Verdad desde la racionalidad y la poesía

Presentación

El tema del presente artículo orbita en torno a la "verdad" (*). Tema complejo y amplio que ha hecho correr mucha tinta a lo largo del tiempo. En estas líneas se aborda una reflexión parcial de ella, a partir de un artículo, "Presencia de la verdad", del libro Claros del bosque (1) de la poeta-filósofo española María Zambrano. Estas líneas han sido escritas en el marco del seminario "Ensayo Filosófico" dictado en la U.C.V. El contenido del artículo es como sigue: 1. La razón occidental y también cristiana. 2. Poeta en el exilio. 3. La metáfora "claros del bosque". 4. Verdad y verdades en filosofía. 5. Presencia de la verdad desde la poesía. 6. A modo de posfacio.

1. La razón occidental y también cristiana

La razón ha sido el eje o centro de la filosofía en el mundo Occidental. Ella ha reinado en medio de una polémica filosófica en torno al ejercicio del pensar y sus diversas manifestaciones. Es un hecho, sin duda alguna, que a partir de la razón se ha erigido la civilización occidental, y que en su momento incorporó al cristianismo dándose con ello una especie de paradoja que condujo a los debates entre fe y razón.

La racionalidad no siempre fue el modelo que predominó en la historia del pensamiento humano. En el mundo antiguo, con Homero, fue la poesía la que ejercía el predominio en el pensar; modelo que llegó hasta la era de los presocráticos, quiénes fundaron la filosofía de la naturaleza con su pregunta: ¿De qué está hecho el mundo?

Este modelo del pensar cambia en la antigüedad clásica griega con la aparición de la razón. Fue el triunfo de Platón sobre Homero; fundándose así las condiciones para la erección de una otra civilización. La razón, pues, emerge en la Grecia Clásica y su recorrido histórico llega hasta hoy. Platón en la República destierra a los poetas. Consideraba que ellos atentaban contra la verdad; en consecuencia, provocan el caos siendo así una amenaza para la estabilidad de la República. Esta concepción es la triunfante, por tanto, la razón será el centro, el núcleo del modelo del saber que en su despliegue llega hasta la modernidad.

A pesar que la historia registra signos y manifestaciones diferentes al modelo racional del pensamiento, es en el siglo XIX donde resaltan y emergen nuevos enfoques, producto del cuestionamiento al que fue y es sometida la razón. En la modernidad otras perspectivas del que-hacer filosófico abrieron nuevas horizontes, aún cuando la razón sigue reinando en el ámbito del saber.

Autores modernos, desde perspectivas individuales, han intentado volver a unir filosofía y poesía. Es decir, comienzan a erigir una perspectiva filosófica que aborda el mundo, no sólo desde la razón, sino que incorporan la vida como experiencia integral humana.

Dentro de este enfoque se encuentra María Zambrano. En su obra, y de manera particular en Claros del Bosque busca conciliar la filosofía con antiguas formas de saber que han sido relegadas en la historia. Representan expresiones de la subjetividad individual y colectiva, que se distancian del modelo cartesiano del pensar. Para decirlo de otra manera, son formas más cercanas a la subjetividad de la vida que la poesía como vehículo recoge e interpreta.

Este trabajo muestra un aspecto de la reflexión de María Zambrano con relación al tema de la verdad en su peculiar vínculo entre filosofía y poesía.

2. Poeta en el exilio

Antes de entrar en la especificidad del tema, consideramos necesario dedicar unas líneas a la presentación de la autora.

María Zambrano fue una poeta, intelectual, filósofa y ensayista española. Su vida y obra estuvo marcada por el compromiso cívico (político) y el cultivo del pensamiento poético. A pesar de escribir una importante obra, su reconocimiento en España fue tardío. Se la reivindica tras su regreso del exilio, después de casi medio siglo de peregrinaje por América Latina y Europa.

Fue una adelantada discípula de Ortega y Gasset (1883-1955). Para 1932 contaba con 28 años y ya era independiente intelectualmente y de firmes convicciones políticas. Ese año participa en la creación de una plataforma política para la constitución de un partido, denominado Frente España. Dado el contexto y las confrontaciones políticas, la naciente organización deriva en tendencias fascistas. María Zambrano, dado su posición y liderazgo, disuelve la plataforma. Recordemos que estamos en la antesala de la guerra civil española del año 36. En la conflagración la autora tomó posición del lado de la República.

Como consecuencias del exilio iniciado en 1930, la autora recorre Francia, México, New York y la Habana. Vivió y dicto clases en Puerto Rico y la Habana. En México, para el año 1939, edita sus obras «Filosofía y Poesía» y «Pensamientos y Poesía en la vida española».

