Las venezolanas y los venezolanos por igual debemos sentirnos orgullosos por estar siendo testigos de la mejor campaña electoral presidencial de toda nuestra historia republicana. Atrás, quedaron aquellas campañas electorales de la cuarta en que asesores gringos venían aquí para dirigir y orientar la opinión del pueblo venezolano elector y explicarles a quien elegir. Los jingles, consignas y hasta qué decir y no decir, valga decir: ocultarle al pueblo; en fin, las propuestas al electorado y los programas políticos, todo, todo era facturado en Made in USA para la Venezuela colonizada de entonces. Fue, en la campaña electoral del candidato Hugo Chávez Frías del año 2012, para elegir presidente para el período 2013-2019, en que Chávez le imprime otra dinámica a la campaña electoral y la música, la ideología y la politización de la misma, comienzan a ser atractivas las campañas electorales en la Venezuela bolivariana. De hecho, la participación protagónica del pueblo se convierte en el hecho trascendente de dicha campaña; lo cual, en esta campaña electoral presidencial de 2024, se ha convertido en el hecho más destacable de la actualidad política electoral de la venezolanidad. Es el involucramiento completo del pueblo venezolano en la campaña electoral, con su presencia activa y decidida en favor del candidato: Nicolás Maduro. Las falsas encuestas, en que sus resultados ya se saben y favorecen ampliamente a quien invierte allí sus cobres, colocándolo ganador por sobre las expectativas de la realidad posible; todo lo cual, está pasando a ser cosa del pasado con las movilizaciones del presente, que pasan a ser mediciones en tiempo real del nivel de apoyo o no, que el pueblo venezolano tiene sobre determinado candidato o candidata. Tiempos de cambios, no solo vive el chavismo sino la sociedad completa. El candidato del chavismo canta, trota y baila, imprimiéndole un dinamismo de juventud a la campaña pese a ser Nicolás un hombre de tercer edad, como le mientan en Venezuela a los ya abuelos y abuelas de la Patria.
La esperanza, es un estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea, nos dice la Real Academia Española, cuando define ese concepto. Y sin duda alguna, Nicolás proyecta y transmite al electorado venezolano es esperanza y se proyecta con la definición de futuro, o sea aquello que está por venir, por eso, porvenir es sinónimo de futuro. Como decía E. Bloch, la praxis humana nace de la esperanza. La respuesta de Bloch es unívoca: el fundamento de lo real está en el futuro. Esperanza y futuro, son definiciones inequívocas de un deseo de cambio. El fundamento, se convierte en fundamentación sólo al desarrollarse. El lema filosófico que se deriva de ahí, es el avance como vuelta al fundamento. La praxis humana, nace de la esperanza. La dialéctica inmanente que, en opinión de Bloch, rige el proceso histórico no es determinista, como ocurre en la filosofía de Marx o de Engels. La esperanza, le busca a la historia su verdad y la realización de esa verdad, depende de la praxis humana. La realidad esperada, atrae al futuro dentro del presente. Ahora bien, el hecho de que exista ese futuro esperado o proyectado e incluso, la sola posibilidad de que pueda existir, cambia el presente modificándolo desde dentro y la praxis que lo configura. La anticipación, se hace sustancia del presente e interpreta el sentido del pasado: «Los hombres no son seres definitivamente terminados; por tanto, tampoco su pasado lo es. (...) Los muertos reaparecen cambiados» como diría E. Bloch (1982).
