Todo tiene su límite

NOTA PRELIMINAR

Este artículo ha sido instigado por un evento muy trágico y muy triste recién ocurrido, algo que yo recién viví personalmente aquí en Venezuela, donde, por casualidad, o por la gracia de Dios, como dicen aquí en Venezuela, le salvé la vida a una niña de 4 años de edad.

Les contaré la historia, pero quiero que mantengan en mente que este tipo de cosa ocurre aquí en Venezuela todos los días, y probablemente miles de veces al día, simplemente debido a la pobreza extrema y miseria crónica en la cual vivimos por lo menos 80% de la población venezolana de día en día, sin los recursos para comprarnos nuestros medicamentos, ni comida nutritiva (carne roja por ejemplo), mientras nuestros gobernantes viven como reyes desangrando los cofres del Estado, jactándose de que todo va bien o que todo está mejorando, y otras groserías parecidas, cuando la verdad es que, para por lo menos 80% de nuestra población, cada día va de mal en peor.


Nos están, literalmente, matando, como verán.

Bueno …

Estábamos reunidos, una amiga mía y yo, quien se quebró el pie pero que estaba en casa porque no tenía cómo pagarse un taxi para llegar al hospital donde ella tendría que, de todas maneras, pagar medicamentos y tratamientos a precios de estafadores, cosa que ni ella ni yo podíamos pagar, ni sus familiares o amigos, (le traje unas vendas en vez), y estábamos con algunas vecinas en la vereda frente a su casa, en la tardecita, con esas vecinas quienes, como yo, tampoco tenían un centavo para llevarla al hospital, y menos todavía para pagar algún tratamiento médico o medicamentos, ni tampoco tenemos contactos o palanca con nadie del PSUV ni con nadie dentro del gobierno para "hacernos el favor," ni nada al estilo, cuando de repente recibimos una llamada de unos familiares muy pobres del Táchira, familiares de una de las muchachas con las que estábamos reunidos.

Fue una llamada desde la frontera con Colombia, diciéndonos, gritando y llorando a voz alta, que la nieta de 4 años de edad se había desmayado y estaba verde y azul, y que tenían que llevarla de emergencias al hospital porque se estaba muriendo, casi no respiraba, pero que nadie entre los familiares y amigos tenían un carro que funcionaba (están todos parados porque no pueden pagarse los repuestos, o sin gasolina porque no hay), y que no sabían qué hacer, entonces mi amiga con la pata rota, quien conoce mucho sobre la medicina, se puso en el teléfono y les explicó qué hacer para que la niña no muera mientras buscaban una solución, cuando de repente se fue la luz aquí y allá en el Táchira, así como ocurre desde hace 10 años a nivel nacional, CDM, particularmente fuera de las grandes ciudades, y, se cortó toda la comunicación.

Silencio.

Bueno, como me imagino que ustedes se imaginan, la abuela, quien estaba con nosotros, estaba gritando y llorando a voz alta en la calle dando vueltas en círculos, tanto así que casi se volvió loca, y todas las vecinas la acompañaron en su llanto y angustia, es que, todos hemos pasado por la misma cosa estos últimos años, así como mi amiga con la pata quebrada a quien se le murió su hermana de 47 años de edad hace pocos meses atrás (2023) debido a no haber podido pagarse los medicamentos para salvarle la vida.

A mí se me han muerto aquí en los últimos 5 años, 7 amigos, todos entre las edades de 28 y 67 años, y todos, absolutamente todos, así cómo la pasó a mi gran amigo que se vino a morir en mi taller sin medicamentos, así como en la edad media cuando la gente se moría de la plaga como animales en la calle, todos muertos anticipadamente por no poder pagarse los medicamentos más básicos para salvarles la vida aquí en este país de gobernantes y funcionarios públicos sádicos y miserables, sin corazones, ni almas.

Diablos enmascarados de humanos.

Así los percibo a esos desgraciados, y son unos desgraciados por dejar morir a su propia gente cuando no hay ninguna razón para que eso sea así (excepto la malvada codicia y la mezquindad), entonces que nadie me venga a decir que soy yo el grosero aquí, no señor.

Y yo …

Tampoco sin dinero, viéndolos morir a mis amigos frente a mis propios ojos debido 100% a la negligencia y la criminal irresponsabilidad de los psicópatas (no es un insulto, vean el link) que nos gobiernan, desalmados, sin una gota de remordimiento.

