La añorada bonanza de la caficultura mundial

Quien resida en pueblos cafeteros o aún en las ciudades habrá escuchado contar las historias de los abuelos o tios-abuelos que contaban de sus años de juventud rodeado de cafetales y amigos que laboraban en las hoy desaparecidas haciendas cafeteras que significaban una estabilidad laboral e ingresos economicos sufivientes para ellos y sus familias.

Detrás de la actividad agroproductiva cafetera siempre fluyó un caudal de recursos económicos que motivaban y auspiciaban esta modalidad de producción.

Aquellos incentivos iban relacionados con la inmigración de extranjeros que asentándose en nuevos territorios venían a convertirse en los nuevos productores de cafe; y en ello se recuerdan a los primeros inmigrantes italianos en Venezuela durante los años de Gobierno del Presidente Antonio Guzman Blanco (1870-1877 o el Septenio; 1879-1884 o el Quinquenio y 1886-1888 o el Bienio).

La misma dinámica pudo darse en Brasil, en Costa Rica y, probablemente, en otros países cafeteros de América Latina.

Pero también aquel flujo de recursos estaba orientado al suministro de equipamientos o herramientas necesarias para el proceso agroproductivo del café, que en muchos casos estaba fomentado por casas comerciales alemanas (como La Casa Blomh entre otras) o inglesas (como la H. L. Boulton en Venezuela) y que en países como Venezuela llegaron hasta la construcción de empresas ferrocarrileras (Gran Ferrocarril Inglés, Gran Ferrocarril del Tachira entre otras).

Tal comportamiento también se llevó a efecto en muchos países cafeteros de la América Central y del Sur.

De manera que, aquellos factores de motivación y estímulo para la producción cafetera fluían por una sencilla razón y era por la rentabilidad que ofrecía invertir en haciendas de café.

Los excelentes precios internacionales que en buena medida si llegaban hasta el productor primario o caficultor rentabilizaban el proceso de producción de café.

Más allá de las épocas o periodos de bajos precios internacionales del café la actividad seguía siendo rentable.

Ahora bien, aquella bonanza cafetera se mantuvo hasta mediados de los años veinte y en Venezuela termina de eliminarse, luego del auge petrolero que hizo menos competitiva las exportaciones agrícolas venezolanas; así como tambien incrementó el valor de la mano de obra agrícola.

En definitiva, la rentabilidad económica es el principal motor que impulsa el crecimiento y el desarrollo del sector agrícola y ello incluye al sector cafetero.

La rentabilidad del café en el pasado, y la bonanza de la cual comentamos, se interpreta por precios ínternacionales que hoy serian equivalentes a 680 dolares (seiscientos ochenta) para un quintal de café alcanzados en el año 1863; ó por los 820 (ochocientos veinte) dólares cotizados por un quintal de café para el año 1954; o por los insolitos precios de 1000 (mil) dólares cancelados por un quintal de cafe para el año 1975.

Algunos estudiosos y conocedores de la economía cafetera han realizado estudios sobre los precios de un quintal de café desde los años 1820 hasta el año 2021 y el precio promedio de un quintal de café se ubica en un 300 dólares por cada quintal de café.

De manera que, un precio internacional como el actual de 260 dólares y, peor aún, un precio de 160 dólares (que es el precio actual cancelado a un caficultor venezolano; con tendencia a la baja) no puede considerarse como un precio bueno para el caficultor; si lo comparamos con cifras promedios que en los siglos pasados alcanzaron valores de ochocientos y mil dólares para un quintal de café.

Los caficultores del.mundo necesitan que se les garantice un precio medianamente rentable, sobretodo en épocas de éste relativo buen precio internacional (del año 2024).

La reflexión final es para quienes representan a los productores de café en reuniones y eventos junto con los representantes de los Ministerio de Agricultura en cada país productor de café en América Latina.

Algo distinto es urgente realizar.

Lo primero es estar bien informado, bien asesorado y concientizarse del cambio de aptitud que debe abordarse y motivar el crecimiento y desarrollo sostenible del sub sector del café.

Quienes somos caficultores así lo deseamos.

(Nota final: En algún momento escribiremos sobre el fenecido "Pacto mundial cafetero", y las graves repercusiones sociales y económicas; puesto que tambien guarda relación con la hoy desaparecida rentabilidad del café).

Ing. MSc. Freddy Colmenárez-Betancourt / 11.585.479 / Caficultor desde hace 25 años / Ex Investigador para el cultivo del café del INIA /fantonicbc@gmail.com /

Sanare, Lara, Venezuela 26 de Septiembre de 2024.



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Freddy Colmenárez Betancourt

Caficultor desde hace 25 años / Ex Investigador para el cultivo del café en el INIA

 fantonicbc@gmail.com

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