Es la patria, que todavía no ha llegado a ser, todavía no alcanzada, tal como se va formando y sufriendo en la lucha dialéctica-materialista de lo nuevo con lo viejo. «¿Con qué tenemos que soñar?» Se pregunta V. Ilich Lenin y continúa: «Acabo de escribir estas palabras y el pánico me invade. Me imagino que me encuentro en una "conferencia de unificación" y que, frente a mí, se encuentran los redactores y colaboradores del Rabócheie Dielo. Y el camarada Martinov se levanta y se dirige a mí amenazadoramente: "Permítame usted que le pregunte: ¿tiene una redacción autónoma el derecho a ganar, sin preguntar antes al comité del partido?" Y después se levanta el camarada ¿Krichevski? y prosigue (profundizando filosóficamente al camarada Martinov, que ya hacía mucho que había profundizado al camarada Plejánov) en tono aún más amenazador: "Continuo. Pregunto si un marxista tiene el derecho a soñar, a no ser que olvide que, después de Marx, la humanidad sólo puede plantearse cometidos que están en su mano resolver, y que la táctica es un proceso del crecimiento de los cometidos, los cuales crecen junto con el partido." Solo el imaginarse estas amenazadoras preguntas, hace que me recorra un escalofrío, y mi único pensamiento es, el de dónde podría esconderme. Trataré de esconderme detrás de Pisarev. «Mis sueños pueden traspasar el curso natural de los acontecimientos, pueden descaminarse, es decir, lanzarse por caminos que el curso natural de los acontecimientos no puede nunca recorrer. En el primero de los casos, la ensoñación es completamente inofensiva; puede incluso impulsar y robustecer la fuerza activa del trabajador… Estos sueños no tienen nada en sí, que aminore o paralice la fuerza creadora. Muy al contrario. Si el hombre no poseyera ninguna capacidad para soñar así, no podría tampoco traspasar aquí y allí su propio horizonte y percibir en su fantasía como unitaria y terminada la obra que empieza justamente a surgir entre sus manos, me sería imposible imaginarme en absoluto qué motivos podrían llevar al hombre a echar sobre sus hombros y conducir a término amplios y agotadores trabajos en el terreno del arte, de la ciencia y de la vida práctica. La escisión entre sueño y realidad no es perjudicial, siempre que el que sueñe, crea seriamente en su sueño, siempre que observe atentamente la vida, siempre que compare sus observaciones con sus quimeras y siempre que labore concienzudamente en la realización de lo soñado. Si se da un punto cualquiera de contacto entre el sueño y la vida, puede decirse que todo está en orden.» ([«¿Qué hacer?»] Ausgewälte Werke, 1946, I, pag. 315)
Solo los y las chavistas podemos soñar en un mundo mejor, esa oposición apátrida no cree en un cambio electoral y por ende, su plan no es electoral. Por ello, que su campaña es aburrida y su preparación es para la guerra y declarar fraude y fraude. Ya lo hicieron en México, pese a una victoria con más de 30 puntos porcentuales de la candidata del Partido Morena, Claudia Sheinbaum, con el 59,4 por ciento contra la candidata de EEUU, Xóchiti Gálvez que apenas obtuvo el apoyo del 27,9 por ciento del electorado, con una diferencia de 31,5 por ciento a favor de Sheinbaum; soberana pela y aun así, gritaron fraude los oposicioncitas mexicanos, que diferencia puede haber con los apátridas supuestos venezolanos que nunca desde 1999, se han atrevido a reconocer como Presidente a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro por órdenes expresas de Washington…
Postscriptum: Continuo «sancionado» por la gerencia fascista del Banco Bicentenario, quienes desaparecieron la plataforma tecnológica del banco en un intento fallido de cambio tecnológico, ponen la plasta y el pésimo servicio se hace una realidad. Mantengo la esperanza, que ilumine a Nicolás y una gerencia cónsona con el servicio de calidad y eficiente llegue al Bicentenario, como lo soñó alguna vez Hugo Chávez y se regrese a una plataforma tecnológica inclusiva, integral y eficiente… El fascista Javier Milei, disertó el miércoles 06 en el Latam Economic Forum y lanzó advertencias e improperios contra las y los argentinos por igual, dijo: «Ya echamos a 25 mil estatales, vamos a despedir a 50 mil más». Y en tono amenazante a diputados y diputadas del parlamento argentino, les dijo: «Les voy a votar a todos, me importan tres carajos». Con el vaciado de la Administración Pública Argentina, el incremento del desempleo privado, el aumento de la indigencia y el hambre, muy poco espacio para la sobrevivencia está quedando en Argentina. Por eso, insistimos o el pueblo levanta su cabeza y lucha o perece. No serán necesarios hornos crematorios, al viejo estilo Hitler; el moderno estilo, consigue el mismo resultado con desempleo, hambruna y represión…