Me disculpan los amantes del Comandante eterno, que no lo haya colocado primero que a Maricori, pero me dominaron mis resabios machistas, que tienden a darle primacía a las damas en estos casos. Y aquí debo pedir perdón también a aquellas feministas que les choca este tipo de atenciones, pues todos los esfuerzos deben ser puestos en combatir a la sociedad patriarcal. Ni que hablar de los o las o les o lxs o l@s LGBTIQ+, que pueden sentirse ofendidoaex@s por mi cortesía sólo para las mujeres genética, fenotípica y cerebralmente XX. Que entiendan que quizás eso ocurre porque soy totalmente XY, lo cual está más allá de mi voluntad. También les digo a los ofendidos porque no escribiré pestes de Diosdado, Leopoldo, Julio Borges o Mario Silva, que se tranquilicen y dejen de insultarme, que ya habrá tiempo para ellos y que se tomen mientras tanto un lexotanil, eso sí, que no se pongan a tomarlo cada vez que se sientan rabiosos, pues pueden desarrollar adicción.
Creo que me he cubierto lo más posible y puedo ahora escribir sobre lo que había pensado.
Sin duda ninguna, María Corina, nos guste o no, ha logrado un liderazgo, no sólo entre sus aliados de siempre, sino más allá de éstos e incluso en sectores populares que apoyaban al gobierno. Que lo hizo engañando a la gente, con demagogia o en cualquier otra forma reprochable, no importa a los fines de la realidad de su liderazgo actual. Lo que afirmo es que éste existe y sigue creciendo. Lo dicen las encuestas y los apoyos de dirigentes y militantes de otros partidos, entre ellos los de dirigentes viejos de AD, que se han manifestado recientemente. También es cierto, que tiene un gran rechazo incluso en su propio sector, lo cual conspira contra los efectos de su liderazgo. Si se realizan las primarias, será la ganadora indiscutible y se transformará en la jefa de la oposición, y si no se puede inscribir como candidata en 2024, por la inhabilitación inconstitucional e ilegal que le fue impuesta, estará en posición privilegiada para designar su reemplazo.
Hay similitudes entre el liderazgo actual de María Corina y el de Chávez en sus inicios, a finales del siglo pasado. Chávez lo desarrolló en 8 años, María Corina tiene mucho más tiempo en política, pero su crecimiento es en los últimos ocho años. A Chávez lo ayudó la torpeza política de los partidos del estatus de entonces, que se desbarataron y no hicieron resistencia; a María Corina la ha ayudado la descomposición del resto de la oposición, lo que le ha facilitado una vía despejada de obstáculos. Chávez insurge contra los gobiernos y políticos de entonces, como una opción nueva; María Corina también, pues enfrenta al gobierno y a la oposición, incluso a quienes fueron sus aliados hasta hace muy poco. Chávez siempre se creyó predestinado y actuó como un caudillo, María Corina también se cree destinada por la providencia y tiene actitudes de caudillo.
Si María Corina se impone en las primarias, terminará nucleando al resto de los seguidores de la PUD, que la ven como luchadora firme y frontal contra el gobierno y que en general comparten su animadversión contra Maduro. Luego, también nucleará a una parte de los seguidores de la oposición democrática, a pesar de liderazgos nuevos como el de Ecarri, mucho mejor preparados para dirigir la nación venezolana y mejores desde el punto de vista intelectual y político que la dama. La desunión existente en este sector será aprovechada por María Corina, quien aparecerá como la única capaz de derrotar a Maduro. Un escenario de esta naturaleza ha sido considerado como probable por al gobierno y por ello asumió la decisión de inhabilitarla para no permitirle competir.
Por último, quiero mencionar las declaraciones de Amoroso de que sólo el CNE está legalmente facultado para organizar elecciones en Venezuela. No se podía esperar otra cosa de quien como contralor inhabilitó a muchos dirigentes ilegal e inconstitucionalmente. Quiere crear desesperanza y desestimular la participación electoral. Debo, en este sentido, recordar las elecciones recientes de autoridades de la UCV, que se hicieron sin participación del CNE. Ya venía ocurriendo por años con las elecciones de la Federación de Centros Universitarios y los centros de estudiantes. Las elecciones de los egresados tampoco requirieron de esa participación, ni lo requieren las elecciones internas de los partidos políticos, las de las juntas de condominio, las de las sociedades científicas, ni muchas otras organizadas por la gente organizada en distintas formas. El CNE sí debe dar ayuda en estos procesos, pero esa ayuda no es obligatoria para nadie.