Para 1953 regresa a Europa. Inicialmente vive en Italia y luego en varios países del continente. Para 1984, cuando contaba con 74 años, María Zambrano regresa a España, la sociedad española había cambiado tras la muerte del dictador Francisco Franco. En ese último período de su vida es cuando España le reconoce como escritora con una importante obra que premia. María Zambrano muere en Madrid en 1991, contaba entonces 87 años..

3. La metáfora "claros del bosque".

El título del libro al cual pertenece el artículo que nos ocupa es una "metáfora" que utiliza la autora. Es oportuno comenzar nuestra reflexión desde este punto.

No es nada extraño conseguir en un texto de filosofía alguna metáfora, generalmente empleada para facilitar la comprensión de una idea compleja. Es clásica la del "motor inmóvil" empleada por Aristóteles para explicar la autonomía del movimiento.

El libro de María Zambrano, cuyo título es Claros del bosque no es otra cosa que una metáfora para explicar la complejidad del proceso de indagar en torno al pensamiento. Este mecanismo, como ya se ha indicado no es original de la autora; y lo particular del

hecho es que dos filósofos más empleen la misma metáfora en sus reflexiones; nos referimos a Ortega y Gasset y Heidegger.

El significado de la metáfora "claros del bosque", tiene diferentes perspectivas según lo emplean los filósofos citados. Pero antes de definir las particularidades de cada uno de ellos, consideremos, en primer lugar el sentido lato de la frase. "Claros del bosque" son aquellos pequeños espacios abiertos que se encuentran entre la espesura de un bosque, producidos por un fenómeno natural, como la caída de un árbol, por ejemplo; o por ser provocado por un evento artificial, como el producido por un incendio o tala, que deja una zona despejada de vegetación.

Con esta metáfora muestran los filósofos en cuestión, haciendo una analogía, la complejidad del proceso del pensamiento humano con la densidad y oscuridad de un bosque. El carácter impenetrable y denso del bosque representa el entendimiento humano. Las claras del bosque representan los puntos donde se ha llegado a posesionar la luz, donde hay posibilidad para la comprensión de un aspecto del conocimiento. La reflexión busca pues, encontrar las "claras del bosque" del pensamiento permitiendo romper lo inaccesible y posibilitar luz en la oscuridad del proceso de reflexión.

Un dato significativo es que una misma metáfora representa para cada filósofo una perspectiva de reflexión diferente. Así, pues, en Ortega y Gasset "la metáfora expresa la función de lo que se manifiesta, para dar cuenta de lo que no se manifiesta".

Heidegger nos dice: "En el centro del ente en totalidad existe un lugar abierto que es un claro. Pensado desde el ente es más existente que el ente. Este centro abierto no está circundado por el ente, sino que este centro claro rodea a todo ente como la nada, que apenas conocemos".

En Mari Zambrano la verdad parte de la interioridad humana, corresponde al descubrimiento que el hombre realiza de su propio ser, acontecimiento que sólo ocurre en el "claro del bosque".

Tenemos pues tres visiones no contradictorias en torno a la búsqueda de la verdad, tres filosofías, en su sentido general, que apuntan a un mismo horizonte y una misma metáfora particularizada en la especificidad de cada uno de ellos.

4. Verdad y verdades en filosofía.

La verdad es un tema presente entre los filósofos y en la historia de la filosofía. En torno a ella se han desplegados distintos ángulos en la comprensión de su significación, que van desde la verdad platónica, que la concibe como un concepto absoluto (idea), o la verdad religiosa, la cual es absoluta, invariable, perfecta e inalcanzable sin la mediación de Dios. Este carácter de lo absoluto se contrasta con el relativismo de los Sofistas, Protágoras plantea: "La verdad es la medida del hombre" En la modernidad emerge la verdad científica la cual pregona la objetividad pura como condición de verdad en una especie de absoluto secular. En la posmodernidad se proclama el fenómeno pos-verdad; es decir, la ausencia de verdad. Tenemos, pues, un complejo tema cuyas significaciones y períodos históricos desde donde hayan sido abordados nos conducen a diversos horizontes. Dilucidar tal categoría implica pues, una compleja tarea.

Nuestra autora aborda el tema en su libro Claros del bosque (1977), en el capítulo II, "El despertar", sección "Presencia de la verdad". Dado el carácter y complejidad de la temática, entendemos que no sólo la autora lo trata aquí, sino que es un tema que encontramos en toda su obra. Dado su carácter filosófico, el tema requiere ser abordado desde ángulos diversos. En el presente trabajo nos estamos refiriendo a un artículo específico, donde destaca un enfoque particular con un lenguaje poético, como parte de un todo que representa el libro al cual nos hemos referido.