Bueno …

La comunicación volvió como a las dos horas, y supimos que finalmente pudieron llevarla a la niña al hospital, pero que todavía se encontraba en casi la misma condición, y que la única cosa que le dieron en el hospital fue un suero (glucosa), pero que para no morir (todavía estaba verde), debían inyectarle algo que el hospital no tenía y que debían comprar en una farmacia, pero ¡ya!, si no, la niña iba a morir.

Sí señor, así es aquí en la Venezuela de Maduro.

Hospitales sin medicamentos y gobernantes a quienes no les importa un coño la vida de los pobres, de los niños, de los ancianos, de los trabajadores honestos, de los discapacitados … que se mueran como los animales que me imagino seríamos en sus ojos.

Bueno …

Nadie tenía dinero, NADIE, y repito, NADIE, ni un centavo, ni yo tampoco, además las plataformas de los bancos (para hacer los pagos) estaban caídas debido a la falta de luz, así como ocurre todos los días a nivel nacional de manera intermitente y rotativa en este país debido a las constantes fallas eléctricas causadas por la crónica negligencia de un Estado delincuencial, ¿entonces qué hacer?

Bueno …

Mientras intentábamos resolver por teléfono, sin dinero, sin saber qué hacer, ¿cómo salvarle la vida a la niña?, todos seguían gritando y llorando, pero muy duro, en la calle, y otra vez se cayó la comunicación, CDM …

Pero …

Yo no sé qué pasó enseguida, y no sé por qué pasó lo que pasó, pero aunque no había luz ni plataforma bancaria, y aun sabiendo que yo no tenía dinero en mi cuenta, decidí de intentar chequear mi banco (vía mi teléfono), en caso, y repito, no sé por qué o cómo ocurrió esto, pero milagrosamente pude entrar a mi banco y vi que me habían depositado desde el extranjero un dinero (en bolívares), --- es que, así como millones de venezolanos y venezolana, hoy soy un mendigo que depende de la bondad de los familiares y amigos en el exterior --- y, de repente, así de la nada, volvió la comunicación con la familia en el Táchira y estaban en la farmacia esperando y rogándole a Dios que ocurra un milagro, el cual, de hecho, ocurrió.

Les transferí en bolívares equivalente a $60 de una vez (¡una sola inyección!) --- ¡y la plataforma para el pago móvil sorprendentemente funcionó! --- y ellos le compraron el medicamento, y así le salvaron la vida a esta niña de 4 años de edad, una niña, como millones más, totalmente abandonada a la deriva por un Estado sin alma.

Yo no sé, pero, justo después de eso, se cayó todo otra vez, se fue la luz, aquí y allá, y las plataformas de los bancos se cayeron otra vez, y quedamos incomunicados durante otras dos horas.

Finalmente, como a las 1 AM, pudimos confirmar que a la niña la iban a dejar en el hospital durante la noche, y que ya no estaba verde, y que podía respirar normalmente, que la iban a mandar a la casa el día siguiente, lo cual ocurrió, y ya su color estaba normal otra vez, pero estaba muy cansada y tuvo que quedarse en cama todo el día para dormir.

¿Cómo puede un Estado permitir que este tipo de barbaridad ocurra?

Supimos el día siguiente que, de haber pasado unos minutos más, la niña hubiera muerto de manera totalmente innecesaria.

Sí señor, y cualquiera que apoye a Maduro y su combo de sádicos, bueno, que se vayan adonde en mi opinión mejor merecerían irse por apoyar a ese tipo de persona, o que se lo metan por sus propios ____________, o por el del mismo Maduro, o el de Delcy Rodríguez, o el de Jorge Rodríguez, quien increíblemente es un médico, o le de Diosdado Cabello, o el de Mario Silva, o el de todos los demás cómplices de Maduro en estos deliberados crímenes de lesa humanidad, lo cual puedo demostrar jurídicamente.

Y si no les gusta a ellos lo que les digo, bueno, que se lo metan otra vez.

Hay un límite a todo.

¿O no?

¿Estoy siendo grosero?

¿Me estoy pasando de la línea?

No creo.

Repito, hay un límite a todo.

Bueno …

Voy decir, "Gracias a Dios," aunque yo no soy por nada seguidor de ese Dios, quien fue el principal responsable por la creación de hombres y mujeres desalmados como la mayoría de nuestros dirigentes y gobernantes actuales, quienes permiten que su propia gente muera como animales en la calle, sin dinero, sin luz, sin gasolina, sin comida, sin medicamentos, mientras ellos se la pasan llenándose sus bolsillos y sus estómagos con el dinero del Estado que debería en primer lugar ir para ocuparse de la gente pobre e indefensa como aquella gente de anoche.

¿No es así?

Sí lo es.

