Sin lugar a dudas, la oposición que escogió en un momento dado el camino de la intensificación de la confrontación violenta, que incluyó movilizaciones callejeras de grupos beligerantes aislados en ciertas zonas de algunas ciudades, acciones ilegales e inconstitucionales desde la Asamblea Nacional, la organización de golpes de Estado y solicitudes ante potencias extranjeras de intervenciones de distinto tipo, incluso armadas, del territorio venezolano, ha abandonado mayoritariamente esa conducta aventurera y vanguardista. Esto no significa que no puedan retomarla, sobre todo los irredentos alrededor de Leopoldo López, Ledezma y de la misma María Corina Machado, ni que el abandono haya sido producto de una reflexión genuina de los peligros, daños e inconvenientes, incluso para sí mismos, de tales conductas, pero hay una actitud distinta de la existente con anterioridad.
Hoy no existe el gobierno interino de Guaidó, aunque sí los remanentes de corrupción derivados de la extinta Asamblea Nacional de 2015, mucho más motivados por la apropiación de riquezas venezolanas en el exterior, sometidas a medidas delictivas características del pillaje de EEUU y de su filial inglesa progenitora. Hoy, la mayoría de los partidos agrupados en el pasado en la Mesa de la Unidad Democrática, participan o tratan de hacerlo en el proceso electoral presidencial del año en curso; ya no hay las manifestaciones de calle desplegando acciones violentas, ni existe el apoyo de los más de 50 países que en algún momento tuvieron. Las conversaciones, negociaciones y acuerdos con el gobierno existen, independientemente de las declaraciones en contrario de este último.
La Causa R, partido que se había convertido en uno de los más intransigentes y extremistas, por lo menos en el discurso, acaba de dar unas declaraciones de boca de su secretaria general, que demuestran la presencia de un gran viraje de su postura política. Por primera vez los escucho apoyar alguna acción gubernamental, en este caso particular sobre las movilizaciones militares del gobierno en la zona vecina del territorio Esequibo. Se entiende que éste es un caso muy especial y muy sensible, pero lo hicieron sin poner por delante alguna crítica importante. Además, Andrea Tavares fue también muy clara al afirmar que el cambio político que deba hacerse tiene que ser con el chavecismo, aunque hace la aclaratoria de que serían excluidos los corruptos y los violadores de derechos humanos, una excepción que posiblemente quiere reducir un supuesto impacto negativo de su nueva postura en los sectores más extremistas.
Si sumamos a lo anterior la posición actual de María Corina Machado en el mismo sentido, podríamos decir que ese sector opositor está actuando en función de volver a hacer política, de actuar cerebralmente y no visceralmente como lo venían haciendo, lo cual, de paso, era algo que quienes siempre nos mantuvimos dentro de la Constitución le veníamos exigiendo desde hacía mucho tiempo. Si esta actitud se mantiene y se profundiza, si logran reducir a un mínimo el sectarismo contra la oposición que participa democráticamente desde hace años y si alcanzan un acuerdo, para presentar una candidatura presidencial seria, de consenso y que sea vista como ganadora y un programa claro y preciso realizable, el escenario político electoral se pondría interesante y se estaría apuntando hacia la normalización política del país.
Se tiene que entender que quienes están en el poder harán todo lo posible por evitar que ocurra esa confluencia opositora, pues la misma significaría un peligro para la continuidad de Maduro y del PSUV en el poder. En esto, el gobierno ha demostrado ser particularmente eficiente, así como dispuesto a echar mano a todos los instrumentos posibles. Ningún gobierno se separa del poder voluntariamente y menos el chavecismo gobernante. Es así y así debe ser entendido y enfrentado por quienes quieren ser poder. Quiero dejar muy claro que estoy sugiriendo una forma civilizada y cerebral de actuar en política, no me estoy adscribiendo a ningún resultado particular de la misma. Tendría que ver y analizar esos resultados para tomar una decisión personal al respecto.