Dados los antecedentes, vamos a terminar pensando que resulta pavoso convocar elecciones un día 28. Y no precisamente por los electores venezolanos que de nuevo, y como es costumbre, mostraron una actitud cívica, una voluntad democrática que en los días electorales viene de antaño. Debemos felicitarnos por nuestro comportamiento. Lo que otra vez ha fallado un 28 es el ente comicial. En aquella oportunidad ni pudo organizarlas oportunamente, en esta todavía desconocemos a ciencia cierta lo acontecido. Un ataque cibernético desde Macedonia del Norte, dijeron algunos. Pero esperamos de un organismo público más que una teoría de la conspiración, esperamos que logre demostrar lo acontecido, esperamos una actitud científico-técnica. Que nos convenza mostrando las pruebas de lo ocurrido.
Y es que la legitimidad de los modernos sistemas políticos descansa, para decirlo con Max Weber, en el respeto a un orden racional-legal, al sometimiento de todos a un orden jurídico escrito en leyes, reglamentos y normativas que han surgido por acuerdo social. En otros tiempos, u hoy en otros lugares, las autoridades se legitiman bajo principios teocráticos o carismáticos, pero no es el caso de nuestra Venezuela. Según nuestro marco jurídico, el pasado 28 de julio asistimos a votar por el próximo presidente de la República. Pero al día de hoy, viernes 2 de agosto, muchos electores, que tuvieron durante el proceso un comportamiento ejemplar, conservan sombras de duda sobre el resultado que ofreció el CNE, cuestión grave de cara a la legitimidad. El CNE no ha realizado las auditorías de rigor ni publicado los resultados con sus respectivos soportes según manda la ley. Por todo ello, ha surgido un malestar en muchos sectores del país y también en otros allende nuestras fronteras.
Urge despejar las dudas, publicar los resultados con sus actas mesa por mesa, auditarlos y verificarlos debidamente en conjunto con los actores políticos que asistieron a la contienda y los ciudadanos que formamos parte del colectivo nacional. Esto nos conviene a todos de cara a la paz que tiene que reinar entre nosotros, y no creo que se requiera aquí mayor justificación. En este punto han surgido diferentes propuestas. Una de ellas nace del Presidente Petro. Afirma que Colombia se preocupa por lo que acontece en Venezuela, y no puede ser para menos pues cualquier cosa que acontezca aquí afecta allá, y viceversa. Desea el presidente que el proceso de escrutinio termine en paz y de forma transparente para todos los afectados e interesados. Propone someter el escrutinio de conteo de actas y votos a una veeduría nacional que incluya a los diversos actores políticos y también a una veeduría internacional profesional y neutral.
Esta propuesta puntual de Petro tiene los elementos necesarios para sembrar confianza en los resultados que se obtengan. Pienso que la oferta de Petro se puede ampliar con otras que han llegado, entre ellas la que ha publicado en este portal de Aporrea Javier Biardeau ayer jueves bajo el título "La verificación y el escrutinio ciudadano puede resolver esto". Apela Biardeau al espíritu y letra constitucional, a la naturaleza participativa y protagónica que se quiere de nuestra democracia para lograr un amplio escrutinio. Propone que el PSUV ponga en internet la copia de sus actas, algo que ya había propuesto también Mari Pili Hernández en su programa de radio durante la semana. Así se permitiría realizar un cotejo con las actas que ha publicado la oposición en la red, lo que se conjugaría con la verificación ciudadana. En esta dirección sostiene que metodológicamente las universidades públicas y autónomas pueden ofrecer su experticia técnica en esta materia. Seguramente hay otras instituciones en el país que también pueden cooperar en esta tarea.
La propuesta de Petro en articulación con otras como la de Biardeau pueden ofrecer una solución de amplio horizonte si hay la voluntad política sincera y noble de salir del peligroso impasse en que nos encontramos. Probablemente para que aflore esta voluntad Petro completa su propuesta con otra no menos importante, una que ya asomó junto con Lula hace unas semanas, a saber, que se celebre un acuerdo para garantizar al perdedor de la elección su supervivencia, que no será perseguido por gástricos deseos de venganza. Entiendo que los gobiernos de Colombia, Brasil y México han comenzado a actuar en conjunto esta semana y ya ayer ofrecieron un primer comunicado. Todo parece indicar que quieren facilitar ese acuerdo del que habla Petro, acuerdo sería el marco bajo el que se realice la auditoría y conteo amplio señalado. Se trata de una propuesta valiosa por la que vale la pena apostar con todas las fuerzas. La democracia es ampliar la comunicación sin ruidos a todos decía George Herbert Mead, tesis que retomó Habermas. Entiendo también que el concepto de socialismo es la realización de este tipo de democracia real.