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El apellido "Murillo" entre los negros es una imposición del esclavista que hace siglos lo adquirió o adoptó en relate en un puerto de Cartagena de Indias. Era algo que se estilaba cuando nacían ciertos esclavos, el darles el apellido de algún esclavista. A veces a estos esclavos les encasquetaban el apellido de un santo para "mejorarles o atenuarles un poco la raza". En la heráldica española, encontramos que el apellido Murillo es de origen castellano, bastante frecuente y repartido por toda España, y procede del topónimo Murillo, que da nombre a varias localidades españolas, como Murillo de Lónguida, Murillo de Frutos, Murillo-Berroya (Navarra), Murillo de Río Leza (La Rioja), Murillo de Gállego (Zaragoza), y que por supuesto nada tiene que ver con La Nueva Granada que gracias a Bolívar hoy se llama Colombia…
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Por cierto, existe una interesante obra titulada "El negro conquistador y colonizador de Hispanoamérica", escrito por Jorge Eliécer Murillo Mena, quien conoce muy bien los antecedentes, la identidad y la antroponimia del canciller gringo Luis Gilberto Murillo. Lo recomendamos leer encarecidamente.
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Los poderes dominantes y narcotraficantes de Colombia suspendieron de su cargo por tres meses al canciller Álvaro Leyva, por exigencia del Departamento de Estado. Ya el imperio gringo tenía a su candidato para este cargo, un afro-subyugado de nombre Luis Gilberto Murillo, quien fue criado en una plantación del sur del imperio, en Alabama, quien apenas es nombrado canciller, a las primeras de cambio sale a arremeter contra Venezuela.
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Ahora bien, Luis Gilberto Murillo piensa quedarse en el cargo hasta que se produzcan las elecciones en Venezuela y darle todo el apoyo posible al otro monigote puesto también por Washington, el señor Edmundo González. Es decir, la cosa se trata de "entre monigotes te veas", porque así viene funcionando desde hace un siglo, el negocio de la política de partidos y de los candidatos a la presidencia en América Latina. Imposiciones a raja tabla de lo que decida la Casa Blanca. El caso de Colombia es emblemático en este sentido. ¿No les ha llamado la atención que el señor Petro, muy de izquierda él, ni con un peo de monja sople algo sobre las nueve bases estadounidenses que ocupan a su país? Claro, eso a la vez revela que está cogido por los huevos, y si Estados Unidos le ordena que en la actual situación electoral que atraviesa Venezuela es necesarios atacar a muerte a la patria de Bolívar, él tiene que cumplir esa orden. No le queda de otra. Es decir, que aquella pantomima de pedir la Espada de Bolívar cuando estaba asumiendo su presidencia, no eran más que pamplinas. No podían ser sino burdas pamplinas también acordadas por el imperio para dorarle un poco la píldora de que es de izquierda.
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La Procuraduría uribista de Colombia suspendió al canciller colombiano por "posibles irregularidades en la licitación del contrato para producir pasaportes en el país", y sin pruebas lo sacaron mientras venía y asumía el gringuito de muy baja estofa Luis Gilberto Murillo, precisamente y que por tres meses, para darle apoyo al monigote de candidato de doña María Corina…
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Desde muchacho, el esclavo Luis Gilberto Murillo ha estado navegando entre la religión católica y la protestante, siempre remando para mejorar su condición social. A él los colonos lo bautizaron procurando trasmitirle un sentimiento de superioridad., es decir, "civilizarlo a lo occidental" para que los blancos pudieran aceptarlo. Los tatatarabuelos de Luis Gilberto Murillo fueron de los primeros que se arrancaron sus bozales, en apenas llegando a estas tierras, haciendo esfuerzos indecibles, los pobres, por aprender cuanto antes el catecismo y así tener algo de "alma blanca".
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En los estudios de María del Carmen Cuba Manrique encontramos que ponerles nombres cristianos a los traídos de África, fue lo más simbólico en la relación colonizador-colonizado, "porque a través del bautizo el colonizador sienta las bases de su poder". Que "los simples nombres de María, Francisco, Ana, Juan, Pedro, y encasquetarles apellidos de conquistadores o colonizadores les aliviaba un poco el tormento de sus cadenas, y eso fue lo que pasó con Luis Alberto Murillo. "El español – dice María del Carmen Cuba Manrique -que da nombre al esclavo lo hace considerando ciertos valores o características que necesitaba destacar en los negros esclavos. Esta forma de nombrar es un mecanismo de control social de la población".
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Pues bien, el afro-avasallado de los gringos, Luis Alberto Murillo, se siente hoy muy feliz, porque todos los poderosos diarios del mundo recogieron su cursi ataque contra Diosdado Cabello, ese que apela a un vulgar refrán, porque se ve que él es un ventrílocuo de sus amos, no tiene nada propio que decir, "a palabras necias oídos sordos". Celebran el refrán INFOBAE, EL COLOMBIANO, EL TIEMPO, EL ESPECTADOR, NOTICIAS CARACOL, BLU RADIO, NTN24, y miles bots, y demás portales, coros de loros de las redes que responden a los intereses de los esclavistas gringos…