Hay un aspecto que ha sido tendencia en estas últimas 48 horas que quiero abordar por ser notorio, púbico y comunicacional, como es el despido del colega periodista Seir Contreras, del canal de televisión: Globovisión, por haber cuestionado las palabras del diputado a la Asamblea Nacional por el estado Guárico: Ramón Magallanes, sobre la migración de los venezolanos, la poca atención que se le ha dado a algunos servicios público, como el agua potable, el no saneamiento del rio Guaire y la no culminación del plan ferroviario Tinaco-Anauco. No quiero caer en diatribas sí el colega se lo tomó personal, ya que como él mismo dijo, le toca cargar tobos de agua para surtirse del vital líquido y eso lo tiene descontento, o si fue beligerante, o si el colega Contreras era súper chavista en el Táchira, su pueblo natal o sí la canalla mediática no pierde oportunidad para descalificar, banalizar o ridiculizar todo lo que el gobierno del presidente Nicolás Maduro y su equipo hace, no, no; tampoco quiero analizar sí la respuesta final del diputado fue retórica, toda vez que es la misma cuando un camarada revolucionario se queda sin palabras, o sí Ramón Magallanes, que conforma la Comisión de Política Interior de la AN presidida por Diosdado, llamó a este para que le pusiera la piedra al colega con sus jefes en la planta de televisión y lo botaran y menos quiero hablar sí Magallanes esperaba una entrevista floja, condescendiente, no dinámica, inflexible, incluso con preguntas sugeridas o inducidas. No señor, quiero hablar sobre lo hermoso que es ser periodista y poder preguntar libremente al entrevistado su desempeño como actor político, o como parte de un grupo político, económico, religioso, gremial, en fin, guardando el respeto claro está; ningún entrevistado debe ofenderse, alterarse o ponerse grosero porque se le haga una pregunta sobre su función, sobre su labor, al entrevistado se le pregunta lo que haya que preguntarle, además no hay preguntas incómodas, recordemos el libro de Oriana Fallaci: Entrevista con la historia, quien magistralmente dictó catedra al conversar con Henry Kissinger, Yasser Arafat, Indira Gandi, Mohammed Riza Pahlevi, entre otros que ya no recuerdo. Nuestro comandante Chávez era experto en respuestas inteligente, era él quien dejaba la puerta abierta para que se le preguntara cosas sobre el nacimiento de la revolución bolivariana y fue él quien en una alocución dijo que: “…aceptamos la crítica y debemos practicar la autocrítica para el evitar el reformismo”. Por lo que creo entonces, que fue un error despedir a Seir, toda vez que demostró integridad, seguridad, conocimiento del tema abordado y sobre todo fue muy muy respetuoso; los jefes de Globovisión perdieron un excelente profesional del periodismo. Me he identificado con el caso del colega Seir, ya que al igual que él, soy incómodo para algunos políticos que actualmente ejercen funciones de gobierno en mi Portuguesa hermosa, al punto que cuando intentamos José Gregorio Musso y yo iniciar un programa radial de opinión, hace más de un año atrás, muchos encargados o responsables de emisoras nos decían: “Vamos a consultar primero y nosotros los llamamos”, nos quedamos esperando, verdad Musso, el programa se iba a llamar: Triálogo. Y no quiero hablar sobre Oswaldo Rivero, el popular cabezemango, quien ha corrido la misma mala suerte por ser crítico dentro de las filas chavistas.

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Araure, 23 de agosto del 2023