Entendemos que su propósito al abordar la cuestión de la verdad, en su sentido general, no es con la pretensión de configurar, tal y como lo señala la experiencia histórica otra verdad, como podría plantearse en torno a la relación filosofía-poesía; es decir, una especie de verdad poética como sistema irracional del pensamiento. Entendemos que la pretensión de la autora es, dado su confrontación con la racionalidad, dimensionar su sentido desde la perspectiva de una lectura más cercana a la vida, cuestión que reflexiona y expresa desde el lenguaje de la poesía.

5. Presencia de la verdad desde la poesía

Para Platón, lo que conocemos, lo que se nos presenta como realidad, son copias imperfectas de ideas perfectas que están en el Demiurgo. Es decir, la realidad que percibimos no es otra cosa que copias de ideas; por consiguiente, en tanto que copia, es representación imperfecta de una idea perfecta.

En su sentido más general, en la historia de la filosofía concebimos la realidad (verdad) a partir de un proceso, cuyo material inicialmente nos lo proveen los datos de los sentidos; luego, "procesados" por la razón nos permite configurar y acceder a una imagen de la realidad, que dado el proceso de reflexión viene a constituir la representación más cercana a la cosa, objeto o verdad.

María Zambrano nos dice, en su artículo "Presencia de la verdad", lo siguiente:

"Cuando la realidad acomete al que despierta, la verdad con su simple presencia le asiste. Y si así no fuera, sin esta presencia originaria de la verdad, la realidad no podría ser soportada o no se presentaría al hombre con su carácter de realidad". (2)

Un sujeto que despierta se activa, cobra fisonomía; por tanto, cobra realidad interior que proyecta fuera de sí. Adviene entonces la verdad que en él se posesiona, que le asiste, que le afianza en su ser. Para la autora la verdad tiene que ver con el "despertar del sujeto", el cual es impactado por la realidad, dado su despertar ante el mundo. Este despertar nos remite al hombre y a su descubrimiento de sí.

Esta perspectiva filosófica, desde donde se sitúa la autora, nos pone en un horizonte de tipo existencialista y de introspección del hombre frente al mundo. En el planteamiento se manifiesta la influencia de su maestro Ortega, así como la perspectiva del existencialismo de Heidegger.

No hay, pues, como hemos dicho al principio, una perspectiva de establecer una "verdad poética", en contraposición con el racionalismo filosófico tradicional. Hay un abordaje de la realidad, de la verdad, que tiene como punto de partida el hombre y su lenguaje para expresarlo es la poesía.

La verdad, plantea la autora más adelante en su artículo, emerge en nosotros, podemos sentirlo y aún más presentirla. Es una especie de reiteración del nacer, del constituirse ser vivo. Este hecho representa esa verdad primera existencial, que transcurrido el tiempo pasa a ser olvidada al ser influido el sujeto por el ámbito de la ciencia y su verdad. La verdad ya no es producto de su interioridad, sino que pasa a estar condicionada por lo Otro que configura la realidad.

Sin embargo, el hecho de la posesión de la verdad primera no desaparece al tomar el sujeto la perspectiva de verdad de la ciencia. Este hecho llevara al iniciado a la "verdad interior" a preguntarse por ella., a reencontrarse con ella. En términos de la autora:"Va con ella y ella la sigue, sigue a la verdad que es lo que ella le pide".

6. A modo de posfacio

La reflexión de la filósofa en torno a la verdad no se agota en el artículo que hemos tomado de referencia para el presente trabajo; es más, es sólo una parte muy pequeña de un todo. Como se ha indicado, es una sección de un capítulo del libro Claros del bosque. Una lectura más amplia implica la relación del artículo con las otras partes del libro, cuestión que desbordaría los límites

del presente trabajo. Nuestra lectura ha consistido en evidenciar los elementos centrales de dicho artículo, ubicándolo en un marco general como corresponde a todo "tema grueso" de la filosofía,

Notas:

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(*) Para lectores interesados en temáticas similares pueden visitar el blog Hannah Arendt, Teoría Crítica, en la siguiente dirección: https://palabrasudamericana.blogspot.com

(1) María Zambrano. Claros del bosque. Editorial Seix Barral, S.A. Barcelona 1986.

(2) Op.cit. pág. 8



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Luis E. Villegas N.


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