Los actos terroristas de ayer, tenemos que llevarlos con sangre fría, como dice el presidente Maduro. Nosotros, por nuestra parte, para nada alterarnos, para nada angustiarnos y mucho menos desbocarnos. Ellos, los de la ultra-derecha, llevan 25 años cociéndose en su propia salsa, y nuestra estrategia debe ser jamás sacarlos de ese bullente caldero. Por el contrario, debemos meterle más fuego, montañas de leña, para que se mantengan en máxima voracidad sus llamas, y ellos metidos allí retorciéndose en sus limitaciones, amarguras y odios infinitos.

OBSERVEN cómo a través de María Corina, Elon Musk nos ha colocado en el centro del debate en Occidente. Los poderosos medios reportan: "El presidente venezolano Nicolás Maduro y el multimillonario dueño de X, Elon Musk tuvieron un encontronazo público en la red social tras los polémicos resultados de las elecciones de Venezuela, donde Maduro se declaró ganador ante el rechazo de la oposición. El presidente venezolano Nicolás Maduro se ha sumado a la creciente lista de mandatarios internacionales con quienes el multimillonario Elon Musk se ha enfrascado en una disputa. Después de que se dieron a conocer los resultados de las elecciones presidenciales de Venezuela, en las que tanto Maduro como sus opositores se declararon ganadores, el propietario de X utilizó la red social para acusar al autoproclamado líder socialista de un "gran fraude electoral". "Vergüenza para el dictador Maduro", dijo Musk el lunes. En respuesta a esos comentarios, Maduro arremetió contra Musk y afirmó que era un "archienemigo de la paz de Venezuela".

Nunca olvidemos que cuando José Vicente Rangel, siendo ministro de la Defensa de Chávez sugirió que ya era hora de actuar con la fuerza en Plaza Altamira, la respuesta genial, profunda y neta del Comandante fue: "-No señor, hay que dejarlos que sigan cociéndose en su propia salsa". De eso fue testigo el Presidente Maduro, y por eso no se equivocó al nunca poner preso a Guaidó, dejarlo desvariar en sus imbecilidades, convertirlo en el peón del Grupo de Lima y en el héroe de Trump.

El principio ACCIÓN Y REACCIÓN es fundamental en todo proceso revolucionario. Y el arte de la verdadera política es saberla aplicar, ahí está la Ley de Newton, que en política, es como un principio fundamental para saber cohesionar nuestras fuerzas revolucionarias. Tras María Corina se encuentra el grueso de todos los reductos enemigos nuestros. Detrás de ella están todas las fuerzas negativas y cretinas, los débiles y tránsfugas, los quejosos, los eternos deprimidos mentales, los confusos y sin destino, los que no responden a ideales afincados en nuestros valores históricos. Todo un tráfago de desperdicios en el que se mezcla el miedo y esclavismo, pretensiones ridículas de clase con pedigrí, complejos y aspiraciones cursimente "estéticas", inducidas desde las redes.

Nuestra mejor arma es esa enorme congestión de María Corina, su histeria, amargura, su rabia e impotencia. Ese prepotente desvarío suyo, pretendiendo sostener a un ser cruelmente deteriorado como Edmundo y manejarlo de manera tan humillante, para decir AL MUNDO sin el menor reparo, que ha GANADO con un 73%. Esa afirmación es extraordinaria para nosotros. Ya el hecho mismo de haber escogido como candidato a ese ser tan nulo, apagado y si capacidad alguna de decidir nada por sí mismo, revela toda sus intenciones funestas y el fin perverso, estrafalario y dislocado de su mente. Y eso debe saber explotarse muy bien, para que el mundo lo vea, y nosotros nos unamos y nos fortalezcamos en nuestros principios, objetivos y acciones. De modo que, realmente, la necesitamos como una fuerza propulsora, reactiva y a la vez cohesionadora de nuestra revolución. Claro, a la vez, sabiendo llevar muy bien nuestras posiciones, con carácter y decidida voluntad de triunfar, de vencer, como lo está haciendo nuestro Presidente Maduro

Insistimos: Nunca olvidemos a Chávez cuando recordaba a Lenin y nos decía que a la revolución siempre le hace falta el látigo de la reacción. María Corina, como "política" no vale ni medio, pero en los actuales momentos es la última arma que le queda a los gringos para activar los elementos desestabilizadores y terroristas en Venezuela, y a la vez para nosotros mantenernos siempre activos, siempre organizados y alertas.

Todo esto hay que verlo claramente, y saberle sacar el mayor provecho. Véase que cuando Bolívar venció a los godos y desapareció esa fuerza cohesionadora de nuestras luchas, se produjo esa horrible fractura que acabó con la Gran Colombia. Entonces dentro de nosotros apareció Santander que era la fuerza soterrada de los mismos realistas, y que no supimos ver con claridad, y que a la postre nos devolvió a las viejas cadenas, monopolizadas entonces por las fuerzas oligarcas. Hay, por tanto, que saber definir en todo momento quién es el verdadero enemigo y hacia allá concentrar nuestras batallas con precisión y grandes movilizaciones populares.