es decir grisura en el lienzo pictórico blanquinegro del yin y yang de Laozi. Decir límite es decir verdad verdadera significativa medular equilibrada profunda socrática de entre la verdad y la mentira, el sí y el no, lo verdadero y lo falso, de entre el uno y el cero en Sócrates. Decir límite es decir el impretermitible medio necesario significativo medular estable profundo aristotélico de entre el exceso y el defecto, de entre el cero y el uno en Aristóteles. Decir límite es decir ironía defensiva ofensiva significativa medular estable profunda quijotesca cervantina en Don Quijote de entre el la razón y la sinrazón, de entre la locura y la cordura, de entre el cero y el uno del Quijote. Decir límite es decir impulso irresistible inspirativo significativo medular estable abisal bolivariano de entre natura y persona, de entre el cero y el uno del Libertador Simón Bolívar. Decir límite es decir síntesis intelectual esencial significativa medular estable profunda hegeliana marxista de entre la tesis y la antítesis, de entre el cero y el uno de Hegel y Marx. Decir límite es decir resolutiva optimalidad pretendida significativa media estable profunda ciriglianovillaverdeiana de entre el consciente y el inconsciente de entre el cero y el uno de Cirigliano y Villaverde. Decir límite es decir borrosidad. Decir límite es decir casos límite. Decir límite es decir ambigüedad. Decir límite es decir caliginosidad. Decir límite es decir callosidad de entre el espacio topológico de la silla de montar de don Quijote y el Libertador Simón Bolívar. Decir borrosidad es decir casos correlativos límite contradictorios caliginosos de la forma ser y no ser de Maleo 2001 de la tendencia y de la trascendencia desde el punto crucial decisivo inflexivo topológico borroso medular medio equilibrado profundo un medio del golpe feroz cesarvallejoiano de César Vallejo desde el tiempo perdido de las sustituciones de los entes definidos por sus definiciones blaspascalianas de Blas Pascal hacia nuevas conceptualidades síntesis intelectual esencial de Hegel y Marx en eterna noria notoria de la historia cíclica sinusoidal y de Maleo 2001. Decir casos correlativos límite contradictorios caliginosos de la forma ser y no ser de Maleo 2001 es decir paradojas. Decir paradojas es decir fe hebrea significativa media estable abismal sanpabloiana de San Pablo de entre la certidumbre y la incertidumbre, de entre lo visible y lo invisible, de entre la evidencia y la duda, de entre la esperanza y la desesperanza, de entre la convicción y la duda. Decir paradojas es decir sombría penumbra significativa difuminada continua espectral medular equilibrada profunda whitmaniana de Walt Whitman de entre el yin y el yang de Laozi sin altos de talanquera ni vuelos de gallera en difuminación continua espectral. Decir borrosidad es decir difuminación en un medio y no en el cero. El límite en el cero es de tendencia de en modernidad de Leibniz y Newton y de trascendencia en postmodernidad en un medio en la médula de Maleo 2001. El límite en un medio de entre el cero y el uno, de entre el exceso y el defecto, el límite es de tendencia y de trascendencia en un medio en la médula estable abismal. Y, como tiénese dicho y deténtase mentado, sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento.

Con digresión y sin digresión, sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento. Y, a diario en cualquier parte del universo mundo espacio tiempo natura persona, alguien dice esto: Si y no. Mas y más, asina ¡Si y no! Ahí está diciendo y nombrando lo caliginoso, la borrosidad, la difuminación. Y el sí y el no, y el ¡Sí y no! deviene con Sócrates, deviene con la verdad y la mentira, con lo verdadero y lo falso. Y, de entre el sí y el no de Sócrates, ha de estar la verdad verdadera significativa medular equilibrada profunda con que Sócrates pegábase a los sofistas escuálidos entonces y a la sazón, y, Sócrates con su dialéctica conmovedora demoledora convincente conveniente derribadora de falsedades y mentiras hoy las papas ruchas noticias falsas fake feis news y de falsos positivos colombiches, de entre lo consciente y lo inconsciente de los sofistas, Sócrates, los metía por el aro y los metía por vereda verdad verdadera. Y, asina, el sí y el no, mas y más, asina ¡Si y no! deviene con el apóstol San Pablo, deviene con lo que el evangelista decía y expresaba a todo desaforado pulmón turco: ¡Qué tus palabras sean sí por sí y no por no! Y de entre el sí y el no del apóstol San Pablo ha de estar la paradójica fe hebrea significativa medular estable abismal de entre la certidumbre y la incertidumbre, de entre lo visible y lo invisible, de entre la evidencia y la duda, de entre la esperanza y la desesperanza, de entre la convicción y la duda, que derrumbara el principio de incertidumbre de Heisenberg y apelmazara la borrosidad en el Artículo Cuarto del Código Civil Venezolano borroso por naturaleza constituyente legal. El apóstol San Pablo en el botiquín de Miguelito en San Carlos de Cojedes, rematando al principio de incertidumbre de Heisenberg, en donde guindaba del techo del negocio de la cordura sensata y de la locura borracha, un gigantesco cuadrángulo rectángulo pitagórico socrático cartón que se leía por ambas caras lo siguiente: La proposición de la otra cara es falsa y la proposición de la otra cara es verdadera en que se mostraba, siempre sin querer y queriendo, la existencia de la bacinilla de Rosa María. Y se mostraba siempre, sin querer y queriendo, la existencia del concupiscente 69 cojedeño de Maleo 2001. Y se mostraba siempre, sin querer y queriendo, el lienzo pictórico blanquinegro del yin yang. Y, ahí, estaba Pablo el futbolista colombiano. Ahí, estaba Sócrates el futbolista brasileño. Y, ahí, estaba el dueño del botiquín el botiquinero despachador dionisíaco Miguelito, todos ellos, en un solo y sólo jolgorio jodedor de la algazara borracha, jodiendo en un momentico con el putico puntico compasivo compás escolar. Y, como tiénese dicho y deténtase mentado sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento.

Si sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento. Entonces sea dicho que sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento que con el concepto límite se hace todo y se dice todo en histórico momento. Ergo vergo sea dicho que el límite es el principio de la borrosidad de Maleo 2001. Que derrumbárase en un botiquín de San Carlos de Cojedes, el principio de incertidumbre de Heisenberg. Que sin querer y queriendo borrosidad digo y borrosidad siento.

 



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Miguel Homero Balza Lima


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