La oposición venezolana es neofascista. Los argumentos que esgrime para justificar la obstrucción sistemática de la Asamblea Nacional demuestran su apego al modelo corporativista, el mismo que fue desarrollado por los fascistas italianos a partir de 1920 para convertir en órganos del Estado las "agrupaciones de personas de una misma profesión, que se reúnen en torno a la defensa de intereses particulares, los de su oficio, para lo cual reconocen un sistema de normas que garantiza la reproducción de los estatutos o roles interno" (Gramsci).
El brillante intelectual estadounidense, Noam Chomsky (1994), describe el fascismo como el sistema donde el Estado integra la mano de obra y el capital bajo el control de una estructura vertical corporativa donde el poder reside en la mano de los banqueros, inversionistas y empresarios. Para Chomsky, cualquier forma de poder concentrado no desea ser sujeto del control democrático popular, así como tampoco a la disciplina del mercado, por lo que sectores poderosos y ricos se oponen naturalmente al funcionamiento de la democracia, así como se oponen al funcionamiento del mercado. En este sistema "neofascista", el pueblo es espectador y no participante de las políticas publicas, y solo debe pronunciarse periódicamente para ratificar las decisiones que se toman en la cúpula política y empresarial al seleccionar a los representantes del sector dominante. Es por ello que Chomsky no encuentra diferencias entre el "nuevo orden internacional" y el "neue Ordnung" de Hitler o el "ordine nuovo" de Mussolini, sistemas que se caracterizaron por la "conglomeración de gobierno y grandes corporaciones, así como por la dirección del estado en la economía que define el fascismo", lo cual explica las alianzas que realizó Hitler con la clase industrial de Alemania que protegió y favoreció en todo momento. (García Danglades, "Neofascismo" La BitBlioteca, 2002)
Ante el avasallante paso autoritario del neofascismo en el escenario internacional, el escritor mexicano Octavio Rodríguez Araujo señala en su estupendo articulo "De lo público y lo privado" (La Jornada, 5 de Junio de 2003) la "suerte de fundamentalismo individual que se quiere imponer a las leyes, acuerdos y tratados existentes... el dominio de lo privado sobre lo público, puesto que la religión o la ideología son asumidas individualmente, de manera voluntaria y sólo significan mandato (en lo privado) para quienes las aceptan. Las leyes de un país, y sobre todo una Constitución, son de observancia general para un ciudadano común y también para un obispo o un presidente..." Ante este escenario totalitario, Rodríguez Araujo se pregunta si no estaremos mas bien "en presencia de un deterioro de lo público que podría conducir a su crisis... como regresar a la ley de la selva, donde cada quien imponía su dominio a los demás por el simple ejercicio de su voluntad..."
Sin embargo, este "fundamentalismo individual" del que habla Rodríguez Araujo no contradice necesariamente al sistema político-jurídico del Estado, si este esta concebido bajo parámetros neofascistas que permita supeditar lo publico a lo privado.
La "democracia liberal" estadounidense, por ejemplo, no acepta que un régimen que elija los cargos gubernamentales mediante un proceso electoral de resultados impredecibles, sea condición suficiente para la democracia (Przerowski); y en este sentido, ha tomado previsiones para que "las masas irracionales y desatadas" respeten los derechos liberales y proteger a los individuos de la "tiranía de las mayorías", estableciendo "la mayoría limitada" como principio democrático. (Juan Linz, 1998)
En 1857, la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos ordenó el retorno de Dred Scott a su "dueño", porque "nunca había dejado de ser esclavo", a pesar de residir en un Estado que ya había abolido la esclavitud. Esta decisión se basó en que el principio al derecho de la "propiedad privada" debía privar sobre los derechos colectivos de un grupo de ciudadanos, en este caso el derecho de los negros a ser libres. (Zett, 2000) Lo mismo sucedió recientemente, durante la batalla legal por la presidencia de Estados Unidos, cuando la Corte Suprema de Justicia sentenció de manera "unánime" - 5 votos republicanos contra 4 demócratas - a favor del entonces candidato Bush, obviando las irregularidades ocurridas en los barrios de negros y latinos mas pobres de Florida que impidió contabilizar el voto de mas de 15 mil electores; y como el conteo manual no tenía reglas "uniformes", se habría violado el derecho individual del actual presidente estadounidense. Es decir, la corte determinó que el derecho individual de Bush privaba sobre el derecho colectivo de un grupo de ciudadanos a ejercer su derecho al voto.
En Venezuela, el neocorporativismo surgió a través del sistema político-jurídico que estableció el puntofijismo, y que degeneró en una red de negociaciones cogolléricas entre las agrupaciones políticas del bipartidismo, grandes empresarios y sindicaleros corruptos que filtraban la transmisión de requerimientos de la sociedad subordinando el interés público a sus propios intereses. Este modelo neofascista esta siendo enfrentado por un proyecto alternativo, bolivariano y progresista, que bajo el liderazgo del presidente Chávez, persigue "establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural." (Preámbulo de la Constitución Nacional)
En este contexto, el fracaso de la oposición al pretender mantener la Mesa de Negociación y Acuerdos como una especia de institución supra-constitucional para el debate político que garantizara la reproducción del modelo neofascista, ha permitido que los temas de interés nacional pasen a su escenario natural y legitimo, la Asamblea Nacional, donde la oposición no tiene mayoría y le dificulta enormemente lograr consenso entre la multitud de intereses partidistas que componen su mal-llamada "unidad."
Antonio Guillermo García Danglades
(*) Internacionalista
agd1967@yahoo.com
Junio 11, 2002