Nunca antes fue así.
Los cambios de la humanidad siempre han sido imposibles o difíciles de predecir hoy también pero lo nuevo a considerar es que hay amenazas de su final.
Muchos no quieren informarse.
Según un Estudio del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford el 39% de la población evita "con frecuencia" las noticias, algunos dicen por deprimentes.
El planeta se calienta la vida puede llegar a no soportarlo.
Casi nadie quiere asumir el costo enorme que tiene reducir la emisión de carbono.
Las armas nucleares si se disparan podrían terminar con la humanidad.
La población no tiene la capacidad ni el propósito de intervenir.
El modelo empresarial además conlleva otras formas de ir a una crisis que acerque a lo terminal.
El agotamiento o escasez grave de determinados recursos puede provocar una crisis global inmanejable de la economía.
Migraciones por sobrevivencia del sur pobre al norte o del norte rico a la naturaleza del sur pueden escalar a exterminios.
Los viajes internacionales de millones de personas hacen posible una pandemia que no tenga forma de control.
La inteligencia artificial podría ordenar acciones destructivas o desorganizadoras de los aparatos tecnológicos o de sus administradores.
Ideologías de odio pueden llevar a diezmar a miles de millones de personas.
El descenso del índice de fertilidad de algunos países puede llegar a ser una tendencia mundial y hacer desaparecer unidades de la estructura de población.
Todas esas situaciones provienen del sistema global dominante donde la naturaleza y los pueblos son gobernados por propietarios.
La única política hacia la seguridad de la vida es el cambio radical de civilización. La relación sustentable con la naturaleza.
Ir a un orden que tampoco se puede predecir si será para todos y perdurable hasta el fin del Sol.
Pero que hay que empezar a construir.