Convivencia y seguridad ciudadana en Venezuela

Se entiende la seguridad ciudadana como una realidad múltiple como una concepción y practica personal e institucional. Ello, en el marco de la modernidad colonial anglo-norteamericana que, como determinantes socioculturales y políticos imponen ciertos patrones de comportamiento de mediana y larga duración, por lo que hay describir y comprender la amplia repercusión de los mismos en la contemporaneidad y actualidad, sobre todo en naciones como Venezuela, que procura reafirmar su soberanía y autodeterminación, lo cual viene a ser una lucha muy ardua dado que sus estructuras objetivas de la economía y la política en amplios sectores de la vida nacional y subjetivas de la cultura y los modos de relacionarse humanamente entre sí son de signo dependiente de tales centros más dinámicos, de los que busca imitar casi todo en las tradiciones y costumbres morales, del vestir o el comer, en particular por el sistema de mercado y la democracia liberal o representativa.

Por lo que subsiste una distorsión en los valores ético-morales y cívicos a lo interno del Estado-Nación con los modos de vida tradicionales echados a un lado cuando en realidad pueden ser la alternativa fundamental de salvación frente al globalismo y, por tanto, han introducido cambios en el relacionamiento hombre con la naturaleza y producción de bienes y servicios; siempre de forma fragmentaria y utilitarista, de donde se tiene que la "Doctrina del ser", en términos de Hegel, se ha puesto en duda y se requiere de una nueva hermenéutica de la actuación del sujeto humano en relación a sí mismo, con el otro y el ordenamiento social e institucional.

Las referidas hegemonías modernos han hecho emanar patrones mentales y modos de vida prestigiosos, tenidos como dignos de seguir globalmente en el ya largo tiempo que va desde mediados del siglo XX al presente siglo XXI. Así, si la convivencia, de por sí ardua con fines de alcanzar consensos básicos en Venezuela desde el siglos XIX y sometida de continuo a desafíos de orden teórico y práctico, se torna aún más desafiante en la actualidad del siglo XXI, tanto para el sujeto individual como para colectividad nacional tan entrecruzada de diversos posicionamientos adversos frente a la realidad e interpretación de lo que sea seguridad ciudadanía, un subproducto de los modos de hacer culturales, un intangible valioso entre los valores patrimoniales. Quien se detiene a pensar en estos aspectos en tiempos cuando empieza una justa electoral, mas allá de lo que ya ha el actual gobierno viene desarrollando.

La seguridad y paz representa un bien intangible necesario para el desarrollo de las actividades normales de la nación y en términos correlacionados requiere de una interpretación o hermenéutica porque aluden a "entes" no físicos o materiales, árbol, casa, montaña y paisaje, animales u hombres, aunque también es un hecho físico como por ejemplo estar seguro en la calle o casas particulares, lugares de trabajo, entre otros, n o tener el temor de ser agredido y también al resguardo de lo que hoy se suele llamar activos patrimoniales, capital intelectual o simbólico-culturales; como por ejemplo, los valores cívico-morales y, por su parte, la hermenéutica es forma de "ver" e interpretar algo, lo existente en la naturaleza como cosa dada o asuntos de índole conceptual-procedimental; por ejemplo, la verdad, que es adecuación entre el hecho factual o fenómeno pragmático y la imagen mental del mismo, la construcción que se haga, la interpretación de acuerdo a patrones culturales. Aunque existen varias interpretaciones, como la de Vattimo, citado por la seguridad Ferrater Mora (2004): para quien:

La hermenéutica (del griego hermeneutike, interpretación) ha llegado a constituirse en una de las corrientes filosóficas contemporáneas más importantes. Vattimo se refiere a ella como la nueva koiné, "movimiento filosófico de límites inciertos". Aunque esta filosofía tiene antecedentes diversos y lejanos, ha sido Martín Heidegger quien le ha dado la orientación contemporánea. Gadamer, con su obra Verdad y Método (1960), se dice que ha "urbanizado" a Heidegger y ha dado formalmente comienzo a la "rilosofía hermenéutica".

El filósofo italiano, Gianni Vattimo (1936), uno de los continuadores de esta corriente, ha relacionado la hermenéutica -además de Heidegger- con Nietzsche, constituyéndola en una hermenéutica nihilista, en la filosofía de la posmodernidad. Vattimo es hoy uno de los filósofos europeos más prestigiados, por su intento hermenéutico de superación de la metafísica, como por las consecuencias que extrae de dicha superación en distintos ámbitos de la cultura. Quizá la idea central de Vattimo sobre "la verdad" es no hacerla desde un sujeto ahistórico y sin tradición, así como abandonar la idea de hacer referencia a un objeto contrapuesto a este sujeto autotransparente cartesiano. La verdad no "describe" nada, como pretende toda concepción metafísica de la verdad. Sobre la ontología hermenéutica y la verdad hermenéutica, Vattimo constituye el llamado "pensamiento débil", desprovisto de toda pretensión fundamentalista y de toda pretensión arrogante.