Así lo siento, así lo veo, ¡y que nadie me venga a arrancar mi corazón!

Y …

Mantengan en mente que este no es un caso único, este tipo de tragedia está pasando aquí en la Venezuela de Maduro TODOS LOS MALDITOS DÍAS, y está pasando a nivel nacional desde hace años, esto, repito, precisamente bajo el mando de Maduro (y esta tragedia empezó en el 2013, mucho antes de las sanciones, ok).

Pero…

Todo tiene su límite.


ARTÍCULO

Desafortunadamente, hay cosas que no se pueden (ni se deben) decir aquí en Venezuela, uno tiene que quedarse callado so pena de ser vilipendiado por su propio entorno, o encarcelado o desaparecido por quienes nos gobiernan, simplemente por expresar una opinión o un sentimiento REAL, pero profundo, sacado desde las más profundas y oscuras tinieblas de su ser.

En todos los otros países que he conocido (34), aparte de algunos pocos países que todavía, como Venezuela, viven en un estado de colonialismo, como India por ejemplo, uno puede expresar sus pensamientos los más profundos y macabros, esto, mientras uno no infrinja sobre los derechos del otro, pero no aquí en Venezuela, donde la palabra es a menudo confundida con la intención y con la acción, lo cual embarra todo y mantiene nuestra sociedad en un estado permanente de retraso social y judicial y cavernicolismo comunal.

Por ejemplo, en Canadá, o en EEUU, y en la mayoría de los países europeos, si uno expresara públicamente, "De estar en las condiciones físicas de hacerlo, yo mataría a mi vecino, un psicópata que violó a mi hija y que la dejó paralizada de por vida," bueno, eso sería perfectamente aceptable, y nadie diría nada contra el padre por expresar ese oscuro pero REAL sentimiento (o deseo), el cual sería perfectamente normal en básicamente cualquier parte del mundo, y nadie vilipendiaría al padre por decir eso aunque, por ejemplo, el violador (psicópata) fuera el hijo del presidente del país o la persona más importante de la comunidad, o sea, existe, en las sociedades más desarrolladas, una enorme diferencia entre un sentimiento (o deseo), una intención, y un acto (de llevar a cabo ese sentimiento o deseo o intención), pero no aquí en Venezuela.

Aquí, en general, y aun dentro del sistema policial y judicial, la diferencia a veces no existe, y por eso seguimos como sociedad viviendo en un estado permanente de estancamiento social, de cavernicolismo social, sin avanzar ni una gotita en materia policial o jurídica, y por ende, sin avanzar ni una gotita en términos de la justicia y de la modernización de nuestra sociedad, donde la distinción entre una cosa y la otra, donde las definiciones (qué es algo, y qué no es algo), y donde la educación comunal sobre estas cosas, son centrales al desarrollo de cualquier sociedad, algo que aquí, desde que Maduro ha estado en el poder, se ha ignorado por completo, lanzándonos como sociedad al abismo de la edad media, a la confusión, y al caos mental y físico, por ende, destruyendo por completo la fundación del desarrollo mental y social que Chávez había, con tanto corazón, intentado de sembrar para sacarnos de este abismo.

Aquí en Venezuela, cuando he dicho (a personas que conozco) que yo estoy al punto de querer matar a tal o tal persona, aun cuando ellos saben perfectamente que esa persona es un criminal y asesino (como un vecino mío) y que ese psicópata le ha destruido la vida a un montón de niños, mujeres, discapacitados, y abuelos, bueno, ellos me responden:

"Pero no digas eso."

¿Qué?

Yo me quedo con la boca abierta y con mi mandíbula por el piso, es que:

"¿Tú me estás diciendo que aunque ese CDM haya matado a inocentes, y que le ha robado a sus vecinos, y que sigue jodiéndoles la vida a los discapacitados y a los ancianos, y a las mujeres y niños, él debería seguir viviendo, como para que él siga matando a inocentes y destruyéndoles la vida a los demás?

¿Ah?

"Si yo no lo paro, ¿quién lo va a hacer?"

¿Ah?

"Es que, eso no se hace."

"¿Cómo es eso?"

¿Eso no se hace?

¿En el libro de quién?

"Si nadie hace nada, él seguirá matando, y decenas más de inocentes e indefensos seguirán muriendo asesinados, o sea, si ese CDM de repente viola y mata a tu hija, ¿tú dirás lo mismo?"

"Bueno, es que eso no se dice."

"Entonces, tú mereces lo que te viene encima."

"¿O no?"

De cualquier manera que sea, todo tiene su límite.

¿Verdad?

oscar@oscarheck.com



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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