La incógnita de Edmundo

Sin lugar a dudas, Edmundo González Urrutia, independientemente de lo que diga y prometa, constituye una incógnita política no fácilmente desentrañable. No es un candidato como Antonio Ecarri, Claudio Fermín o Enrique Márquez, pues todos estos, nos simpaticen o no, han tenido unas actuaciones claramente democráticas y venezolanistas en el escenario político venezolano, desde que éste se vio enrarecido por las acciones violentas, inconstitucionales e injerencistas extranjeras, de los partidos integrantes de la Plataforma Unitaria Democrática. Entre otras cosas, no participaron de la fracasada y anti nacional aventura que significó el adefesio mal llamado "gobierno interino", algunas de cuyas acciones presentes siguen apoyando los integrantes de la PUD, pese a sus supuestas declaraciones democráticas actuales.

Recordemos que hay unos ex magistrados en Colombia que se hacen llamar Tribunal Supremo de Justicia legítimo, aunque su número no alcanzaría ni para constituir una de las salas del TSJ legalmente existente. Recordemos también que existen unos diputados cuyo período se venció en 2020, que se siguen llamando Asamblea Nacional legítima y cobran sueldos en divisas por esta absurda suposición. Pero, recordemos más, que hay activos venezolanos en el exterior, como los de la empresa CITGO, y depósitos bancarios nacionales congelados en la banca extranjera, que están bajo el control formal de esta estructura remanente del interinato de Guaidó. Ni qué hablar del oro venezolano en manos del gobierno ladrón de Gran Bretaña. Lo incomprensible es que el gobierno de Maduro no haya negociado en Barbados y en otros sitios, la finalización de esta antinacional situación. No son tan buenos negociadores como dicen.

Pero es que ni siquiera el caso de Manuel Rosales constituye una incógnita como la señalada para EGU, pese a haber acompañado las acciones violentas previas a 2015 y las locuras iniciadas ese año, luego del triunfo de la MUD en las elecciones legislativas. Rosales se deslindó de muchas de estas acciones y, desde que es gobernador por tercera vez de Zulia, su conducta respalda la consideración especial dada. No parece haber sorpresas con la conducta de Rosales en el futuro, si llegara a ser electo Presidente de la República. Esto, lamentablemente, no se puede afirmar para el caso de EGU. Haber sido escogido por las presiones de María Corina Machado, quien le hizo la guerra a Manuel Rosales hasta sacarlo del juego, tiñe de incertidumbre la conducta gubernamental que pueda tener si llegare a triunfar. Los venezolanos queremos reinstitucionalización, paz y desarrollo, no un precipicio mayor que el que ya tenemos con Maduro.

María Corina controla la campaña electoral del candidato, pues no existe ningún comando de campaña y los otros partidos lucen relegados ante su empuje y protagonismo. Hay elementos claros de sectarismo, como lo demuestra que Rosales no haya sido invitado al acto reciente en Maracaibo. Los conflictos internos están a la orden del día, lo que debilita la candidatura de EGU. Pero lo más preocupante es que las incoherencias y enfrentamientos darán al traste con la posibilidad de derrotar a Maduro o, si se lo derrota, harán imposible la transición plural, democrática y pacífica que todos queremos. Rechazo cualquier sorpresa pos electoral, que permita ingresen a Miraflores los ardores coléricos que hacen vida alrededor de María Corina, para así reemplazar a los existentes actualmente. No quiero una Guatepeor para sustituir a la Guatemala actual. No quiero que el país continúe enredado en odios y magnicidios reales o supuestos, venganzas y presos políticos y divisiones y profundización de las fracturas familiares.

Caído Chávez en abril de 2002, pese a todos los discursos previos sobre la necesidad de volver a la democracia, la rectificación, el cambio de actitud, la amplitud versus el sectarismo, aparece Carmona como Presidente encargado, un empresario desconocido de poco hablar, risueño con quienes lo adulaban entonces. Su decreto demostró claramente su carácter autoritario, violento, nada democrático ni plural y sí profundamente retaliativo. Su representante, hombre de mirada enloquecida y de risa sardónica, nos regresó a la realidad al destituir diputados, gobernadores, alcaldes y concejales de todo el país. La visita que Capriles quiso hacer a la Embajada cubana mostró la nueva diplomacia a entrar en vigor, y el hostigamiento de algunos funcionarios nos dijo que el sectarismo y la venganza continuarían incluso con mayor fuerza.

La declaración conjunta reciente de María Corina y Edmundo de que juntos cumplirían el mandato de las primarias es para sentirse preocupado. El supuesto mandato fue que María Corina sería la candidata, cosa que no pudo ser. ¿Qué es entonces lo que quieren cumplir? Una elección presidencial no está para cumplir ningún mandato de primarias, sino el mandato electoral del pueblo todo. Se sabe que una cosa es lo que se dice siendo candidato y otra la que se hace cuando se tiene el poder, pero, si además insistes en un mandato inexistente contrario a lo establecido por el poder constituido, el enfrentamiento futuro parecería ser muy cercano y extremadamente grave. El desarrollo de esta conducta es todavía una incógnita no despejada, que de ir en el sentido señalado haría fracasar todo el avance logrado con la decisión de los venezolanos de salir a votar, multitudinariamente, para derrotar a un gobierno que se ha apropiado de Venezuela, de la misma forma en que Juan Vicente Gómez lo hizo hace más de cien años.

 



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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

 lft3003@yahoo.com      @LFuenmayorToro

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