También es la imagen, la representación o imaginario social de algo decantado de la interacción hombre-hombre, naturaleza y cultura que convergen en lo real o lo imaginado delimitada en conceptos como pre-óntico, que es la descripción intramundana, factual o material y lo ontológico como totalidad de la naturaleza y la convergencia de lo real, sostiene Ferrater-Mora (2004), que serían los casos de la Teología, Cosmología, Psicología Racional en las dimensiones a priori del espacio-tiempo; en este caso, el ente intramundano es la multi-dimensión de la seguridad ciudadana en las geografía venezolana y latinoamericana-caribeña en la época contemporánea y actual, todo lo cual delimita el asunto a disertar.

Así, cuando se aborda la seguridad ciudadana, en tanto que ente social e institucional en sociedades sometidas a vectores culturales foráneos de fuerte impacto, las esferas regionales y locales en lo continental y nacional afectan la identidad. E introducen una diferencia importante respecto a las dinámicas de las metrópolis anglo-norteamericanas, pero, a su vez, aluden a una cierta genealogía o evolución continua, llegando a ser una entidad que se duplica o reproduce en el contexto social dado. Así, se tiene que la seguridad ciudadana como una realidad múltiple o pluridimensional posee un fundamento estático o concepto fijado, una ontología y una dinámica específica, que es la interpretación, comprensión y práctica de la misma en el tiempo y el espacio, cuyo núcleo básico de forma autopoyético se va modificando de manera recursiva.

Así, la seguridad ciudadana como fenómeno dialéctico siendo un mismo concepto en apariencia en 1936 que en 2023, la comprensión y práctica de la misma difiere, porque depende de factores diferenciados, referidos a una concepción pre-óntica no unívoca o ser propiamente ontológica, que por analogía son aspectos teórico-conceptuales con atributos necesarios a la realización de la convivencia, que es una práctica ciudadana intrínseca a la vida en comunidad en todos los tiempos.

Por su parte, desde el punto de vista hermenéutico, la noción de seguridad ciudadana como realidad multidimensional, quiere decir también que representa una intuición sensible. O un imaginario y representación que, como tal, conduce a actuar de una determinada manera, llegando a ser una unidad dinámica que mueve a individuos y colectividades a actuar en una dirección o en otra, práctica o pragmática, inmediatista o trascendental; ya que conviene recordar que existen, de acuerdo con Ferrater-Mora (ob cit) tres tipos de óntica: trascendental, centradas en las entidades y en la óntica simple, ya que se trata de establecer una "verdad óntica", o sea, establecer una proposición de la realidad a partir de sus fundamentos, que es la prioridad de la naturaleza del ente del que se predica al describir la fenomenología de éste. En el caso de la seguridad ciudadana, se trata de describir el comportamiento concreto de ciertos actores sociales en determinados contextos.

Por su parte, Navarro-Cordón (2004) señala que:

Es sobre el fondo de la nueva ontología hermenéutica donde querría asentar mis análisis de la 'referencia' de los enunciados metafóricos y de las intrigas narrativas» {TA, 34).

Al respecto, se puede señalar lo que un autor, Acevedo Guerra, J (1999) dice de Heidegger en su obra Ontología y hermenéutica de la facticidad:

La hermenéutica de Heidegger tendría por tarea primordial despertamos desde el estado somnolente y sonambúlico inherente a nuestra cotidianidad mediana, regular. En cualquier caso, queda establecido con nitidez que la vida misma es el instrumento de la interpretación, de la hermenéutica, planteamiento asumido, con diversos matices diferenciales, por Ortega, Paul Ricoeur y Hans-Georg Gadamer (p. 2).

Así como los desafíos actuales que plantea esa situación, cuando se necesita la creación de una nueva convivencialidad, donde la "observación" es de tipo expos-facto y los atributos del fenómeno de estudio se valoran desde la axiología de la ética material, ya que se hace un análisis sustancial de conceptos y sus características, así como se recurre a la semántica y elementos lingüísticos con lógica de sentido. En consecuencia, se trata de un ensayo de aproximación a un hecho social que ha sido recogido en documentos a los que accede a través de fuentes electrónicas de suficiente confiabilidad y validez.

Una investigación como la presente, centrada en la ontología y la hermenéutica de un fenómeno como la seguridad ciudadana definida como realidad multidimensional, se debe realizar como una aproximación tanto al concepto como a la polaridad o sinónimo y antónimo de un ente antropológico individual, como colectivo en el marco de la convivencialidad institucional en tanto que "conciencia intencional". Siguiendo un texto de Alvarado y otros (2014) se tiene que:

Como apuesta epistémica logra dar cuenta de una forma particular de producir conocimiento sobre una realidad concreta, esto es como un ente de regularidades, suponiendo una idea de orden y estabilidad del mundo, la seguridad ciudadana es orden y paz. Por eso Arendt "le da forma a un pensamiento, funda un sistema teórico que se distancia de la perspectiva deductiva del conocer basada en la consecución de resultados, así establece distinciones entre el pensar, el conocer, la consciencia, el sentido y la verdad" (Botero, 2005 -(2000)-: 125).

Lo anterior, nos muestra el camino para encontrar los intersticios desde donde es posible encontrar modos de enunciación y comprensión de la vida individual y colectiva mediadas por la seguridad, ruta que nos lleve a nuevas oportunidades de producción de la existencia, producir la vida buena y no la muerte (p. 13).

Al respecto, sostiene Ferrater-Mora (ob cit) que ello se puede realizar sobre cualquier objeto de deliberación a cuya interpretación se asignan determinadas lógicas de sentido, además de describir cierta "conciencia intencional" a la que se le atribuyen algunas dimensiones presentes en la realidad-objeto de meditación, como parte de una "ontología desde afuera"; de tal manera que la ontología es, en términos aristotélicos, "Filosofía primera" en tanto "ser en toda su generalidad independiente de qué clase de ser se trate" y del cual dependen otros entes subordinados (p. 2622, K-P).

En el caso particular de la ontología y hermenéutica de la multidimensionalidad de la seguridad ciudadana, se ubica en la metafísica general, posiblemente, en tanto que entidad común a las ciencias sociales, con especial referencia a las ciencias de la conducta y policiales, sociología, psicología clínica, psicología social, historia, antropología cultural, entre otras, cuyos objetos de estudio son los seres humanos en determinados contextos y que discurren sobre sobre símbolos, signos y lógicas de sentido u otros aspectos o géneros de objetos sobrepuestos a la realidad tangible o simbólicos, a los que se pretende abordar a partir de sus esencias. Al respecto, acota que:

La idea de Heidegger parece clara. Pero ¿será posible hacer temática y filosófica esa experiencia global y primera? Heidegger cree que sí; y que el camino para ello es la fenomenología. No la fenomenología de Husserl, sino una fenomenología hermenéutica. Fue sobre todo en discusión con Husserl como se fue perfilando la fenomenología hermenéutica de Heidegger. Un concepto fundamental en la fenomenología de Husserl es el de vivencia (Erlebnis). Heidegger cree que Husserl considera las vivencias como objetivas, como objetos; y que así destruye su carácter de vivencias. Según Heidegger, no han de entenderse las vivencias ni como objetos, ni como hechos objetivos ante un sujeto.

Por tanto, la ontología investiga aquello en lo cual consisten los entes y el ser en sí, el ser en cuanto es y no como debería ser, en este caso: la seguridad ciudadana como parte de una ciencia social que involucra aspectos multifacéticos, como la deontología profesional vinculada al funcionario como ente antropólogo y la ética normativa social y política que perfila el ejercicio de la ciudadanía y trata de cosas como deberían ser, además de establecer códigos y normas de convivencia, así como su ejercicio práctico; de tal suerte que se trata de observar en su contexto el ser formal y material en su función raigal, con identidad y pertenencia.

Asimismo, la seguridad ciudadana como fenómeno social supone atravesar simbólicamente las posibilidades y límites de la interpretación de sí mismo como sujeto cognoscente y practicante de un modo de ser, un fenómeno en el que se centra su indagación, en tanto que parte de un proceso dinámico donde se involucra la alteridad. O reconocimiento del otro y de lo otro, dialécticamente, donde existe una tesis, antítesis y nuevas tesis, en un proceso recursivo. En otras palabras, la comprensión del ser personal en el contexto comunitario empoderado por su sentido de ciudadanía, que implica corresponsabilidad, como quien comprende que, en cuanto tal, constituye un ente que se realiza con los otros y no en la soledad de una gruta, por más agradable que ésta sea.

Sin esa noción de hermenéutica no hay posibilidad de convivencia avanzada, consecuencia de consensos básicos, como sostiene Adela Cortina en su obra Ética y ciudadanía, en lo personal y colectivo o institucional y por referencia a los enunciados de persona, ciudadanía y seguridad en el marco de sociedades democráticas; lo contrario sería la negación y la no comprensión de quien se es, como parte de la estructura ontológica del ser en comunidad; pues, no se ha fundamentado en supuestos reales, sino en ficciones, ya que la experiencia de lo real en el otro y con el otro es parte fundamental de los entes, porque el ser humano es siempre un ser en relación con otros.

Referencias

Acevedo-Guerra, J. (1999). Prólogo a la obra de Martín Heidegger Ontología y hermenéutica de la facticidad. Alinaza Editorial. Madrid.

Alvarado, V y otros, (2914). La hermenéutica ontológica política o hermenética perfomativa. Documernto en línea, disponible en https://www.scielo.org

Berciano-Villaverde, M (2013). Fenomenología hermenéutica y ontología en Martin Heidegger. Documento en línea. Disponible en https://ww.repositoriomurcia. Es-

Ferrater-Mora, J. (2004). Diccionario de Filosofía, Tomo I; II; III Y IV. Editorial Ariel. Barcelona. España.

Navarro-Cordón, J. M. (2004). Sentido y estatuto de la ontología hermenéutica. Documento en línea, disponible en https://repositorio.uam.es › bitstream › handle

 




 



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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